Babou, el restaurante de Barcelona al que le gusta jugar a las sorpresas

El flamante restaurante del Vinnci Gala apuesta por la innovación con platos que llevan un obsesivo cuidado por el producto y la preparación

La vanguardista sala del Babou. Foto Vincci Gala

Un tipo tan excéntrico como Salvador Dalí no iba a tener un gato cualquiera de mascota. No, el genial pintor catalán se pavoneaba de salir con un ocelote llamado Babou, al que solía llevar a comer a los restaurantes más elegantes de Manhattan durante los años ’60 para terror de los comensales cercanos.

La figura y el nombre de este felino sudamericano, ataviado con una chaqueta y pajarita, bautizan al nuevo restaurante del hotel Vincci Gala (Sant Pere 32, Barcelona); que de la mano de un diseño de vanguardia presentan una cocina donde la innovación se combina con un homenaje a las tradiciones.

Un diseño a tener en cuenta

El local se presenta bajo el lema “no solo creamos platos, en Babou creamos momentos”. Y la idea es que el cliente no solo se deje llevar por la comida, sino también por la estética del local y por las actuaciones musicales que periódicamente dan un toque diferente a la vivencia gastronómica.

Ojo a los entrantes como los churros de bacalao. Foto Vincci Gala

El audaz interiorismo de Babou, creado por Alejandra Pombo, atrapa las miradas por varios minutos

Antes de revisar la carta la gente suele quedarse un buen rato mirando los sillones de diferentes formas y colores, las telas blancas que funciona como un falso techo, las lámparas de motivos geométricos, las angulosas esculturas de animales, el samovar y el original expendedor de café de la barra y el tapizado de las paredes que parecen las rayas de un tigre.

El interiorismo creado por Alejandra Pombo, dicen en el restaurante, busca “fusionar el surrealismo con toques innovadores”, donde apuntan a romper los moldes “para crear un espacio donde lo inesperado es la norma”.

Las sorpresas de la carta

La carta de Babou también guarda sorpresas, quizás no demasiado inesperadas pero sí agradables, sobre todo por el cuidado con que el chef italiano Gerardo Califano y su equipo imprimen a los platos, elaborados con ingredientes de temporada y en preparaciones que requieren diferentes tiempos y una complejidad para respetar.

Si se habla de salir de la norma, un buen ejemplo en los entrantes fueron los churros de bacalao con tinta de calamar; al que le siguió el salmón marinado con yogur y remolacha encurtida, que pasó un mes por el proceso de maceración.

El cruasán con steak tartar es uno de los platos estrella. Foto Vincci Gala

Esa preparación que raya la obsesión se percibió en la exquisita sam de panceta ibérica, una especie de taco a la coreana cocinada 36 horas a baja temperatura, que permite que la carne dulce con salsa yakiniku se desmenuce fácilmente.

Otras opciones de los entrantes a tener en cuenta en Babou son la pizzeta con tomate San Marzano (fotografíen su forma de corazón), el vitello tonnato de ternera con salsa de atún, la esqueixada de bacalao a la putanesca (recuerden las raíces itálicas del cocinero), el brioche de calamar frito con cebolla y lima, o el que define como “uno de nuestros platos estrella”, el cruasán de steak tartar de solomillo de ternera con kimchi, setas y avellanas con el sazonado de una barbacoa casera.

En el cruasán de solomillo y setas se combinan ingredientes que parecen incompatibles. Pero que convencen al paladar

Esa es una buena síntesis del surrealismo que se describía al principio, con el uso de ingredientes que a priori parecerían incompatibles, pero que en el paladar vencen cualquier prejuicio.

Tarta de queso con arándanos. Foto Vincci Gala

Los principales de Babou

La carta de principales, con precios de los 16 a 28 euros, es pequeña: media docena de opciones entre pescados, arroces y carnes para evitar el mareo de los invitados.

De ellos, nos ofrecieron un risotto cremoso de parmesano con carrillera cocinada a baja temperatura durante dos jornadas, que creo que superó a cualquier otro plato con su combinación de sabores.

Igualmente, tengan fichados los tacos de secreto ibérico con guacamole y pico de gallo, la chuleta de cerdo ibérico con patatas y acelga; el pulpo a la parrilla con patata, pimiento y chorizo; o el pescado del día con brócoli, bimi y ali oli espumoso.

El interiorismo es de Alejandra Pombo. Foto Vincci Gala

Bebidas y postres

Para beber empezamos con cócteles como el de Rapsberry Tom Collin (con Gin Bombay Bramble y tónica), elegido entre una docena más de creaciones propias y otras clásicas; y seguimos con un Waltraud, un riesling ecológico de Familia Torres.

La experiencia culminó con una piña a la brasa con chocolate blanco y cacao; porque nos parecía que el brownie de chocolate o el tiramisú artesano con esfera de chocolate iban a ser demasiado contundentes. Y acertamos.

Platos a tener fichados

Además de los platos a la carta, con un precio medio de 25 a 30 euros, en Babou hay un menú de lunes a viernes a los mediodías por 18 euros (plato y postre), y también otro de degustación a 35 euros (sin bebida) con tres entrantes, dos principales (pescado del día y la chuleta ibérica) más postre.

Así que si quieren comer bien, en un lugar de diseño y a precios accesibles, busquen la figura del ocelote elegante.

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