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Sánchez sigue de presidente tras alentar las presiones contra jueces y medios críticos
Sánchez lleva a España un paso más hacia el precipicio tras promover un chantaje emocional de 5 días donde ha fomentado ataques al "fango" judicial y mediático.
El presidente del Gobierno no dimite. Los cinco días de reflexión, en los que Pedro Sánchez ha sometido a España a un chantaje emocional, y ha impulsado las movilizaciones en su partido y sus socios contra «la máquina del fango» que suponen, su juicio, los jueces y los medios críticos, terminan como empezaron, terminan con el mensaje de que no tiene intención de abandonar el Palacio de la Moncloa.
El supuesto dilema moral de Pedro Sánchez ha terminado resolviéndose en una nueva amenaza contra los sectores críticos. El presidente ha asegurado que las movilizaciones de este fin de semana, tanto del PSOE en Ferraz como los afines a Sumar el domingo, le han ayudad a tomar esta decisión. En estas convocatorias, lideradas por sus dirigentes, se ha promovido legislar en contra de jueces y medios de comunicación críticos, descritos como «una jauría judicial y mediática» por su propio ministro de Presidencia, Félix Bolaños.
Los próximos pasos son igualmente inciertos. Después de quejarse del «acoso» sufrido por su familia, tras las investigaciones sobre los negocios de su mujer, Sánchez ha llamado a una «mayoría social» movilizarse contra las instituciones que están promoviendo estas acciones.
«He decidido seguir»
«He decidido seguir, seguir con más fuerza si cabe al frente de la Presidencia. Esta decisión no supone un punto y seguido, es un punto y aparte, se lo garantizo», ha indicado. «Por eso asumo ante ustedes mi compromiso de trabajar sin descanso, con firmeza y con serenidad por la regeneración pendiente de nuestra democracia», ha dicho Sánchez.
«Debemos decidir qué tipo de sociedad queremos ser y creo que nuestro país necesita hacer esta reflexión colectiva. De hecho, durante estos cinco días ya hemos comenzado a hacerla. Una reflexión colectiva que abra paso a la limpieza, a la regeneración y al juego limpio», puntualizó.
Cinco días de suspenso
Desde el miércoles, cuando difundió una ‘carta a la ciudadanía’ donde anunciaba que se tomaba cinco días para reflexionar sobre su futuro, el panorama político español estuvo pendiente de La Moncloa, donde el presidente se encerró a cal y canto y no dejó traslucir qué decisión iba a tomar.
Inclusive, el momento de la comparecencia no figuró en la agenda oficial ni tampoco se filtró a la prensa, ni siquiera a los medios afines al Gobierno.
Muestras de apoyo
A lo largo del fin de semana hubo varias muestras de apoyo a Sánchez por parte de su partido, con una manifestación de militantes socialistas (unos 12.500 según el Gobierno) el sábado en Ferraz y otra más pequeña el domingo (5.000 personas) frente al Congreso.
A ello se sumaron los pedidos de altos cargos socialistas, sindicalistas, dirigentes de partidos aliados y de líderes políticos de Europa y otros países que le solicitaban que “resista” y siga al frente de La Moncloa. Según ha dicho en su comparecencia, estas muestras le han «influido decisivamente» en la decisión de no dimitir.
El compás de espera de Pedro Sánchez, al menos oficialmente, se basaba en las diligencias judiciales que el magistrado Juan Carlos Peinado ha abierto contra la esposa de Sánchez, Begoña Gómez, por presunto tráfico de influencias y corrupción en los negocios.
La causa fue impulsada tras una denuncia de Manos Limpias, que la Fiscalía recomendó su archivo tras revelarse que la base eran informaciones periodísticas.