Los testamentos secretos de Bahamontes: todo cambió en tan solo 4 años
El legado del ciclista Bahamontes se mantiene en los tribunales por el testamento que excluye a sus hijas biológicas y nombra como heredera a su hija adoptada
Federico Martín Bahamontes, reconocido como uno de los ciclistas más grandes de la historia, dejó un legado en disputa tras su fallecimiento en 2023. Su herencia ha desatado un conflicto entre sus hijas biológicas y su hija adoptiva, Victoria Sahagún, quien fue nombrada como heredera universal en los últimos años de su vida y adoptada cuando el ciclista tenía ya 91 años y ella 45.
Bahamontes, quien firmó hasta siete testamentos entre 1960 y 2022, generó un cambio significativo en su testamento en el transcurso de sus últimos cuatro años. Esta situación ha llevado a sus dos hijas biológicas a los Juzgados de Toledo a luchar para que se declare nula la adopción que su padre realizó en 2019. De declararse nulo ese trámite, los testamentos posteriores se acabarían invalidando también.
Los primeros testamentos y la figura de las hijas biológicas
El primer testamento de Bahamontes se remonta a 1960, cuando el ciclista contaba con 31 años y acababa de ganar el Tour de Francia en 1959. En aquel documento, Bahamontes designó como heredera única y universal a su esposa Fermina Aguilar, con quien compartió su vida en Toledo hasta el fallecimiento de ella en 2018.
Cincuenta años después, en 2010, Bahamontes realizó un segundo testamento, donde reconocía a sus dos hijas biológicas, nacidas en 1987 como fruto de una relación extramatrimonial. En este nuevo documento, el ciclista dejaba su herencia a sus hijas, legando a Fermina, su esposa, «la estricta legítima que por Ley le corresponde» y excluyendo cualquier mención a Victoria Sahagún, quien asegura haber tenido una relación paterno-filial con Bahamontes desde 1996.
La introducción de Victoria Sahagún en el testamento
En 2013, el ciclista firma un tercer testamento con un pequeño cambio, pero no fue hasta 2017, un año antes del fallecimiento de Fermina Aguilar, que el nombre de Victoria Sahagún apareció en el testamento del ciclista. En este cuarto documento, Bahamontes incluyó a Sahagún como albacea, aunque sus hijas biológicas continuaban siendo las herederas universales de su patrimonio.
Tan solo dos meses después, en noviembre de 2017, Bahamontes firmó un quinto testamento en el que otorgaba a Sahagún una tercera parte de su herencia. Este fue el mismo día en que el ciclista le concedió poderes para gestionar sus cuentas y propiedades, marcando un paso más en el cambio de rumbo de su herencia.
La adopción y los testamentos definitivos
En 2019, Bahamontes tomó una decisión crucial al adoptar oficialmente a Victoria Sahagún a la edad de 91 años, consolidando su papel en la familia y en su legado. Esta adopción es el trámite cuestionado en los tribunales por las hijas biológicas, quienes argumentan que no fue ratificada ante el juez, un requisito legal fundamental para su validez.
La adopción allanó el camino para un sexto testamento, firmado en 2020, en el que Sahagún fue nombrada como heredera universal. En este documento, Bahamontes afirmó que sus hijas biológicas ya habían recibido en vida el equivalente de su parte de herencia mediante un préstamo de 1.225.000 euros, declaración que las hijas rechazan y niegan haber recibido nunca.
Un último testamento y la controversia final
En abril de 2022, el séptimo y último testamento de Bahamontes fue firmado en su residencia, donde aclaró que los 1.225.000 euros recibidos por sus hijas biológicas no eran un préstamo, sino una donación a cuenta de su legítima. Esta aclaración dejaba a Victoria Sahagún como única heredera de todo su patrimonio, lo que las hijas biológicas están impugnando en los tribunales.
Como ya se ha mencionado, Victoria Sahagún afirma haber tenido una relación paterno-filial con Bahamontes desde 1996, aunque no existen documentos que respalden una conexión tan cercana hasta 2017, año en el que aparece por primera vez en el testamento. Este vacío de pruebas es otro de los puntos clave que la defensa de las hijas biológicas ha presentado en el juicio, intentando demostrar que la adopción fue una decisión influenciada por terceros.
Con todo, este caso ha llamado la atención no solo por la figura de Bahamontes, sino también por la complejidad de los cambios en su herencia y las múltiples modificaciones que hizo en sus últimos años. A sus 95 años, Bahamontes dejó un legado deportivo y familiar que, al parecer, seguirá generando polémica y disputas. Así pues, aunque las pruebas y argumentos continúan en los tribunales, la resolución podría sentar precedentes para casos futuros de herencias y adopciones tardías.