Mamut, o por qué un ‘beach club’ también es para el invierno

Los arroces y carnes a la brasa de este restaurante de dimensiones gigantescas justifica una escapada invernal a la solitaria costa de Viladecans

Los arroces son uno de los platos más populares en Mamut. Foto Tryptic Comunicación

A metros de la larga playa de la Murtra o Filipinas, en la costa de Viladecans (16 km al sur de Barcelona), un gigantesco mamut de cartón piedra invita a pasar por debajo de su cuerpo para dar la bienvenida a un restaurante y club de playa que rompe con el tópico que estos sitios solo son para el verano.

En Mamut Beach Club, como una analogía de estos paquidermos extinguidos hace 12.000 años, todo es a lo grande. Por empezar, el tamaño de sus instalaciones: el salón principal tiene capacidad para 170 comensales, un par de salas privadas suman otros 70 cubiertos, y el lounge de la entrada (con barra, escenario y hasta un sector de arena) suma otros 200 más.

Aunque tenga capacidad para dar de comer a 440 personas, es obvio que en invierno la terraza queda relativamente vacía, aunque no es un mal sitio para tomar un vermut previo a la comida o un gin-tónic cuando el sol de diciembre o enero regala los últimos rayos del sol.

Un mamut da la bienvenida al restaurante. Foto Tryptic Comunicación

El refugio del jardín de invierno

Pero aunque afuera el frío comience a marcar terreno, el interior del salón principal (llamado Winter Garden) se mantiene como un oasis cálido, donde si no hay reservas costará encontrar un lugar libre.

El techo recubierto con hojas de palma y las lámparas construidas en calabazas le dan un toque natural que dialoga con los platos de cocina tradicional pero con un giro de modernidad que le imprimen el chef Adrián Llenas y el equipo que con precisión coreográfica dirigen Albert Estragués y Marcos Ruiz.

En Mamut Beach Club todo es a lo grande: desde el tamaño de sus salones hasta las porciones de arroces y carnes

Su propuesta tiene más acierto si se concurre en grupos de amigos o familiares, donde se sugiere pedir varios entrantes para luego ir a los platos fuertes de la casa como los arroces y las carnes.

El jardín de invierno tiene una capacidad de 170 personas. Foto Tryptic Comunicación

La propuesta de Mamut

Así, tras el tradicional pan de pagés con tomate pudimos dar cuenta de unas patatas bravas cañeras de dos salsas y de los calamares a la romana con salsa de estragón, que forman parte de una larga variedad de entrantes como el steak tartar Mamut o el de tomate con aguacate y albahaca fresca, el provolone a la brasa o la pata de pulpo en tempura.

Pero como es temporada de calçots, la casa quiso que probemos estas cebollas tiernas con salsa de romesco, que se ofrecen en menús cerrados de miércoles a domingo (con el añadido de entrantes como las exquisitas alcachofas del Prat y carnes a la brasa) con bebida y pan a 40 euros.

Que nunca falten los entrantes. Foto Tryptic Comunicación

Los platos fuertes

Pero volvamos a la carta. Hablábamos de los arroces, y aquí merece una buena nota algunas de las opciones como el de marisco con gamba, chipirones y mejillones; el de mar y montaña con zamburiñas, pluma ibérica y romero quemado; el de costilla ibérica con butifarra de Vic, boletus y romero; o la fideuá con langostinos y mejillones.

Las carnes a las brasas, decíamos, es otro de los puntos destacados. Y se ve con preparaciones tan grandes como si fueran para una tribu de la Prehistoria, como la parrillada Mamut con pluma ibérica, pollo, butifarra y cordero, que como si no alcanzara, encima llegó acompañada de un chuletón de vaca madurada de 30 días

Las carnes son otra de las señas de identidad de Mamut. Foto Tryptic Comunicación

Con el calor del fuego, como hacían nuestros ancestros, se pueden pedir el costillar tomahawk de vaca vieja, la de ternera XXL a baja temperatura, y pescados como el espeto de sardinas o de calamar, el filete de lubina o el rodaballo a la brasa.

Los postres, como las artesanales torrijas o la suave tarta de queso, dan el toque final mientras afuera cae la noche.

Referente de la gastronomía del Baix Llobregat

Mamut pertenece al Grupo Lancaster, que con dos décadas de vida es uno de los referentes gastronómicos de la comarca del Baix Llobregat; propietario de los restaurantes CBC y Embarcadero en Castelldefels, el Lancaster en Gavá Mar; y cuando regrese la temporada, de los chiringuitos Xancla y Carita Morena (ambos en Castelldefels) y El Mosquito, muy cerca del Mamut.

Mamut apuesta por productos de cercanías como las alcachofas de El Prat. Foto Juan Pedro Chuet-Missé

Cabe puntualizar que Mamut, a 15 minutos en coche desde el centro de Barcelona, no queda de paso. Pero como cuenta con parking privado, se presenta como un programa gastronómico en sí mismo, recomendado para hacer una escapada mientras se espera que llegue la primavera y el lugar vuelva a su tradicional oferta de beach club con espectáculos y eventos hasta bien entrada la noche.

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