El entierro de los difuntos en las redes sociales
Las plataformas ofrecen la opciĂłn de dar de baja toda la informaciĂłn, pero pocos se decantan por esta posibilidad
Una persona puede vivir una doble vida: la real y la que publica en Facebook, Twitter o Instagram. Al día, se suben a la nube de plataformas y redes sociales millones de fotografías y opiniones resumidas en apenas 140 caracteres. Se han convertido en un canal más para compartir, con propios y extraños, el día a día.
Pero, ¿qué pasa con toda esa información que se almacena en la nube cuando una persona fallece? Coincidiendo con el día de los difuntos, el perito ingeniero informático Javier Rubio da las claves de qué pasa en las principales redes sociales después de la muerte.
Certificado de defunción
Las plataformas más comunes como son Facebook, Twitter o Instagram pueden cerrar una cuenta siempre y cuando un familiar que acredite su relación solicite dar de baja la cuenta de un usuario aportando el certificado de defunción.
La red social de Mark Zuckerberg tendría en torno a 30 millones de ex usuarios de la red social Facebook que ya están muertos, según un estudio realizado por Nate Lustig, fundador de la compañía Entrusted. Por ello, la plataforma ofrece dos posibilidades: o solicitar la eliminación de todo el material expuesto al ojo público o crear una cuenta conmemorativa.
Con este homenaje póstumo se limita el acceso a amigos y familiares, los cuales pueden publicar en un muro. Para ello, Facebook obliga a completar un cuestionario para certificar que la persona ha muerto y que quien pide esta cuenta especial es familiar.
Actividad anónima
Twitter incluye de manera indirecta en sus condiciones de uso un procedimiento creado expresamente para cerrar la cuenta de un fallecido. La documentación que solicita se tiene que enviar por fax o correo a la dirección de la empresa en San Francisco (Estados Unidos).
Por su parte, la red de contactos profesionales LinkedIn incluye en su política de privacidad los pasos a seguir. Mientras que Instagram pide que se envíe un mail a support@instagram.com.
“Debe ser un trámite sencillo”, puntualiza Rubio. Aunque reconoce que aunque se haga un rastreo por si el fallecido tenía cuentas que no había explicado a sus más allegados, no todo se puede eliminar. Además, hay situaciones que se complican. “Es el caso de que el difunto tuviese actividad anónima bajo un pseudónimo en foros o en actividades empresariales”.
La gente no sabe que se puede hacer
Los familiares pueden tramitar estos procesos por su cuenta, y también pueden acudir a profesionales como los peritos.
Pero, ¿los españoles son conscientes de la importancia de borrar esa otra vida expuesta en la red? “La gente no sabe, ni si quiera, si se puede hacer”, responde Rubio. En el último año, este técnico apenas ha gestionado el cierre de cuatro cuentas de un familiar fallecido.
Además, «todavía está por ver las implicaciones que pueden tener en relación a los difuntos la reciente sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea sobre el derecho al olvido”. Ese revolucionario fallo obliga a los motores de búsqueda de internet como Google a que borren los datos personales de quien lo solicite siempre que se trate de información irrelevante; o sea, siempre que el borrado no se pueda considerar menoscabo de la libertad de información.