Los coches autónomos amenazan a las aerolíneas
Los coches autónomos tienen el potencial de cambiar las preferencias del público para viajes de largo recorrido, desafiando a la aviación comercial
Los coches autónomos permitirán en el futuro recorrer largas distancias en coche sin conducir en ningún momento. Los pasajeros ni siquiera tendrán que prestar atención a la carretera, a diferencia de lo que sucede con los distintos niveles de autopilotaje y de conducción semiautónoma que circulan actualmente.
Tanto es así que hay quien plantea que en el futuro, con los coches autónomos, conducir estará «prohibido» por ser «demasiado peligroso» en palabras de Elon Musk quien, sin embargo, espera que esto no suceda.
El avión cederá viajeros al coche autónomo
En cualquier caso los expertos creen el hecho de no tener que conducir cambiará significativamente las preferencias de movilidad del público. No sólo en entornos urbanos y para distancias cortas, sino también para recorrer trayectos de media y larga distancia. Y el avión será un de los medios de transporte que cederá viajeros a los coches autónomos, según un estudio.
«Hasta ahora los aviones comerciales y los automóviles han mantenido una relación simbiótica y rara vez compiten directamente entre sí, excepto en vuelos muy cortos. Sin embargo, con los vehículos autónomos en el horizonte, la aviación comercial puede encontrarse con un competidor distinto a todo lo visto hasta ahora,» dicen los autores del estudio To Drive or Fly: Will Driverless Cars Significantly Disrupt Commercial Airline Travel?
Según los autores del estudio cualquier vuelo que dure dos horas sin retraso se convierte en la práctica en un viaje de cuatro o cinco horas. A la duración del vuelo hay que añadir el viaje al aeropuerto, el tiempo que requiere facturar el equipaje y pasar por los controles de seguridad, y eso solo antes de despegar.
Una vez en tierra el tiempo sigue corriendo mientras se espera para recoger el equipaje y se sale del aeropuerto, sea en transporte público o en un coche de alquiler. Por último hay que completar el trayecto hasta el destino.
A pesar de esas incomodidades mucha gente prefiere volar en lugar de conducir. Pero la cosa cambia cuando los pasajeros conocen las ventajas de los coches autónomos.
Los coches autónomos y conectados circularán a mayor velocidad (y serán más seguros)
Igual que sucede con los aviones, los coches autónomos permiten comer, beber, trabajar y dormir durante el viaje, pero en un trayecto que va de puerta a puerta. Sin esperas, sin facturación de equipaje y sin controles de seguridad y «pudiendo llevar cualquier cosa, incluyendo líquidos y navajas,» añaden.
Un factor adicional tiene que ver con la velocidad de circulación de los coches autónomos. Si bien durante la convivencia entre los coches autónomos y los coches pilotados por humanos prevalecerán las normas de circulación convencionales (como el límite de velocidad máxima) el reglamento de tráfico será diferente cuando todos los coches sean autónomos o cuando estén conectados entre sí.
Eso permitirá que los vehículos autónomos circulen a mayor velocidad a la vez que incrementará la seguridad vial, según diversos estudios. Uno de ellos, realizado por la Universiad de Cambridge, prevé que la velocidad promedio se incrementará en un 35%, lo que a su vez reducirá la duración de los viajes en coche.
Efecto dominó en la aviación comercial
Ante esa posibilidad, dicen los investigadores en The Conversation, «al menos 10% de los pasajeros encuestados se cambiaría a un vehículo autónomo una vez conocen cuáles son sus ventajas con respecto a los vuelos comerciales.»
Y perder un 10% de los pasajeros es suficiente para «reducir sustancialmente los ingresos de las compañías aéreas,» lo que a su vez afectará previsiblemente al número de vuelos disponibles, especialmente en recorridos cortos y vuelos de conexión.
Según Stephen Rice y Scott Winter, autores del estudio, esto tendría un efecto dominó en la industria de la aviación: «menos aviones, menos vuelos, menos pasajeros e incluso menos ingresos para los establecimientos y los hoteles de los aeropuertos supone una amenaza para las aerolíneas.»