Sánchez chantajea al Congreso con la Dana para que le apruebe los Presupuestos de 2025
El Presidente del Gobierno, en una intervención casi inmaculada, lo echa todo por tierra al exigir apoyo a los Presupuestos utilizando la tragedia valenciana como excusa
Parecía una comparecencia pública casi perfecta, pero Pedro Sánchez no ha podido resistir a la instrumentalización política que a menudo le caracteriza para clausurar su intervención desde La Moncloa con un chantaje que hará historia: «es necesario más que nunca» aprobarle los Presupuestos de 2025 al presidente del Gobierno para poder hacer frente a la tragedia que ha vivido la Comunitat Valenciana.
Se conoce la necesidad de este Gobierno de dotarse de unos nuevos Presupuestos Generales del Estado para llegar al final de legislatura. Y se conoce también la gran desolación que azota la región valenciana tras más de 200 fallecidos y otros tantos desaparecidos. Del tono de la intervención del presidente parecía que, esta vez, estábamos ante un hombre de Estado capaz de separar ambos planos; el interés político y la urgencia nacional. Pero no pudo ser.
Sánchez y la urgencia de sus presupuestos
Sánchez ha explicado que necesita unos nuevos Presupuestos Generales del Estado para poder vehicular todo el apoyo económico a las víctimas de la provincia de Valencia. Pero lo grave es que hace esta afirmación tras aprobar de golpe y porrazo mediante un decreto de emergencia nacional el desembolso de 10.600 millones de euros que «entran en vigor ya», horas después de dar luz verde en el Consejo de Ministros, tras declarar la zona al sur de la capital valenciana como zona catastrófica. Según el líder del Ejecutivo, este importante desembolso, «la Fase 1», puede ver la luz en cuestión de horas. Pero para la «fase 2 y 3», va a necesitar unos nuevos Presupuestos.
En el mismo minuto Sánchez ha sido capaz de aprobar un paquete de más de 10.000 millones de euros con unos Presupuestos prorrogados desde 2023, para acto seguido requerir apoyo de sus socios (y de los que no lo son) a unos nuevos Presupuestos sin los que, ha dado entender, no se va a poder ayudar a los damnificados por las inundaciones.
El presidente del Gobierno tiene todo el derecho del mundo a no renunciar a sacar adelante sus Presupuestos para 2025 con el mayor apoyo posible, y a presentarlo en el Congreso. Pero resulta mezquino exigir apoyo para sí mismo cuando la situación en el terreno sigue siendo dramática. Más, sabiendo que precisamente la aprobación de unas cuentas públicas es el elemento político que se ha utilizado en los últimos meses como termómetro de la viabilidad del Gobierno de Pedro Sánchez.
Es una pena terminar con ese chantaje final a sus socios parlamentarios pero seguramente también al PP de Alberto Núñez Feijóo, sobre quien seguramente descargue la responsabilidad de sacar adelante las cuentas públicas con la tragedia valenciana como telón de fondo. El detalle de las ayudas prometidas tienen, a primera vista, una apariencia sólida.
Sánchez y los sesgos
También Sánchez se ha ocupado de no cargar las tintas políticamente contra Carlos Mazón, presidente de la Comunitat Valenciana, por la gestión de la emergencia local, y le ha cedido el protagonismo de las tareas de reconstrucción, «en cogobernanza».
A pesar de que la comparecencia de Sánchez arrancó con una dosis de su propio argumentario político – «gracias a los medios por luchar contra los bulos y la desinformación»-, hay que reconocer que la explicación del plan fue sólida y por encima del toma y daca de la clase dirigente. Sánchez se comportó como un dirigente a la altura de las circunstancias. Con la excepción de algunos resbalones populistas, como cuando repite lo de «El Gobierno va a pagar…». Pero no: no se trata de un desembolso magnánimo de Sánchez y su veintena de ministros, sino de dinero del contribuyente. Señor Sánchez: el Gobierno aprueba cosas, no las paga.