Golpe de la OCU a la moda ‘low cost’: «Hay que dejar de comprar de forma compulsiva»

La OCU denuncia los efectos que la huella hídrica puede conllevar a largo plazo sobre el medioambiente, y aporta una gran variedad de soluciones

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Cada vez que compramos una camiseta, consumimos carne o utilizamos dispositivos electrónicos, estamos gastando agua, aunque no lo veamos. La Organización de Consumidores y Usuarios ha lanzado una nueva advertencia sobre la huella hídrica, un concepto que mide el agua que se necesita para fabricar, transportar y procesar los bienes y servicios que usamos cada día.

Un concepto que no solo se asocia al gasto de agua cada vez que hacemos uso de un producto o servicio, sino que hace hincapié en la preocupación existente hacia el modelo de consumo compulsivo que está agotando los recursos naturales del planeta. Sin embargo, antes de nada, es importante conocer bien en qué consiste la huella hídrica y cómo afecta a los recursos naturales del planeta.

Así funciona la huella hídrica y estos son sus efectos

La huella hídrica es el volumen total de agua dulce utilizada, directa e indirectamente, para producir un producto o servicio. Esto incluye tanto el agua usada para cultivar materias primas como la empleada en procesos industriales, transporte y empaquetado. Lo alarmante es que muchos productos de uso diario tienen un consumo de agua muy elevado que pasa desapercibido para los consumidores.

Sin ir más lejos, y de acuerdo a los datos brindados por la OCU y cálculos de organizaciones medioambientales, para producir una sola camiseta de algodón se requieren cerca de 2.700 litros de agua, el equivalente a lo que una persona podría beber en dos años y medio. Una simple taza de café implica el uso de 140 litros de agua, mientras que un kilogramo de carne de vacuno puede necesitar hasta 18.000 litros, debido a la alimentación del animal, el agua para su cría y los procesos de transformación.

Y es que lo que mucha gente desconoce es que Cuando hablamos de ahorrar agua, solemos pensar en cerrar el grifo mientras nos cepillamos los dientes o en duchas más cortas, pero la realidad es que estas acciones, aunque útiles, representan solo una mínima parte del agua que realmente utilizamos. El mayor gasto se encuentra en nuestra forma de consumir, desde la alimentación hasta la ropa, pasando por los productos electrónicos o cosméticos.

Un consumo que afecta al planeta y que tiene una sencilla solución

Con ello, la La OCU no solo busca concienciar sobre el consumo de agua invisible, sino que lanza una crítica directa al modelo de consumo excesivo y descontrolado que impera en las sociedades occidentales. La organización insiste en que, más allá de ahorrar agua en el hogar, es fundamental cambiar nuestros hábitos de compra y replantearnos qué es realmente necesario.

Y la realidad es que unos sencillos ajustes en el modo de consumo pueden cambiar de forma radical el modo en el que agotamos los recursos del planeta. Desde la OCU recomiendan comprar menos y mejor, haciendo hincapié en los productos duraderos, de buena calidad y necesarios. También incitan a reducir el consumo de carne y productos procesados en lo relativo a la alimentación, y apostar por ropa sostenible en lo relativo a la moda.

No obstante, si bien el cambio debe comenzar en el consumidor, la OCU también exige una mayor responsabilidad por parte de las empresas y administraciones. Pide transparencia en los procesos productivos, incentivos a la producción sostenible y políticas públicas que fomenten la economía circular y el ahorro de recursos. Porque con la colaboración de todos, es sencillo hacer del mundo un lugar mejor.

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