Shôko: fusión oriental, cócteles exóticos y espíritu de discoteca a pie de playa
El famoso club y restaurante del Paseo Marítimo de Barcelona renueva su propuesta gastro con un cruce entre las cocinas orientales, peruanas y mediterráneas

Shôko propone una fusión de las cocinas nikkei, japonesa y mediterránea. Foto: Shôko Barcelona.
Los clubes nocturnos del Paseo Marítimo de Barcelona gozan de buena salud. Los intentos de la anterior gestión municipal quedaron en nada, y los locales que combinan los conceptos de restaurante con discoteca seguirán adelante sin fecha de caducidad. Entre ellos, destaca Shôko, que por varias razones ha sido elegido como 7º mejor club del mundo por los Golden Moon Awards 2024 (y lógicamente, como el primero de Cataluña y Barcelona).
Este local, que ya superó los 20 años de vida, cuenta con dos espacios según el horario y el espíritu de diversión que se tenga. Un sector es discoteca, con sus sillones de formas curvas, sus espacios vip y sus barras; que calienta los motores desde la medianoche. En la parte delantera, en la terraza cerrada y a pasos de la playa, está el restaurante, con una amplia capacidad que, sobre todo los fines de semana, suele estar atiborrada (por lo que la reservas son muy recomendadas).
Una carta a tres bandas
La carta de Shôko fue creada por el chef Paolo d’Angelo, que hace una combinación a tres bandas: la fusión nikkei de su Perú natal con platos de raíces japonesas y preparaciones mediterráneas; con la base en ingredientes locales, de agricultores del Baix Llobregat o de las paradas de Mercabarna. Otro capítulo es el tema de las bebidas, sobre todo de los cócteles, al cual ya llegaremos.
Shôko fue elegido entre los diez mejores clubes nocturnos del mundo en 2024
Esto queda reflejado en la carta: los capítulos de entrantes y platos para compartir se centra en preparaciones mediterráneas, mientras que la larga lista de sushis son un pasaporte a la cocina japonesa. En cuanto a los principales, es un mix entre culturas gastronómicas, que es rematado con las propuestas de arroces y paellas.
Entrantes de aires mediterráneos
Vamos por partes. Para el picoteo inicial nos ofrecieron un ceviche de corvina (bien ahí el toque peruano), elaborado con dos tipos de maíz, leche de tigre y diferentes vegetales; y un pan rústico de masa madre con una sabrosa mantequilla de hierbas (como cilantro y perejil).
Buen inicio, en un apartado donde se pueden elegir entrantes como las ostras de Normandía, el pulpo a la gallega, las gyozas (de pollo o verdura), los calamares a la andaluza, el carpaccio de gamba roja y caviar, la tempura de langostinos o la flor de alcachofa.
Paseo por el universo de los sushis
El salto a la cocina oriental fue de la mano de los uramakis de beef roll con foie y trufa (con tartar de ternera, espárrago y crujiente de cebolla) y los Shôko roll, que son uramakis de tartar de salmón e ikura. Buenas texturas, preparaciones correctas.
Aquí se despliega una extensa variedad de sushis, entre rolls, uramakis, tempuras y sashimis y niguiris, con ingredientes como atún rojo, salmón, lubina, gambas y langostinos con añadidos como alga nori, mango, pepino o aguacate; que se puede presentar en dos, ocho o doce unidades, como para ir regulando el apetito.
Principales y arroces
Si se va a optar por algún principal, mejor pedir un par de bandejas de hasta ocho piezas para no llenarse. Esa fue nuestra idea, porque le teníamos ganas al rodaballo con risotto de setas y gamba roja.
Fue una buena elección, en un capítulo en el que se puede elegir el tataki de atún rojo Bluefin, el salmón glaseado, el arroz cantonés, el entrecot o el solomillo de ternera, o más potente aún, el chuletón de vaca de Girona.
En cambio, si la idea es concluir con homenajes al Mediterráneo, están las paellas (como la marinera, la campera y la de mar y montaña) y los arroces (el negro y el caldoso).
Y de postres, acertada la sugerencia de la torrija de brioche, caramelizada con crema Baileys y helado de canela; aunque tampoco pintaban mal el cheescake, la pannacotta tropical (con vainilla, gel de mango y helado de fruta de la pasión) o las texturas de chocolate y café.
Cócteles para presumir
Teníamos pendiente el tema de cócteles: la carta fue elaborada entre el restaurante y Yeray Monforte, de la coctelería madrileña Bad Company 1920 y “campeón del mundo de la competición de Patrón Perfectionists”, apuntan. La idea es viajar por diversas ciudades costeras de América a través de combinados como el Banana Colada (de Miami), el Pastor Margarita (Jalisco), el Lychee Pisco Sour (Lima) o el Porno Star Spritz (Los Ángeles).
Pero la parte más divertida (preparen los móviles para el postureo) son los Shôktails Signature, cócteles servidos en contundentes recipientes de cerámica que pesan hasta 2 kg. De ellos, probamos el Copa América (homenaje a Barcelona, servido en un pequeño velero), El Tigre (de Bangkok, con el vaso inserto en el cráneo de un felino de actitud agresiva) y El Dragón (propio de Hong Kong, servido en una figura de esta criatura mítica).
También están La Cobra de Bombay, El Panda de Shanghái y El Sumo de Tokio, también servidos en sus respectivas figuras de cerámica. Y varios de ellos se ofrecen versiones sin alcohol, a tener en cuenta.
Se puede fumar
Shôko es un club donde la mayoría de clientes son turistas, donde hay una ceremonia del hedonismo. Será por eso que en la carta se encuentra el cóctel más caro de España, elaborado con Tequila Gran Patrón Burdeos, Champagne Luis Roederer Cristal 2022 (con botella incluída) y cordial de oro líquido de 24 kilates, maridado con ostras de Normandía y caviar de Beluga. ¿Su precio? Nada menos que 1.000 euros. Casi nada.
Un detalle que nos llamó la atención es que en Shôko se puede fumar. Debido a que la sala del restaurante está en el sector conocido como terraza, la casa nos informó que están autorizados, a pesar que esa noche las gigantescas sombrillas y las mamparas de vidrio dejaban prácticamente cerrado el espacio. El detalle quizás interese a los fumadores pero, para los que no lo somos, es molesto tener que comer con el humo del tabaco a pocos centímetros de la mesa.