El precio de ligar: el 60% de los usuarios de Tinder paga por ventajas
La mayoría de los 'seductores' de Tinder pagan el prémium para tener una cantidad ilimitada de likes y saber quién ha mostrado interés por sus perfiles
Cuando Tinder debutó, en septiembre de 2012, sus primeros usuarios estaban maravillados con el prospecto de poder convesar con personas de la proximidad a las que podían incluso intentar convencer de salir en una cita, sin llegar a gastar dinero por ello. Más de seis años después más del 60% de los seductores de la app pagan la suscripción Gold, la más cara ofrecida en la plataforma y la que más ventajas da.
Tinder activó las suscripciones de pago en 2015 y ahora representan el grueso de su negocio. Hay distintos niveles de abonos que naturalmente dan diferentes tipos de ventajas, pero por lo general lo que los usuarios buscan al pagar en una app de este tipo es elegir entre una cantidad ilimitada de opciones (dícese de perfiles de seres humanos que también usan la app) saber quiénes les ha dado like y hacer búsquedas personalizadas.
Las suscripciones prémium de Tinder –cuyo importe no supera los 20 euros mensuales– también dotan a sus clientes de los llamados «súper likes» para señalar aquellos perfiles que les gustan más de lo normal. Otra herramienta de pago muy popular es el «boost», que da trato preferencial en la cola de usuarios que le aparecen a otras personas; es decir, que les ayuda a saltarse la cola y aparecer de primeros en las búsquedas.
Además del recordatorio de que ligar (casi) siempre sale caro, las suscripciones de Tinder también revelan una paradoja: si la mayoría de sus usuarios se dejan algún dinero para obtener ventajas en la aplicación, ¿hasta qué punto todos terminan teniendo las mismas ventajas? Y, en ese mismo sentido, ¿siguen siendo ventajas si los demás también las tienen a su alcance?
Los riesgos de las apps para ligar tipo Tinder
La matriz de Tinder, Match Group, generó ingresos por 1.700 millones de dólares (más de 1.500 millones de euros) en 2018. Más del 97% de estas entradas fueron por concepto de suscripciones, y Tinder fue la app responsable de casi la mitad de esos ingresos (en torno a 715 millones de euros). Unos 4,3 millones de usuarios de la plataforma pagan por alguno de sus prémiums.
A diferencia del modelo anterior de citas por internet, en el que los usuarios debían pagar desde el inicio si querían hablar con alguien de su interés, en apps como Tinder las ventajas de pago están hechas a la medida de la cultura de sexo casual; por eso las personas pagan para poder dar like a cuantas personas quieran y para, en general, tener más probabilidades de citas.
No obstante los ingresos de estas plataformas no solo provienen de las suscripciones. El negocio de los datos también está presente en este sector. Algunas de estas empresas han sufrido brechas de datos y otras han sido acusadas de vender información sensible a los anunciantes (como la información sobre VIH de los usuarios de la app gay Grindr).
Axios informa de que los problemas de privacidad en las apps de citas van más allá de filtraciones de datos. «La información que los usuarios proporcionan a estar plataformas también puede usarse para acosarlos o como ‘pornografía de venganza’, donde sus imágenes íntimas se comparten sin consentimiento», explica, de manera que ligar puede salir todavía más caro.
El potencial de que la desconfianza que generan estas apps siga siendo un tema de conversación es alto, dado que hasta Facebook confirmó su interés de estrenar un servicio similar en el futuro cercano.