Facebook cae en bolsa tras su semana más adversa del año
La semana de Facebook: el atentado en Nueva Zelanda, la fuga de millones de jóvenes, la dimisión de dos altos ejecutivos y una fuerte campaña en su contra
Vaya contraste entre la forma en la que acabó la semana anterior para Facebook y esta. Siete días atrás, la tecnológica acababa de desvelar sus planes para enfocarse en la comunicación privada más que en ser un conglomerado de redes sociales, y Mark Zuckerberg incluso avanzaba ambiciosos planes de investigación para indagar en el cerebro.
Avance rápido a este domingo: el optimismo en Mountain View pasa por horas bajas. Los ejecutivos tragan grueso. La cotización de Facebook en bolsa, que comenzó la semana al alza, ha caído más del 3,5% desde entonces. La cantidad de cosas que salieron terriblemente mal es incontenible; los efectos cada vez rebasan más el alcance de su sede.
Cuando el menor mal de una semana es que el cofundador de Whatsapp –una filial del grupo– inste en una charla a estudiantes a que borren sus perfiles de Facebook, es que la catástrofe se antoja indomable.
Esta fue la terrible semana de Facebook
La mala semana de Facebook comenzó con todos los medios de comunicación informando vehementemente de la propuesta de la senadora estadounidense y candidata presidencial Elizabeth Warren para disolver la empresa, así como todas las demás grandes tecnológicas estadounidenses.
Paralelamente, un estudio de Edison Research concluyó que Facebook ha perdido 15 millones de usuarios jóvenes en EE UU durante el último año; solo el 62% de los jóvenes usan la red social en 2019, frente al 79% en 2018. Además, la consultora Emarketer avisó que las redes sociales están «perdiendo usuarios jóvenes a mayor ritmo del esperado».
A mitad de la semana se produjo la interrupción más prolongada de la red social y los servicios de Facebook, afectando la estabilidad de Whatsapp e Instagram. Al mismo tiempo que millones de usuarios no conseguían ingresar a sus servicios se publicó una nueva investigación criminal por los acuerdos de datos de la tecnológica con otras compañías.
La interrupción del servicio acabó justo a tiempo para anunciar el cese de dos altos ejecutivos: el director de productos, Chris Cox, y el jefe de Whatsapp, Chris Daniels, se irán de la compañía. Fuentes cercanas dijeron a la prensa que la renuncia del primero, con 13 años de carrera en Facebook, se debió a sus diferencias con la dirección que está tomando la empresa.
Un ataque terrorista transmitido por Facebook
Todos los asuntos referidos ya son suficientes para dar varios dolores de cabeza a la directiva de Facebook, pero lo peor todavía esperaba. El viernes 15 de marzo, unos tiroteos en dos mezquitas de Nueva Zelanda ocasionaron el asesinato de al menos 49 personas y más de 40 resultaron heridas. Fue el peor ataque terrorista en la historia del país.
La masacre fue transmitida en vivo por Facebook Live. La empresa dijo que logró evitar 1,2 millones de subidas del vídeo del ataque supremacista en las primeras 24 horas, pero 300.000 versiones llegaron a la plataforma antes de ser eliminadas. La tasa de error fue del 20%, lo que supone un grave fallo para un asunto tan sensible.
La tecnológica dijo que «eliminó rápidamente las cuentas de Facebook e Instagram del tirador» y que estaba eliminando cualquier mención de elogio o apoyo para el atacante. Pero esto es, precisamente, lo que Zuckerberg se comprometió a evitar. Su empresa tiene a miles de trabajadores y robots que moderan el contenido ofensivo y peligroso.
La primer ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, dijo que quiere conversar con Facebook sobre el streaming de vídeos en directo. Presuntamente, la número dos de la tecnológica, Sheryl Sandberg, se contactó con Andern después de los ataques. Pero el asunto no se limita únicamente a la política: la imagen de la empresa no puede estar peor.
El jueves, antes del ataque, la cantidad de tuits negativos sobre Facebook se elevó a lo más alto en casi ocho meses. Desde julio no había tantas críticas repulsivas acerca de la compañía en Twitter, en gran parte por la campaña de la senadora Warren. Pero la verdad es que, para el público general, las razones ya son muchas para recordarlas todas.