Acuerdo en julio para investir a Illa: PSC y ERC aceleran para abortar la vuelta de Puigdemont

Ambas formaciones buscan un pacto que puedan refrendar las bases este mismo mes y que disuada a Puigdemont de volver a España, algo que dinamitaría el pactismo en ERC

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y el líder del PSC, Salvador Illa. EFE/Andreu Dalmau

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Matar (políticamente) a Carles Puigdemont. Esta es la gran motivación común que comparten el PSC y ERC en las negociaciones políticas en Cataluña y que abocan a un pronto acuerdo para investir al socialista Salvador Illa como próximo presidente de la Generalitat.

Las intenciones de PSC y ERC es cerrar un acuerdo de investidura para Illa que le permita ser investido en plazo antes del 26 de agosto, y además acelerar las negociaciones al máximo posible para que este pacto esté rubricado y avalado por las bases en votación durante este mes de julio.

El motivo de esta premura es evitar, según explican fuentes nacionalistas a ECONOMÍA DIGITAL, la tentación de Carles Puigdemont de poner pie en España a finales de agosto con la intención de participar en las sesiones de investidura, postulándose como candidato. Si eso sucediera, con el inevitable paso por el calabozo de Carles Puigdemont (está por ver por cuánto tiempo), presionaría de tal manera el alma independentista de ERC y sus bases que sería muy difícil que la entente para un nuevo tripartito de izquierdas fuera posible.

Las negociaciones actuales entre PSC y ERC básicamente se fundamentan en cómo justificar el propio acuerdo. Entre ellas, el establecimiento de un concierto económico para Cataluña donde la autonomía recaude todos los impuestos, más cesiones en infraestructuras o el establecimiento de un marco de votación estatutaria sobre la identidad política de Cataluña.

ERC quiere rellenar el acuerdo de tal forma que sea fácil justificarlo ante las bases, elemento sobre el que ya están trabajando después de que los propios afiliados republicanos abortaran a la japonesa una votación sobre la entrada de ERC en el Ayuntamiento de Barcelona que lidera Jaume Collboni.

Los intereses de Puigdemont

Junts ha insinuado en las últimas semanas que Puigdemont podría regresar a Cataluña de forma inminente para presentarse como el legítimo presidente de la Generalitat y único candidato viable para la investidura. Desde fuentes cercanas a la formación sostienen que Puigdemont volverá si le conviene «política» y «personalmente», y deben confluir ambas circunstancias.

En lo político, Puigdemont regresaría si este hecho pudiera hacer fracasar un acuerdo entre PSC y ERC, y forzar, o bien una repetición electoral, donde se daría margen para forjar su lista unitaria independentista absorbiendo a ERC, o bien presionando a Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, y al mismo Illa, para que facilitaran su investidura tras el fracaso del socialista catalán. Una opción remota. Pero eso sucedería semanas antes de la celebración del 11 de Septiembre, que siempre supone un revulsivo separatista, y que favorecería las tesis ‘procesistas’.

En el ámbito personal, el regreso debería garantizar que su coste en prisión no es demasiado alto. Teniendo como referente su paso por la cárcel alemana, Puigdemont aceptaría un paso de horas, o algunos días en el calabozo, y pasar a libertad condicional, hasta que la amnistía o el Tribunal Constitucional le dejaran libre al fin. Eso sería conveniencia personal.

La posición de ERC

Así que en manos de PSC y ERC está abortar su regreso desincentivándolo políticamente. No sería capaz de forzar ningún otro escenario que el tripartito en Cataluña. En este caso, Puigdemont podría aceptar permanecer en Bruselas. Como mínimo, un año, plazo que debe aguantar Illa hasta convocar nuevas elecciones. Y, estimando que la legislatura catalana podría durar dos años y medio, daría plazo a que Puigdemont, ya libre de cargas penales, volviera a armar una apuesta independentista en Cataluña y forzar el regreso de ERC a su regazo.

Esto es lo que existe sobre el papel, aunque en ERC los cuchillos vuelan por una reciente crisis desatada en su dirección por la realización de campañas ofensivas contra sus propios candidatos por motivos electorales. En esta guerra, se enfrentan el clan de Oriol Junqueras y el de Marta Rovira. Sin embargo, ambos líderes comparten la profunda convicción de que Puigdemont debe abandonar el terreno de juego.

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