Descubre el hotel más sucio del mundo, ¡que se publicita como tal!

Una publicidad de lo más original, este hotel de Ámsterdam se describe a sí mismo orgullosamente como "el hotel más sucio del mundo"

El patio del hotel Hans Brinker en Ámsterdam

El patio del hotel Hans Brinker en Ámsterdam. Foto: Hotel Hans Brinker

La creatividad en el mundo de la hotelería no tiene límites, y algunos empresarios han decidido alejarse del lujo y el glamour para ofrecer experiencias completamente únicas. Tal es el caso del hotel Hans Brinker en Ámsterdam, que se anuncia a sí mismo como el «hotel más sucio del mundo». Este peculiar establecimiento ha captado la atención internacional con su inusual estrategia de marketing, convirtiendo la falta de limpieza en su mayor atractivo.

El Hans Brinker, lejos de aspirar a ser un hotel romántico o de lujo, se enorgullece de su enfoque opuesto. Sus propietarios afirman que este entorno «auténticamente sucio» es beneficioso para los huéspedes, ya que desafía al sistema inmunológico y, en teoría, fortalece las defensas del cuerpo. Argumentan que los ambientes excesivamente higiénicos pueden hacer que el organismo sea más susceptible a enfermedades, por lo que sumergirse en la «autenticidad» del Hans Brinker sería una especie de terapia inmunológica.

¿Qué tiene este hotel para ser catalogado como «el más sucio del mundo»?

El hotel más sucio de Ámsterdam cuenta con habitaciones de hasta siete plazas, fomentando así el «intercambio de virus y bacterias» entre los huéspedes. Entre las comodidades ausentes, destacan la falta de ascensor y aire acondicionado. La tarifa por noche es sorprendentemente baja, alrededor de 21 euros por persona, lo que lo convierte en una opción atractiva para viajeros con un presupuesto ajustado que buscan una experiencia memorable, aunque no necesariamente en el buen sentido.

Desde su apertura, el Hans Brinker se ha propuesto liderar la lista de los peores hoteles del mundo en sitios como TripAdvisor. Las críticas de los visitantes pintan una imagen poco halagüeña, pero que encaja perfectamente con la marca del hotel. Descrito como un «cuchitril«, sus habitaciones son comparadas con celdas de castigo, con colchones incómodos, armarios metálicos desgastados, y paredes con desconchones. Algunas habitaciones ni siquiera tienen ventanas, lo que resulta en una ventilación nula.

Una de las habitaciones del Hans Brinker Hotel, el hotel más sucio del mundo
Una de las habitaciones del Hans Brinker Hotel. Foto: TripAdvisor

El diseño del hotel está inspirado en un centro para delincuentes juveniles, con un ambiente que muchos describen como poco acogedor. Las cucarachas y otros insectos encuentran un hogar acogedor entre sus muros, y las críticas a menudo mencionan la presencia de garrapatas. A pesar de estas condiciones, el Hans Brinker cobra entre 22 y 53 euros por noche, un precio que muchos consideran excesivo dado el estado del lugar.

Un hotel «orgulloso» de su título

Lo más sorprendente es el orgullo con el que los propietarios del «hotel más sucio del mundo» promueven estas características. Sus campañas publicitarias advierten que la estancia podría ser «letal para el aventurero«, y no se responsabilizan por posibles intoxicaciones alimentarias, problemas mentales, enfermedades terminales, o daños por radiación. La bienvenida en su sitio web es igualmente elocuente, destacando su «compromiso» con la falta de confort comparable a una prisión de mínima seguridad.

Entre las «comodidades» del Hans Brinker se encuentran un bar en el sótano, mal iluminado y sin ventilación, y un patio de cemento donde los huéspedes pueden «disfrutar» del sol, siempre que logre pasar entre los altos edificios circundantes. El ascensor, según ellos, «nunca se queda colgado entre dos pisos», lo cual podría interpretarse como una ironía sobre su ineficiencia. Además, el bar del hotel sirve cerveza aguada, y las paredes están decoradas con grafitis humorísticos sobre las preferencias sexuales de los anteriores visitantes.

El bar del sótano del hotel
El bar del sótano del hotel. Foto: Booking

La suite diplomática es una de las habitaciones más destacadas del hotel, ya que es la única con bañera, lo que podría parecer un lujo en comparación con el resto del establecimiento. Las puertas de las habitaciones «cierran», lo que parece ser una ventaja destacada en un lugar donde se celebra lo básico.

Opiniones de los huéspedes

Los comentarios de los huéspedes no son menos coloridos. Una visitante de Texas lo describió como «tan cómodo como una parada de autobús«. Otra, de Oklahoma, cuestionó «¿a qué huele?«. Un visitante de Ohio expresó la inquietante sensación de que alguien había estado en su habitación mientras dormía, y un neoyorquino comparó su estancia con la vida en libertad provisional.

Un cartel publicitario del Hans Brinker
Un cartel publicitario del Hans Brinker. Foto: AdForum

En resumen, el Hans Brinker de Ámsterdam ha logrado lo que pocos hoteles se atreven a hacer: convertir sus defectos en su mayor atractivo. Este establecimiento se ha posicionado como una curiosidad turística, atrayendo a aquellos que buscan una experiencia fuera de lo común, aunque sea a costa de su comodidad y, potencialmente, su salud.

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