Quim Torra no pactó con nadie su propuesta de un nuevo referéndum
Los consellers de la Generalitat no conocían el contenido de la intervención del president en el pleno de respuesta a la sentencia del Supremo
A falta de acuerdo entre Junts per Catalunya (JxCat) y ERC, los socios que integran su ejecutivo, el president Quim Torra tira por el camino de en medio y sin encomendarse a nadie, ni a sus consellers ni a su partido. Es lo que hizo este jueves en el Parlament cuando lanzó su propuesta de volver a celebrar un referéndum antes del fin de la actual legislatura. Ninguno de sus consellers estaba avisado.
El presidente del grupo de ERC, Sergi Sabrià, lo dejó claro en el mismo debate, en el que mostró su sorpresa, y dijo que Esquerra lo estudiaría pero que no era el momento de poner fechas. Pero el caso es que esta vez, no solo eran los republicanos los que no conocían el contenido del discurso del president, algo que ha pasado en otras ocasiones, sino el conjunto del govern.
Y eso, pese a que el martes, la portavoz del ejecutivo, Meritxell Budó, aseguró tras la reunión semanal del gobierno catalán que la comparecencia del president estaría pactada entre los socios. Pero ni Torra le precisó el contenido a sus consellers en ese consejo ejecutivo ni tampoco en la reunión que mantuvo con los miembros de su gobierno el miércoles.
El propio entorno del president admite que no les detalló cual sería la propuesta, aunque las mismas fuentes justifican que «todo el mundo sabe lo que piensa Torra», así que nadie, alegan, podía darse por sorprendido.
También en JxCat admitieron no tener noticia previa de la propuesta, pero optaron por quitarle hierro. «Es el presidente y tiene derecho a tomar la inciativa», justifican fuentes de la formación, que ha solicitado una reunión con él para que les concrete la iniciativa.
Torra, por su cuenta y riesgo
Lo cierto es que el president se había comprometido a dar una respuesta a la sentencia basada en el derecho de autodeterminación y, tras meses de conversaciones infructuosas, el momento ha llegado sin que hubiera acuerdo entre JxCat y ERC sobre la naturaleza y la concreción de esa respuesta.
De hecho, el martes ya se renunció a la idea inicial de que los partidos del gobierno sometieran a votación una propuesta consensuada que concretara la respuesta institucional al Supremo y se optó por reducir el pleno monográfico dedicado a la sentencia a una comparencia del president con su correspondiente debate posterior. Así que Torra optó por lanzar su propia propuesta a título personal.
Tras la intervención, fuentes de su equipo trataban de matizar en los pasillos del Parlament la intervención del president, que en el hemiciclo había abogado por «volver a ejercer la autodeterminación» antes del fin de la legislatura -es decir, como mucho, en 2021- y apuntaban que la concreción de esa iniciativa no tenía por qué traducirse necesariamente en un referéndum.
Según esas fuentes, el presidente estaba lanzando su propuesta personal para que sean los partidos los que pacten su concreción, sea en forma de consulta, unilateral o pactada con el Gobierno, o bien en forma de elecciones, se supone que vendidas como plebiscitarias, como ya hizo Artur Mas en 2015.
El caso es que la iniciativa de ese Torra más aislado que nunca ha vuelto a dejar el gobierno en estado comatoso. El president se reunió tras el pleno con Budó y con el vicepresidente Aragonès, según fuentes de Esquerra a petición de estos dos últimos y para trasladarle, en ambos casos, el malestar generado por la unilateralidad del president.
La situación no hace más que echar leña al fuego de un clima aún más enrarecido que de costumbre en la Generalitat por el cortocircuito generado por los llamamientos a la protesta que salen de Palau y las cargas de los Mossos para reprimir la misma, y que tienen al conseller de Interior, Miquel Buch, en el ojo del huracán.