Maymanta vs Coya: así son los restaurantes peruanos más exclusivos de Barcelona

Los dos honran a la tradición gastronómica de Perú, ambos están en hoteles de lujo. Pero también tienen sus diferencias. Y aquí te las contamos.

La exclusiva propuesta de Maymanta. Foto Maymanta

Hace varias décadas atrás los hoteles de lujo buscaban cocineros franceses para demostrar su prestigio, tendencia que fue desplazada por la cocina oriental a principios de siglo.

Pues desde hace unos años la brújula de la tendencia gastro viró al suroeste, más concretamente a Perú, donde la variada cocina de este país sudamericano se ha convertido en protagonista estelar de los hoteles más exclusivos del mundo. Y Barcelona no es la excepción.

En la capital catalana desde hace dos años la franquicia de Coya aterrizó en la primera planta del hotel W, con su silueta de vela reconocida desde cualquier ángulo. En tanto, el flamante Grand Hyatt lleva al nuevo local de Maymanta en España a las alturas de su piso 19.

Vamos a ver qué ofrecen cada uno.

Maymanta

Es difícil no distraerse con las espectaculares vistas que ofrece las panorámicas de 270 grados de Maymanta, en la última planta del Grand Hyatt Barcelona (Pl. de Pius XII, 4). Ubicado en la zona alta de Diagonal, sin obstáculos a su alrededor, a 19 pisos de altura se despliega un paisaje que oscila entre el tapiz urbano y el telón verde de la sierra de Collserola.

Cada plato tiene su vajilla propia. Foto Maymanta

A diferencias de otros restaurante de este ramo, aquí las referencias a las raíces peruanas son muy sutiles en el interiorismo. Pero se adivinan con los tejidos que cruzan el techo, con la portada del menú de cócteles que hace un guiño al Vinicunca, el Cerro de los Siete Colores, o en los tonos elegidos por el estudio Futur2 que recuerdan a la selva y las sierras de aquel país, pero sin dejar de lado detalles locales como la piedra de San Vicente de la barra, autóctona de Cataluña.

Puente entre Perú y Cataluña

Precisamente la idea del chef Omar Malpartida es que Maymanta sea como un puente entre Perú y Cataluña, y así lo expresa en el menú: “lo mejor de la despensa peruana fresca unido a lo mejor del producto de proximidad español”; una receat que ha aplicado en varios restaurantes de Madrid, en el Maymanta de Ibiza y en el Kaypa de Menorca.

En el Maymanta, ubicado en el piso 19 del hotel Grand Hyatt Barcelona, es difícil no distraerse con las vistas panorámicas a 270 grados

Las vistas desde el piso 19. Foto Maymanta

Así lo conocimos en la degustación que nos ofrecieron, que tras un par de cócteles (Aperitivo para mí -Dry vermouth, fino, gotas de tomate árbol y cordial de lima; Chicha Sour para mi esposa), se inicia como empieza el picoteo en cualquier familia: pellizcando el pan, en este caso de masa madre con mantequillas ahumadas de miel de naranja y de maíz.

Empezamos con los patacones de plátano macho, bien crujientes, que son la base de un cremoso de aguacate con curry de marisco al wok y encurtidos de la casa; a los que siguieron las croquetas limeñas. Las dos pequeñas bolas rebozadas guardaban el guiso peruano de ají de pularda, sazonado en su parte superior con cremoso de grana padano ají amarillo y ceniza de cebolla.

Tapeo y platos de mar

Antes de entrar en los principales, cabe mencionar que otros platillos de ‘tapeo criollo’ son la ostra de Maymanta, la tortita de choclo (elaborada con gambas y camaroncitos crujientes) o el tuétano con entraña a la brasa y salsa anticuchera.

La fusión de culturas en la gastronomía peruana tiene al tiradito nikkei como uno de sus símbolos, y la preparación que ha creado Malpartida combina media docena de ingredientes, como el atún, el ponzu casero de kombu, la pimienta molle, cítricos, cremoso de aguacate crujiente de nori, picadillo de ajíes y nabo encurtido.

Claro que siempre hay ceviches. Foto Maymanta

Este plato comparte capítulo con los ceviches y otras elaboraciones de pescados (de hecho, el 70% de la carta son productos de mar), de los que probamos el clásico Ceviche 100% origen, con corvina, leche de tigre de rocoto y pimiento, piquillo, boniato asado, chips, choclo tierno, cebolla morada y choclo frito.

Por suerte, hay que agradecer que no es tan picante como se espera.

Si uno es amante de la cocina marinera, apunte que aquí se ofrecen diferentes cortes del mero, así como piezas enteras de peces de roca, ventrescas y diferentes crustáceos y bivalvos, ya sea a la brasa, al natural con leche de tigre o al ajillo.

Los principales

Pero nosotros derivamos a los contundentes spaguettis sulcana, donde la pasta salteada al wok se presenta con un osobuco cocinado durante 48 horas, aderezado por vino tino, cilantro, parmesano y ají amarillo.

Es un plato que se encuentra en otras especialidades como el chaufa italoperuano (porchetta de cerdo con arroz, setas y verduritas salteadas), el lomo saltado al wok o la sartén de pato con arroz meloso.

El chef Omar Malpartida. Foto Maymanta

O si se opta por las carnes, a tener en cuenta al ceviche a la brasa, el anticucho de lomo o el pollo canga, entre otros; para no entrar en los exagerados chuletones de vaca.

El pase lo culminamos con la torrija apicaronada (brioche hojaldrado de calabaza con miel y helado de higos, con pistachos y cremoso dulce de boniato); y sabemos que en futuras ocasiones pediremos la panacotta de lúcuma, el chocolate quillabamba o la merengada de verano.

Los cócteles del Maymanta

Una mención aparte merece la carta de cócteles: además de ocho preparaciones de autor, se ofrecen media docena de pisco sour (el tradicional, con maracuyá, con chicha o el spicy) y otros tantos macerados, como de canela, menta, albahaca o salvia.

La torrija apicaronada. Foto Maymanta

Si se trata de vinos, optamos por el exquisito Marqués de Murrieta (DO Rioja), pero no es fácil decidirse entre 80 referencias, que además de las españolas, también hacen un lugar a los productos peruanos como los de Origen de Tacama.

El precio medio está entre 60 y 80 euros (pronto habrá un menú ejecutivo a 32 euros, nos adelanta Malpartida), y ya sea por la novedad de su apertura o por el nivel de su gastronomía, las reservas son casi obligatorias, porque incluso un lunes a la noche puede haber problemas para hallar lugar.

Coya

Aunque no esté tan alto como el anterior restaurante, Coya (Plaça de la Rosa dels Vents, 1) tiene uno de los mejores balcones de Barcelona: ubicado en la primera planta del hotel W, su terraza de 317 metros cuadrados que puede alojar a 100 comensales (más otras 35 de la zona del lounge bar) es un privilegiado atalaya del litoral marítimo de Barcelona.

El Coya de Barcelona es el número 11 de esta cadena de restaurantes peruanos de alta gama, que en su segundo año de vida relanza su carta con novedades como el arroz verde con verduras, feta y tomate confitado; el tataki de res con puerros asados y anacardos, o los churros de lima y naranjas con chocolate y dulce de leche.

Vistas de la terraza del Coya. Foto Coya

Antes de entrar a hojear el menú, el comensal va encontrando diferentes guiños a las culturas peruanas, desde máscaras y artesanías nativas, el calendario donde todo el mundo hace fotos de postureo, o las fotos de Martín Chambi que reflejan el Perú mestizo de principios del siglo XX.

Apuesta por la sofisticación

Cabe recordar que Coya juega a la sofisticación, con la música fuerte, donde unos cuantos clientes que van vestidos en plan pasarela, y con las luces del interior tan bajas que hay que ayudarse con el móvil para leer la carta.

En Coya quien no esté decidido puede elegir el menú de 14 pases (a 100 euros) o el de 12 pases (a 80 euros)

Si uno no tiene muy en claro que comer, puede optar directamente por los dos menús: el de lujo a 100 euros, con 14 pases; o el degustación, a 80 euros y con 12 pases.

Despliegue de platos de raíces peruanas. Foto Coya

Ojo, al principio las porciones pequeñas pueden engañar, porque aunque sea para compartir conforme vayan desfilando los platos es más difícil llegar al final. Pero el esfuerzo vale la pena.

Platos del Coya

En nuestro caso, tras el tradicional pisco sour de bienvenida, llegó el guacamole con crocante de tortilla triturado en el momento, a los que siguieron los anticuchos de pollo.

Aquí uno puede decidir si se pasa al vino o sigue adelante con los cócteles, donde hay que tomarse unos minutos para elegir entre la diversidad de creaciones de autor, los clásicos, los sour y los macerados. Optamos por esa alternativa, y así llegaron el Amantani (con pisco Coya, chicha morada y licor Cherry Herring) y el Mara Coya Mule (macerado del Perú, Pisco de fruta de la pasión, sirope de mango y ginger ale Franklin & Sons).

Sala del Coya. Foto Coya

Sigamos con el menú: el viaje por la relectura de la cocina peruana siguió con dos ceviches, el de atún (de sabor más intenso) y el clásico de lubina; y tuvo su punto álgido con la merluza a la brasa y el lomo de res picante, donde por suerte no hizo falta apagar ningún ardor del paladar; mientras que los toques verdes de las espinacas con queso manchego y los brócolis tiernos a la parrilla.

De postres, una tarta tres leches diferente a la clásica y los churros de naranja, un clásico del Coya.

Nuevas propuestas

Al margen de estos platos, en la carta también se pueden encontrar creaciones nuevas y otras que permanecen por su éxito entre los clientes, de las cuales hemos probado en una presentación anterior, como el taco de shiitake con chalaquita, la empanada de res, el ceviche mixto (con lubina, pulpo y gambas), el tataki de atún con lúcuma, la ensalada de tomate, la cebada verde, la chuleta de ibérico, las berenjenas fritas, la granita de maracuyá y mango y el cremoso de chocolate y mermelada de chilli.

Pisco sour de COYA Barcelona
Los cócteles y macerados más exclusivos. Foto: Coya.

Dada su privilegiada ubicación al final del Paseo Marítimo de Barcelona, es casi seguro que las noches de verano de buen clima el lugar estará lleno, por lo que cae de maduro que es necesario reservar para no quedarse con las ganas de conocer la propuesta del sofisticado Coya.

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