Mascarillas con nanopartículas de cobre que destruyen el coronavirus
Además de filtrar y proteger, las mascarillas de alta tecnología con metales como el zinc o el cobre destruyen los patógenos, y son reutilizables
Los estudios destinados a conocer cuál es la prevalencia del SARS-Cov-2, el coronavirus causante de la infección Covid-19, coinciden en señalar que, como sucede con otros patógenos, el coronavirus puede sobrevivir horas e incluso días en superficies como el plástico o el vidrio, además del papel, cartón o metales. No tanto cuando se trata de cobre, que es un elemento «mortal» para estos microorganismos.
Por este motivo investigadores de la Northwestern University trabajan en el desarrollo de mascarillas con partículas de cobre que no solo filtran el aire, sino que además destruyen patógenos como virus y bacterias.
«El contacto con el cobre mata al patógeno en minutos —dicen en la publicación Smithsonian Magazine— simplemente lo destruye.»
Otra metales pesados como el zinc, el oro o la plata también tienen propiedades antibacterianas, «pero la composición atómica específica del cobre le da un poder de destrucción adicional.»
«Ahora mismo las mascarillas más efectivas para proteger y protegerse del virus son las mascarillas N95 de grado hospitalario que atrapa las partículas combinando capas de filtros y carga electrostática,» dicen en Fast Co.
Estas mascarillas filtran el 95% de las partículas de 0,3 micrones de diámetro o más sin dificultar en exceso la respiración.
Sin embargo las mascarillas N95 (o al menos los filtros en caso que sea intercambiables) son desechables, de un solo uso. «Los líquidos y la humedad en la exhalación, al respirar, reducen su eficiencia del tejido a medida que se utilizan.»
Pero las mascarillas antimicrobianas con partículas de metales pesados resultan notablemente más caras que las mascarillas N95, y mucho más que las mascarillas quirúrgicas y que las higiénicas; además las pocas que se comercializan con filtros con nanopartículas no se han probado todavía contra el SARS-2.
Como ventaja estas mascarillas mantiene sus propiedades incluso después de treinta lavados, lo que permite reutilizarlas a lo largo del tiempo. Algunos fabricantes aseguran que sus mascarillas antibacterianas con óxido de zinc duran tanto como un año.