El precio que hay que pagar para que Muface siga dando cobertura a los funcionarios que acuden a seguros privados

Muface enfrenta un futuro incierto: ¿es sostenible el coste de la sanidad privada para los funcionarios?

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los mutualistas no podrán recuperar la totalidad de su dinero hasta, como mínimo, el año 2028

La crisis que ha afectado a Muface, la mutualidad de los funcionarios que optan por seguros privados de salud, ha dejado en evidencia la sostenibilidad de este modelo. A lo largo de más de seis meses de negociaciones fallidas, prórrogas y protestas, la viabilidad de la sanidad privada ofrecida a más de un millón de mutualistas se ha puesto en duda. A medida que los costes aumentan y los números hablan por sí solos, surgen preguntas sobre el futuro del sistema y si es realmente justo para los ciudadanos mantenerlo.

El alto coste de la sanidad privada de Muface

En el centro de este debate se encuentra el precio. Según un informe reciente de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal, la asistencia sanitaria privada de Muface representa un gasto anual de 1.030 euros por cada funcionario. Este coste contrasta enormemente con la modalidad de sanidad pública dentro de la misma mutualidad, que solo cuesta al Estado 343,89 euros por beneficiario.

Este dato subraya un desajuste significativo en cuanto a la inversión pública en cada modalidad de cobertura. De acuerdo con las cifras proporcionadas, el coste anual total para mantener la sanidad privada de Muface es de 1.097 millones de euros, mientras que para los adscritos al Sistema Nacional de Salud (SNS) el gasto total es de 174 millones de euros. Es evidente que el coste para el Estado por mantener a los funcionarios en el sistema privado es mucho mayor que si se les proporcionara atención a través del SNS.

La repercusión económica para la población

Para entender el impacto de este gasto en la sociedad, es necesario analizar la distribución de los costes. El gasto por cada mutualista en la sanidad privada asciende a 2,15 céntimos por cada mil habitantes, mientras que el gasto para los beneficiarios del SNS de Muface es 7,16 céntimos por cada diez mil habitantes. A pesar de que el gasto total por funcionario es mayor en el sistema privado, la diferencia entre ambos modelos es abismal cuando se compara el coste por persona.

Además, los cálculos revelan que un funcionario que opta por la sanidad pública cuesta al Estado 686 euros menos al año que uno que elige la cobertura de una entidad privada. Esta cifra es significativa, sobre todo si se tiene en cuenta que el gasto por paciente del SNS es superior al de la modalidad privada, 1.405 euros por beneficiario, pero la diferencia se compensa con el ahorro generado al mantener a los funcionarios en el sistema público.

Un modelo en crisis, pero con posibilidades de sobrevivir

Pese a los problemas y el aumento de los costes, Muface tiene la intención de continuar con su modelo durante al menos tres años más. El próximo contrato que se firmará para la prestación de servicios a los mutualistas garantiza la continuidad del sistema hasta 2027, con las aseguradoras Asisa y Adeslas como encargadas de cubrir a los funcionarios. Esto pone fin, al menos temporalmente, a una crisis que comenzó a principios de octubre, marcada por varias licitaciones fallidas y la retirada de DKV del modelo debido a su «insuficiencia económica».

A pesar de los esfuerzos por parte del Gobierno y las aseguradoras para mantener el sistema, el futuro de Muface sigue siendo incierto. Los datos muestran que, aunque el sistema privado es más caro y menos eficiente, sigue siendo una opción viable para una parte de la población. Sin embargo, hay quienes cuestionan si mantener este modelo realmente compensa a los ciudadanos, teniendo en cuenta que la opción de sanidad pública es considerablemente más económica.

Una solución aún pendiente

El futuro de Muface parece depender de cómo el Gobierno logre equilibrar los costes y beneficios de su modelo de salud. Para muchos funcionarios, el acceso a la sanidad privada ha sido un privilegio durante años, pero la sostenibilidad de este sistema podría no ser viable a largo plazo. El debate sobre la viabilidad económica del modelo de Muface se intensificará en los próximos años, especialmente a medida que se acerque 2027, cuando se tome una decisión crucial sobre su continuidad.

Por ahora, los funcionarios siguen siendo los protagonistas de un sistema que, a pesar de sus desafíos económicos, sigue siendo clave para aquellos que prefieren la atención privada. Sin embargo, los altos costes que se derivan de mantener este modelo afectan a toda la sociedad, y es posible que en el futuro se replantee su modelo de financiación y sostenibilidad.

En definitiva, Muface se enfrenta a una encrucijada: ¿vale la pena mantener este modelo de sanidad privada a costa de unos elevados costes? Las próximas decisiones políticas y económicas determinarán si el sistema de mutualidad sigue siendo viable o si la opción de traspasar a los funcionarios al SNS será la solución a una crisis sanitaria que ha sacudido al sector.

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Alba Carbajal

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