¿Deben los robots contribuir a la seguridad social?
Bill Gates es partidario de que los robots paguen impuestos en sustitución a los trabajadores reemplazados, pero no todo el mundo está de acuerdo
«Si el rendimiento de alguien que trabaja en una fábrica es de 50.000 dólares al año, por ejemplo, y paga impuestos en base a esa cantidad, entonces tal vez deberíamos pensar en gravar por una cifra similar a los robots que vienen a hacer ese mismo trabajo,» decía hace algún tiempo Bill Gates en una entrevista para Quartz.
Ese «impuesto robótico» se invertiría en cosas como cursos de formación y en reciclar a los trabajadores reemplazados por los robots.
«Desde hace más de siglo y medio EE UU ha gravado los ingresos de los trabajadores, primero para financiar la guerra y después para llenar las arcas del país. Pero ahora algunos expertos creen que ha llegado la hora de replantearse quién, o qué, debería pagar esos impuestos,» dicen en Axios.
Según Axios el debate sobre si los robots deben pagar impuestos o no «ha trascendido finalmente al público», dice en una artículo que recopila diferentes puntos de vista tanto en favor como en contra.
No son los robots, es la economía
Para la representante en el Congreso de EE UU por Nueva York Alexandria Ocasio-Cortez, el problema no son los robots sino la economía: «Deberíamos estar entusiasmados con la automatización, pero no podemos estarlo porque vivimos en una sociedad en la que si no tienes trabajo no existes. Y ese es, en el fondo, nuestro problema,» dijo recientemente Ocasio-Cortez en una charla recogida por The Verge.
En su entrevista con Quartz el fundador de Microsoft admite que un impuesto de ese tipo «enlentecería la automatización» y por extensión la innovación.
Ese argumento, el de perjudicar la innovación, es el que utilizó precisamente el Parlamento Europeo para rechazar hace un par de años una propuesta para implementar, entre otras normas relacionadas con la automatización, un «impuesto robótico» destinado a financiar la reconversión de los trabajadores reemplazados por robots y para sostener los sistemas de la seguridad social.
El impuesto a los robots es «una táctica antitecnología»
Las numerosas dudas que surgen en torno al impuesto robótico comienzan con ponerse de acuerdo en «qué es un robot» y de qué manera se valora su rendimiento económico. «Los impuestos tienen que estar relacionados con alguna actividad que cuantifique la capacidad del contribuyente para pagar impuestos,» dicen en The Guardian.
En The Case Against Taxing Robots del ITIF creen que la idea de que los robots paguen impuestas es una «táctica antirrobot» que en el fondo no es más que un «burdo intento» para disfrazar la tentación de prohibirlos, como ya ha sucedido con otros avances a lo largo de la historia reciente, por ejemplo con el inicio de la era industrial y de las primeras máquinas automáticas.
«Los defensores del impuesto a los robot suenan igual a las voces que en el pasado reaccionaron contra las innovaciones que prometían estimular la productividad (…) ‘gravar a los robots’ sería un grave error porque significaría dar la espalda al progreso.»
El ITIF respalda la idea de la OECD (Organisation for Economic Co-operation and Development) de que en el largo plazo la tecnología impulsa el crecimiento económico, la productividad y mejora del nivel de vida en una suerte de proceso denominado «destrucción creadora» que a lo largo de la historia «ha demostrado que los efectos positivos de las nuevas tecnologías son más poderosos que los efectos del reemplazo de la mano de obra.»