Las frutas y verduras feas se merecen otra oportunidad
La empresa social Espigoladors recolecta frutas y verduras poco estéticas, que además de donarlas a comedores, sirven para fabricar mermeladas y patés
Cuando uno va comprar frutas o verduras y se encuentra esas manzanas o bananas relucientes, de formas perfectas, casi idénticas entre sí, se pregunta: ¿acaso todas son así? ¿Ninguna tiene pequeños golpes o algún brote fuera de lugar? La respuesta es que sí: lo que exhiben los comerciantes, y sobre todo las grandes cadenas, son aquellos vegetales seleccionados para que entren por los ojos. Los que no son estéticamente tan agradables a la vista, se tiran.
Y no sólo termina en la basura aquellos frutos poco agraciados: en Cataluña se desperdician 262.000 toneladas anuales de alimentos, según la Agencia de Residuos de Cataluña. En toda España, se llega a las 2,9 millones de toneladas anuales de alimentos desperdiciados, calcula la Asociación de Empresas de Gran Consumo.
Mireia Barba, una educadora social y licenciada en Ciencias Empresariales, recuerda cómo en la granja de su abuelo en el Alt Penedès se juntaban los limones de forma extrañas, pero que jamás lo descartaban. Y tras escuchar a su hija que, al término de una clase, le comentaba sobre la importancia de evitar el despilfarro alimentario, comenzó a poner en marcha el proyecto Espigoladors.
Espigoladors homenajea a los que recogían las sobras de una cosecha
El nombre recuerda a los ‘espigadores’, los trabajadores pobres del campo que, al término de una cosecha, recogían las espigas sobrantes para producir pan. “La comparativa con los espigadores apareció con fuerza con la crisis, cuando muchas personas, muy avergonzadas, tuvieron que ir a buscar comida a los contenedores”, dice Barba.
Las donaciones de Espigoladors sirven para que personas en situación vulnerable tengan una dieta más equilibrada y sana
Esta empresa social, creada en 2014, se encarga de recoger frutas y verduras en 37 establecimientos agrícolas y empresas de distribución del Baix Llobregat, Maresme, el Vallès y también de algunas zonas de Lleida. Estos pueden ser productos que por razones estéticas no los pueden vender, o que les quedan como excedentes, pero que pueden ser consumidos sin problemas.
“El 90% de lo que recogemos se distribuye a asociaciones que trabajan con personas vulnerables, y contribuimos a que tengan una dieta más saludable y equilibrada”, precisa la directora de la organización.
Mermeladas y patés de fruta descartada
El 10% restante se destina a Es im-perfect, la marca que han creado con mermeladas, patés, cremas y salsas producidos con vegetales de formas extrañas o con pequeñas deformidades.
Un comité de expertos, como la cocinera Ada Parellada, Eduard Tenas (jefe de compras de Damm) y Nan Ferreres (director de la Escuela de Hostelería y Turismo de Barcelona) avalan y asesoran a Espigoladors en esta iniciativa, que distribuyen en 180 puntos de venta, la mayoría en Cataluña.
Espigoladors ha rescatado 223 toneladas de alimentos en dos años
La idea también es similar en Francia, donde la cadena de supermercados Intermarché presentó una línea de sopas, jugos y otros productos producidos con frutas de formas raras. Con algo de humor, bautizaron a la línea como “Frutas y verduras sin gloria”, y ofrecían a “la manzana grotesca”, “la zanahoria horrible” y “la patata ridícula” a un precio 30% más barato que el de sus primos más agraciados. El éxito de marketing y ventas fue total.
Espigoladors abrirá un obrador para ampliar la producción
En el caso de Espigoladors, en menos de dos años han rescatado 223 toneladas de alimentos, que han servido para ofrecer 706.000 raciones de 300 gramos cada una. Además de ayudar a familias necesitadas, han contribuido a cuidar el medio ambiente con el ahorro de 143 millones de litros de agua y 56 toneladas de dióxido de carbono.
En poco tiempo esperan finalizar su obrador, en El Prat del Llobregat, donde se concentrará la producción de la línea ‘Es im-perfect’. Para cuando abra sus puertas, esperan contratar a personas en situación vulnerable para trabajar en la cocina, un perfil similar a los trabajadores que se encargan de recoger los vegetales.
Charlas y talleres contra el despilfarro
Otras acciones de Espigoladors es realizar campañas contra el desperdicio alimentario, como talleres de cocina y de producción de conservas. Además han organizado varios concursos para niños, jóvenes y para el público en general para que presenten ideas para cuidar los alimentos. “Queremos empoderar a los jóvenes como motores del cambio”, apunta Barba.
Si bien hay organizaciones similares en otros países del mundo, esta es la primera de España, dice la directora de la empresa. Aunque han tomado contacto con algunas organizaciones que mostraron su interés en replicar este modelo, en Espigoladors esperan terminar su centro de producción y luego decidir si se expanden por otros puntos del país.