Sumar denuncia que aún quedan «bastiones autoritarios» en España

La ponencia política de Sumar, redactada por Íñigo Errejón, asegura que estas herencias del franquismo impiden los cambios progresistas y ecologistas

El líder de Más País, Iñigo Errejón, da una rueda de prensa a las puertas del Congreso de los Diputados, este miércoles. EFE/ Chema Moya

Foto: EFE/ Chema Moya

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La ponencia política de Sumar, que debatió ayer el Grupo Promotor de su asamblea del 23 de marzo y que se llevará a ésta denuncia la existencia en España de «bastiones autoritarios» heredados del franquismo y postula para el Estado «fórmulas de convivencia basadas en la voluntad y el libre acuerdo entre pueblos».

En uno de los párrafos más atrevidos del texto, obra de Íñigo Errejón, el planteamiento de Sumar se acerca mucho más al de Podemos que al del PSOE, al interpretar que, debido a los 40 años de dictadura y a la correlación de fuerzas durante la Transición, «el Estado español heredó toda una serie de bastiones autoritarios que atraviesan diferentes nodos de la trama institucional y de la sociedad civil ampliada y que funcionan como un obstáculo y un límite de facto para el alcance de la soberanía democrático-popular».

En concreto, la ponencia enumera «desde la jefatura del Estado hasta el acceso y procedencia geográfica, ideológica y de clase a las altas magistraturas, pasando por sectores y territorios enteros del Estado declaradamente situados más allá del ejercicio y el control democrático». Y reflexiona: «Durante mucho tiempo estos fortines oligárquicos se han entendido como una rémora anecdótica o un mal menor, en pos de la consolidación de la democracia. Pero una vez que la democracia -al menos en su acepción liberal «mínima»- es una realidad incuestionable, resulta anómalo seguir manteniendo límites tan evidentes y rígidos al alcance de la voluntad popular».

Es más, Sumar denuncia que «esos bastiones autoritarios se han articulado de manera explícita con fuerzas políticas, sociales y oligárquicas en un bloque reaccionario que reivindica para sí un derecho patrimonial sobre el Estado y el país; en virtud del cual, cuando gobiernan las derechas, todos los poderes están alineados, y cuando gobierna el centroizquierda, una mayoría del poder institucional, social y económico asume como tarea limitar o, directamente, vetar los posibles cambios de alcance votados por la ciudadanía, pasando incluso por encima de sus propias normas». Y sentencia: «No habrá cambios sociales progresistas y ecologistas de calado sin revertir esta correlación de fuerzas en el Estado».

Respecto a la articulación territorial, la ponencia política de Sumar insiste en «celebrar la complejidad consustancial de España, lo que pasa por reconocer su carácter plurinacional como una de sus mayores riquezas», y considera que «este rasgo esencial de nuestro suelo histórico profundo exige, como principio guía, constituir fórmulas de convivencia basadas en la voluntad y el libre acuerdo entre pueblos, y no en la coacción».

Sin entrar en detalles, el texto baraja que «estas fórmulas pueden ser diversas en su concreción jurídica y constitucional», pero subraya que «pasan necesariamente por formas cooperativas, inspiradas en el federalismo y confederalismo, por una nueva formulación del pacto de convivencia basado en el reconocimiento político de la plurinacionalidad y por tanto de una gobernanza que avance en un sentido de soberanías compartidas».

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