Pedro Sánchez huye de la lista de 21 puntos de Quim Torra
El Gobierno se desentiende de los 21 puntos que Quim Torra planteó al presidente del Gobierno el pasado 20 de diciembre para no proyectar más cesiones
El Gobierno no desea abrir un frente negociador con la Generalitat basado en la lista de reclamaciones que Quim Torra entregó a Pedro Sánchez el pasado 20 de diciembre. El presidente del Gobierno no quiere verse atrapado en el terreno de juego marcado por el titular de la Generalitat y, sobre todo, no quiere proyectar la imagen de haber realizado otra cesión a Torra.
La única base de negociación que contempla Sánchez, subrayan fuentes gubernamentales, es el comunicado suscrito por el Gobierno y Generalitat, en el que se aboga por dar una salida al «conflicto» catalán con una «propuesta política de amplio apoyo».
Sánchez quiere acotar las conversaciones al corto y controvertido texto acordado la semana pasada en la reunión que mantuvo con Torra previa al Consejo de Ministros celebrado en Barcelona el 21 de diciembre.
El comunicado provocó cierto revuelto por no citar la Constitución expresamente y por aludir al «conflicto político» existente en Cataluña. En él se resalta la necesidad de preservar la «seguridad jurídica». Para el Ejecutivo socialista esa mención en el texto es suficiente, ya que entiende que abarca la Constitución y todas las leyes.
Mediación internacional
Entre los 21 puntos que plantea Torra se encuentra una «comisión internacional que medie entre los gobiernos de Cataluña y España». Otro de ellos se refería a la «desfranquización de España y el aislamiento del fascismo y la ultraderecha», otro a la «regeneración democrática y la ética política como fundamentos en los cuales basar la discusión política«.
El tercero de los puntos que desveló Torra del documento alude al «ejercicio del derecho a la autodeterminación, con una propuesta de una comisión internacional que medie entre los gobiernos de Cataluña y España».
«Esta es la propuesta catalana», remarcó el presidente autonómico, que espera «una respuesta por parte del Gobierno de España», ya que «el diálogo no se puede quedar sólo en palabras vacías» sino que «debe ser creíble».