Quim Torra tensa la cuerda con Pedro Sánchez y el Constitucional
El president promete ahora impulsar un nuevo referéndum esta legislatura a espaldas de ERC
Quim Torra tensa la cuerda. El president reaccionó este jueves a la sentencia del Tribunal Supremo (TS) y a la advertencia que le lanzó el Tribunal Constitucional (TC) el miércoles con un gesto desafiante que le sitúa más cerca de la desobediencia institucional y da más motivos a Cs y PP para insistirle al Gobierno de Pedro Sánchez en que tome medidas ya. Eso sí, va por libre. El president lanzó la propuesta sin haber consultado ni siquiera avisado previamente a sus socios de ERC, que se desentendieron de la misma.
Torra se comprometió a impulsar la celebración de un nuevo referéndum antes de acabar la legislatura y a hacerlo además tomando como base una de las resoluciones del Parlament suspendidas por el TC, la que abogaba por impulsar un “acuerdo nacional” para “fijar las vías” que permitan volver a ejercer “el derecho de autodeterminación” en “el plazo más breve posible”, y que abogaba además por exigir “una amnistía total” para los líderes independentistas condenados.
Ese texto, propuesto por la CUP, fue aprobado el 26 de septiembre con los votos de los 68 diputados independentistas de la cámara, y es uno de los suspendidos el miércoles por el Constitucional, que avisó a Torra, el govern y la Mesa del Parlament que podrían incurrir en un delito de desobediencia si no acataban la suspensión.
El president, que comparecía ante la cámara catalana a petición propia, consideró que el miércoles se produjo “un hecho gravísimo”, pero no en referencia a los disturbios en el centro de Barcelona, sino a esa medida cautelar del Constitucional, cuyo aviso blandió en una mano mientras insistía en que “de ninguna manera, ningún tribunal” le impedirá seguir impulsando iniciativas para ejercer el derecho de autodeterminación, y después planteó su nuevo desafío en forma de nueva cuenta atrás: “Esta legislatura, si entre todos lo hacemos posible, tenemos que poder finalizarla validando la independencia”. ¿Cómo? Con un nuevo 1-O.
El «motor», las cuentas de 2020
Claro que, teniendo en cuenta los medios propuestos para hacer posible otro referéndum, sonó todo a un nuevo brindis al sol. Torra propone dos herramientas para alcanzar su nuevo objetivo: una “vía internacional” liderada por su antecesor, Carles Puigdemont, mediante el Consell per la República y el llamado “debate constituyente”, cuyas conclusiones prometió que estarían listas en primavera y servirían de “guía” para la elaboración de una “constitución republicana”.
Si esos dos herramientas ya se antojan poco operativas, todavía parece más difícil arrancar el “motor” que propuso para impulsarlas: los presupuestos del año que viene, que hasta ahora solo se han mostrado dispuestos a negociar los comunes, cuya líder en el Parlament, Jéssica Albiach, tachó su discurso de «delirante», le acusó de actuar más como activista que como presidente y le pidió que renuncie.
ERC se desentiende y carga contra Buch
Pero tal vez el mayor escollo para seguir prolongando la legislatura y cumplir el nuevo programa de Torra, más allá de las peticiones de los comunes y el resto de la oposición para que el president arroje la toalla, está en la alta tensión entre los socios del gobierno catalán.
De hecho, y pese a que el martes la portavoz del ejecutivo, Meritxell Budó, aseguró que el discurso del president estaría consensuado entre JxCat y ERC, los republicanos no sabían nada de la propuesta de un nuevo referéndum, como evidenció en su intervención el líder de su grupo parlamentario, Sergi Sabrià, que dijo que los suyos estudirían la propuesta, pero que «no es el momento de poner fechas».
Sabrià además elevó al Parlament las críticas a la actuación de los Mossos d’Esquadra que los republicanos ya lanzaron el miércoles. Sabrià, en relación al atropello de un menor en Tarragona por parte de un furgón de la policía de la Generalitat, sentenció que «una policía democrática no atropella», y reclamó «más transparencia y más comunicación» al mismo gobierno del que forma parte su formación, mientras el conseller de Interior, el cuestionado Miquel Buch, encajaba el chaparrón con cara de póker.
Pese a las dificultades para que las palabras de Torra se conviertan en hechos, el nuevo desafío del presidente, lanzado en plena escalada de tensión en las calles, supone también añadir más presión a un Pedro Sánchez que sigue insistiendo en que no descarta ninguna opción en Cataluña y al que PP le pide que aplique ya la Ley de Seguridad Nacional y Cs, un nuevo 155.