Funerales en streaming y selfis en velatorios
Retransmitir funerales en streaming es una práctica creciente y cada vez más demandada: el 20% de las funerarias de EEUU ya ofrecen ese servicio
«En una cultura obsesionada con tuitear e instagramear cada momento de la vida no es de extrañar que el streaming se extienda hasta la muerte,» escribe Paris Martineau en Wired.
- La retransmisión en directo de funerales no es algo nuevo, pero es una práctica cada vez más habitual y demandada tanto por el fallecido como por sus familiares.
- En EEUU el 20% de las funerarias ya ofrecen servicio de streaming para satisfacer esa demanda.
- Muchos de quienes optan por retransmitir en directo un funeral son inmigrantes que aprovechan la tecnología para conectar con familiares y amigos en su país de origen.
- En la mayoría de los casos los familiares optan por difundir públicamente la ceremonia, lo que significa que puede verlos cualquier persona.
- A medida que el streaming de funerales se populariza, las funerarias se encuentran con problemas «inesperados», como los relativos a «los derechos de autor de la música elegida en el funeral.»
Todavía hacerse un selfi durante un velatorio o un entierro, en ocasiones con el fallecido de fondo, se considera algo ofensivo e irrespetuoso.
- Probablemente debido a que el selfi es un gesto narcisista y egoísta, pero también porque quienes los toman, especialmente los más jóvenes, generalmente lo hacen con poco tacto, como se puede comprobar en Selfies at Funerals.
- En 2013 el expresidente de EEUU Barack Obama compartió selfi con David Cameron y Helle Thorning, entonces primera ministra danesa, durante el funeral de Nelson Mandela.
- «La imagen de aquel selfie recibió más atención social que el funeral en sí» dijo entonces Roberto Schmidt, el fotoperiodista de AFP que captó el momento.
Sin embargo existe una profunda conexión entre la fotografía y la muerte: «la fotografía post mortem de finales del Siglo XIX y principios del XX y la actual era de los selfis muestran similitudes, algunas fascinantes y otras turbadoras,» escribe Ferran Saéz Mateu en su libro La superficie, la vida entre pantallas (ED Libros, 2018.)
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La fotografía post mortem fue una práctica social que consistía en tomar imágenes de cadáveres, especialmente cadáveres de niños, que en las imágenes aparecían «actuando» como personas vivas gracias a artificios mecánicos que sostenían sus cuerpos y a puestas en escena preparadas y teatralizadas.
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El propósito era preservar el recuerdo del fallecido para desafiar el discurrir de la memoria y del tiempo, para recordar a la persona y la propia la mortalidad.
Para continuar leyendo: De la fotografía post mortem al selfi pre mortem.