Romeva impulsa de forma clandestina un lobby soberanista en Londres
El conseller de exteriores mantiene una agenda privada y organiza con Puigdemont un encuentro con una asociación de catalanes en el Reino Unido
El gobierno catalán tiene un objetivo, que es, al mismo tiempo, su principal talón de Aquiles. Quiere que se traslade, en el máximo número de instancias internacionales, el proyecto soberanista. Pero, en la mayoría de ocasiones, lo que logra es que las acciones en el extranjero se proyecten en el interior, sólo para consumo interno. Quien lo intenta es el consejero Raül Romeva, titular de Relaciones Exteriores, que trata de impulsar un lobby soberanista en Londres.
Tras un batacazo con un frustrado viaje al Reino Unido, Romeva ha mantenido una agenda privada en las últimas semanas, con el objeto de dar a conocer la versión soberanista de la situación en Cataluña a políticos, periodistas y organizaciones en el Reino Unido. Lo último que ha programado es un encuentro con la comunidad de catalanes en Londres, para que sean una especie de ‘embajadores’ de la causa independentista. Pero el resto de contactos se enmarcan en su agenda privada.
Agenda privada
En ese encuentro, Romeva no estará solo. Irá junto a él el presidente catalán, Carles Puigdemont. La organización de catalanes en el Reino Unido es CatalansUK, un casal virtual que tiene cerca de 3.000 socios. En la carta de invitación, para el 11 de mayo, se asegura que se abordará «la situación actual en Cataluña», con la idea de trasladar el mensaje de que el proyecto soberanista sigue en marcha, y que, si el Gobierno español que se pueda constituir tras las nuevas elecciones del 26 de junio no ofrece un referéndum, la hoja de ruta soberanista de 18 meses se mantendrá, según fuentes del entorno de Romeva.
El consejero, sin embargo, no tiene mucha suerte. O no logra la proyección que desearía. Programó un viaje al Reino Unido para los días 26 y 28 de abril, con una conferencia de prensa que acabó cancelando. La polémica suscitada porque no había avisado de sus contactos al Ministerio de Exteriores, acabó en un viaje más discreto, con una agenda privada.
Termómetro en el Reino Unido
Esos intentos llegan en un momento importante, en vísperas de las elecciones en Escocia, este jueves, que pueden suponer una nueva victoria del SNP, el partido independentista escocés. Las elecciones coinciden con las regionales en Gales e Irlanda del Norte, y las locales en Inglaterra. Será un termómetro para el independentismo escocés, pero también para los laboristas en todo el Reino Unido, que estrenan líder, con Jeremy Corbyn.
En esa tesitura se enmarcan los contactos del Gobierno catalán para buscar complicidades, aprovechando la situación que se pueda producir tras el 23 de junio, la fecha del referéndum en el Reino Unido sobre su salida de la Unión Europea.
Romeva trató de contactar, precisamente, con Andrew Rosindell, diputado en el parlamento británico, del Partido Conservador, que ha hecho campaña en Gibraltar a favor de la salida del Reino Unido de la UE, según público el diario ABC.
Falta de destreza o presión de España
Ese es el gran problema para el soberanismo catalán. O por la falta de destreza, –pese a contar con elementos con experiencia, como Amadeu Altafaj, delegado de la Generalitat en la UE, ex jefe de gabinete de Olli Rehn, cuando era vicepresidente económico de la Comisión Europea– o por la presión de la diplomacia española, lo cierto es que el Govern de Puigdemont no logra complicidades en ningún país europeo.
Se comprobó esta misma semana, cuando Puigdemont aseguró que no había contactado con la Comisión Europea, para entrevistarse con su presidente, Jean-Claude Juncker, y la propia Comisión le desmintió, precisando que sí se había producido y que, «por motivos de agenda», se había desestimado.
Romeva trata de buscar otros caminos. Y por ello ha buscado doblegar la voluntad del presidente del CIDOB, Carles Gasòliba, que, ante la presión para que el think tank se reoriente hacia la causa independentista, ha decidido dejar el cargo. El consejero, eso sí, logró una entrevista en el diaro The Telegraph, el pasado 29 de abril, en la que insistía en la «última oferta» del Gobierno catalán al Ejecutivo español: «que nos dejen celebrar un referéndum, permitir preguntar al pueblo, negociando los términos», o, en caso contrario, «estaremos legitimados para seguir adelante».