La DGT desmonta uno de los mitos sobre el consumo de alcohol: «Es mentira»

El alcohol está presente entre el 30 y el 50% de los accidentes de tráfico mortales

Un control de alcoholemia. Foto: Envato

Un control de alcoholemia. Foto: Envato

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El alcohol y la conducción ha sido uno de los temas más comentados estas últimas semanas, después que el Gobierno anunciase que está estudiando rebajar la tasa máxima de alcohol al volante de 0,5 a 0,2 gramos por litro en sangre. Y es que haber bebido es uno de los factores de riesgo más frecuentemente implicados en los accidentes de tráfico.

Según la Dirección General de Tráfico (DGT), el alcohol está presente entre el 30 y el 50% de los accidentes mortales. Se trata de una droga depresora del sistema nervioso central, que altera tanto la aptitud como la actitud para conducir, por lo que incrementa el riesgo de verse involucrado en un accidente de tráfico.

En una primera fase, produce un efecto euforizante, que hace que se pierda el control, disminuye la percepción del riesgo, modifica el comportamiento y deteriora la función psicomotora, alterando la capacidad para conducir un vehículo. Asimismo, se incrementa el riesgo de sufrir lesiones y la probabilidad de que estas sean mortales.

Por ello, la DGT recuerda que lo mejor es evitar conducir después de haber consumido cualquier cantidad, y subraya que la única tasa realmente segura es la de 0 gramos.

Sin embargo, el alcohol es una sustancia muy presente en la sociedad, y su relación con la conducción está plagada de mitos. Por ejemplo, hay quien cree que si se bebe poco a poco a lo largo del día, no se dará positivo en un control.

La DGT, pero, es contundente en su respuesta: es mentira, pues el hígado es capaz de metabolizar únicamente entre 8 y 10 gramos de alcohol en sangre cada hora, por lo que la eliminación de la sustancia del organismo es lenta. Además, remarca que si se consume continuamente durante el día, puede ser que al final la alcoholemia sea mayor de la que la persona pueda pensar.

Otros mitos sobre el alcohol

Hay otras creencias erróneas compartidas entre muchos conductores. La DGT las desmiente:

  • «Un café, una cabezadita y como nuevo«: ninguna de estas estrategias es capaz de reducir los niveles de alcohol.
  • «El alcohol ingerido en la comida no se absorbe«: beber con el estómago lleno puede retrasar la absorción de la sustancia y hacer que se produzca de forma más gradual, pero lo que se ha ingerido siempre acaba pasando a la sangre.
  • «No hay peligro si estoy por debajo del límite legal«: pese a que la tasa está en 0,5 gramos por litro –en el caso de los conductores noveles y profesionales, el límite se reduce a 0,3 gramos–, antes de llegar a esa cantidad ya se habrán producido alteraciones en la capacidad para conducir, y el riesgo de accidente será mayor que si no se ha tomado nada.
  • «Dos personas que beban lo mismo tendrán la misma tasa de alcoholemia«: la cantidad que se bebe es uno de los mayores determinantes de la tasa, pero hay muchos otros factores que la modifican de forma importante, como el tipo de bebida, los alimentos, el tiempo transcurrido o el grado de habituación o tolerancia de la persona.

Falsos trucos para eludir los controles

Aparte de estos mitos, hay una serie de estrategias que son falsas para reducir la tasa de alcoholemia:

Dos jóvenes en un coche, con alcohol.
La DGT recuerda que lo mejor es evitar conducir después de haber consumido cualquier cantidad. Foto: Envato
  • Hacer ejercicio.
  • Tomar chicles, caramelos balsámicos, menta u otras hierbas.
  • Tomar caramelos u otros productos con azúcar.
  • Masticar granos de café.
  • Beber aceite.
  • Fumar abundantemente.
  • Consumir cocaína.
  • Usar determinados espray bucales.
  • Beber mucha agua después de tomar alcohol.
  • Tomar clara de huevo.

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