La UE se plantea vetar el reconocimiento facial hasta 2025
La Comisión Europea discutirá en febrero un plan para limitar el uso del reconocimiento facial en el espacio público
La vicepresidenta ejecutiva para la Era Digital y comisaria de Competencia, Margarethe Vestager, presentará previsiblemente en el mes de febrero un informe técnico sobre el reconocimiento facial en el que se plantea una prohibición de al menos cinco años de esta tecnología en el espacio público de los países miembros de la Unión Europea (UE). El fin es aprovechar ese lustro para buscar mecanismos que eviten abusos de privacidad.
La Comisión Europea (CE) discutirá la propuesta y preguntará por su opinión a los expertos en la materia. Todo ello, después de que Estados Unidos anunciase, a principios de este año, nuevas pautas regulatorias sobre la tecnología de inteligencia artificial destinadas a limitar el alcance de las autoridades, previa demanda a la UE de que evite enfoques agresivos en la regulación de estos métodos presuntamente avanzados de seguridad.
La prohibición durante un lustro del reconocimiento facial en la esfera pública se contempla en un informe técnico de 18 páginas al que Reuters ha tenido acceso. El Ejecutivo europeo ha transmitido que podrían aplicarse normas más duras para reforzar la legislación vigente en torno a la privacidad y la protección de datos. El documento también sugiere imponer obligaciones a desarrolladores y usuarios de inteligencia artificial.
Parte del plan de la CE pasa por demandar a los países miembros el nombramiento de autoridades para monitorear las nuevas reglas. La prohibición del reconocimiento facial tendría vigencia por cinco años, o como menos tres años, lapso en el que «se podría identificar y desarrollar una metodología para evaluar los impactos de esta tecnología y posibles medidas de gestión de riesgos», reza el informe que ha encargado Vestager.
El veto tendría, desde luego, excepciones. Proyectos de seguridad o de investigación y desarrollo podrían seguir utilizando el reconocimiento facial en espacios públicos bajo vigilancia de las autoridades, según el plan.
El reconocimiento facial, en la mira
La coexistencia del reconocimiento facial y el derecho a la privacidad es un desafío para Occidente. Sin ir muy atrás, este pasado fin de semana una investigación de The New York Times causó revuelo en Estados Unidos al revelar el entramado de Clearwater AI, una startup que crea bases de reconocimiento facial con fotografías robadas de millones de perfiles de Facebook, las cuales ya son utilizadas por cuerpos de seguridad.
El mismo fin de semana, el consejero delegado de Alphabet (la matríz de Google), Sundar Pichai, publicó un artículo de opinión en el Financial Times en el que afirmó que «la inteligencia artificial debe ser regulada», añadiendo que «la historia está llena de ejemplos de cómo las virtudes de la tecnología no están garantizadas». Y ensalzó el Reglamento General de Protección de Datos de la UE como una «base sólida».
Concretamente sobre el uso del reconocimiento facial en los sistemas de seguridad, hay un creciente sector crítico que apunta a que estos métodos no son del todo seguros para los datos porque los algoritmos que suelen utilizarse «están llenos de agujeros». También han surgido ya numerosos métodos para burlar esta tecnología: desde otros programas de inteligencia artificial hasta pegatinas.