Trabajadores de Renfe y Adif en pie de guerra por el traspaso de Rodalies
Los trabajadores denuncian el incumplimiento de los acuerdos y exigen garantías sobre sus condiciones laborales
Archivo – Un nuevo tren de Rodalies
Los trabajadores de Renfe y Adif han vuelto a encender las alarmas tras denunciar el incumplimiento de los acuerdos alcanzados en noviembre de 2023, los cuales permitieron en su momento la desconvocatoria de la huelga contra el traspaso de Rodalies a la Generalitat de Cataluña. Los sindicatos acusan al Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible de no respetar los compromisos pactados, lo que ha generado un clima de malestar e incertidumbre entre la plantilla.
Un traspaso con falta de garantías
El principal foco del conflicto radica en el acuerdo alcanzado esta semana para traspasar un tramo de la R1 y excluirlo de la Red Ferroviaria de Interés General. Según los trabajadores, esta decisión vulnera la garantía de integridad de los grupos Renfe y Adif, ya que no se asegura el mantenimiento de la plantilla ni de la operación bajo los mismos criterios que rigen el resto de la red ferroviaria. Además, denuncian una indefinición jurídica sobre el futuro laboral de los empleados afectados, generando un escenario de incertidumbre.
Los comités generales de empresa de Renfe y Adif también han manifestado su descontento con el proceso de negociación. En el acuerdo de noviembre, se estableció que los representantes sindicales participarían activamente en las mesas de negociación, algo que, según denuncian, no se ha cumplido. «Hasta la fecha, solo hemos recibido información sobre decisiones que ya han sido tomadas sin nuestro conocimiento ni participación», han criticado en un comunicado conjunto.
El papel del Ministerio bajo la lupa
Otro de los puntos de fricción es la actitud del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, al que los trabajadores acusan de no haber garantizado el cumplimiento de los acuerdos pactados previamente. Consideran que el Gobierno está cediendo ante las peticiones de la Generalitat sin evaluar las consecuencias laborales y operativas de sus decisiones.
Ante esta situación, los sindicatos no descartan la posibilidad de convocar nuevas protestas e incluso huelgas en los próximos meses si no se revierte esta situación. Consideran que la integridad de Renfe y Adif está en juego, así como la estabilidad laboral de cientos de trabajadores que dependen de la operación de Rodalies.
Más allá de las implicaciones laborales, el traspaso de Rodalies se ha convertido en un tema político y social de gran relevancia. Mientras que la Generalitat defiende que el control del servicio permitirá una mejor gestión del transporte público en Cataluña, los trabajadores temen que esta transferencia se haga sin garantías suficientes y en perjuicio de la calidad del servicio y sus condiciones laborales.
El desenlace de este conflicto sigue abierto, pero lo que está claro es que los trabajadores de Renfe y Adif no están dispuestos a quedarse de brazos cruzados.