Sánchez vende a los españoles una propina en la financiación que no cubre ni el 10% de lo que pierden con el cupo catalán

Sánchez promete duplicar la aportación del Fondo de Compensación Interterritorial, pero es una cantidad de apenas 500 millones que se queda muy lejos de las intenciones de Cataluña

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha iniciado el curso político con la intención clara de esconder bajo la cama el acuerdo de concierto económico con Cataluña. Para poder distraer al conjunto de los españoles sobre el duro impacto que tendría tal acuerdo sobre las finanzas del resto de autonomías, el jefe del Ejecutivo ha anunciado a bombo y platillo que va «a duplicar» la aportación a la solidaridad que realizan los Fondos del Estado. Lo que no ha explicado Sánchez es que esa medida supone menos del 10% del dinero que se va a esfumar con la materialización del infame ‘cupo catalán’.

«Vamos a duplicar los recursos de la principal herramienta de solidaridad que recoge la Constitución española, que es el Fondo de Compensación Interterritorial», ha presumido el presidente Sánchez, para que todos los españoles tengan «más dinero que con el Gobierno de Rajoy«. Pero lo cierto es que esta nueva promesa de lluvia de millones es anecdótica frente a un concierto económico en Cataluña. Mientras que la aportación solidaria del Estado que promete Sánchez sumaría, a lo sumo, otros 500 millones de euros para las comunidades autónomas agraviadas, esto no compensaría, ni de lejos, el agujero que provocarían los nuevos privilegios de Cataluña y cuyo impacto más bajo se cifra en torno a los 6.000 millones de euros.

Sánchez vende 500 millones frente a los 6.000 millones que da a Cataluña

Sánchez ha anunciado que en la futura reforma de la financiación de las comunidades autónomas, que excluirá ya a Cataluña del régimen común, el Fondo de Compensación Interterritorial se verá duplicado. En la actualidad, este fondo representa un porcentaje anecdótico del conjunto del modelo autonómico, entre los 430 y los 580 millones anuales, según se contabilicen remanentes anteriores o no. El anuncio de Sánchez supondría duplicarlo hasta los 1.000 millones de euros para las 14 comunidades autónomas restantes (País Vasco y Navarra también supieron negociar en su momento y están exentas de la farragosa solidaridad).

Esta adición ya representa apenas una cuarta parte de la aportación de Cataluña que se realiza sobre los impuestos autonómicos cedidos (los porcentajes sobre IRPF, IVA y Especiales), de unos 2.100 millones de euros anuales según datos de 2022. Esta cantidad desaparecerá naturalmente en la futura negociación con Cataluña. Pero la cifra será todavía mayor, porque el acuerdo alcanzado entre el PSC y ERC establece que también serán recaudados por la Generalitat todos los impuestos estatales. Un estudio de Fedea señala que esa cantidad ronda los 30.000 millones de euros.

El mismo estudio de Fedea, elaborado por Ángel de la Fuente, elabora diferentes escenarios sobre el impacto fiscal de la aprobación de un concierto económico para Cataluña sobre el resto de autonomías, asumiendo las distintas reclamaciones de los partidos nacionalistas y que quieren reducir sus aportaciones a la solidaridad. El informe señala que si el concierto económico redujera la aportación solidaria a los porcentajes que han venido reclamando políticos de ERC (que han impuesto este sistema a Salvador Illa en la Generalitat), la ganancia neta para Cataluña sería, como mínimo, de 6.600 millones. Es decir, 11 veces más de lo que Sánchez está prometiendo al resto de comunidades.

La insuficiencia de recursos

El gran perjuicio del concierto económico de Cataluña para el grueso de la redistribución territorial en España no es el grado de solidaridad que se asuma en la primera actualización del modelo en 2025. Los partidos independentistas asumirían con gusto, incluso, incrementar algún punto la solidaridad catalana, porque sabrían que esa aportación tenderá a cero en las sucesivas negociaciones para actualizar el sistema gracias a las condiciones que impondrán los partidos nacionalistas a cualquiera que quiera presidir el Gobierno de España.

Tampoco ha dicho Sánchez que ese incremento de 500 millones de euros, o incluso mayor si se quisiera, saldrá de las arcas públicas que nutren todos los españoles, con la excepción de País Vasco, Navarra y, ahora en adelante, Cataluña, cuyos tipos impositivos no se van a ver modificados por las necesidades del Gobierno o el Estado. Así ha sido con subidas, por ejemplo, del IRPF en los últimos años para financiar capítulos de gasto en ejercicios con déficit público (como seguirá siendo): los territorios vasco y navarro no lo han sufrido.

Lo mismo ocurrirá con cualquier aportación fiscal que haga el Gobierno a las comunidades autónomas para disimular con el cupo catalán. Es pan para hoy y hambre para mañana, o hambre para hoy y hambruna para mañana. Serán los mismos ciudadanos españoles, perjudicados por el cupo, quienes tendrán que asumir vía deuda pública lo que el Gobierno les dice que les va a dar. Dijo Arturo Pérez Reverte, en un programa de El Hormiguero, que Sánchez era capaz de vender a su madre por seguir en el poder, aunque en realidad no era su madre, «sino la tuya». Pues esta es la versión fiscal del asunto.

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