Los indicios de rebelión contra Pedro Sánchez se acumulan en 24 horas
Con el PSOE a horas de perder el poder en Andalucía, Susana Díaz activa una rebelión contra Pedro Sánchez
La todavía presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, ha elegido el día de Navidad para cargar contra la apuesta catalana de Pedro Sánchez. Un día sin noticias, en el que está asegurada la repercusión de unas declaraciones con contenido. Nada menos que la equiparación del llamado conflicto catalán con el desafío que hizo ETA a la democracia española.
Conviene leer detenidamente lo que dijo al respecto Díaz en la Cadena SER de esa comunidad: «En este país nunca se reconoció la existencia de un conflicto político de quienes utilizaron la violencia y el terrorismo. Y eso fue la respuesta que tuvo el Estado durante 40 años a los que plantearon la cuestión en esos términos».
«Como comprenderá, no voy a reconocer que cuando un gobierno desleal ahora echa un pulso al Estado, y se salta las normas, se considere un conflicto lo que es un desacato, la desobediencia a las normas y quebrar la convivencia entre los ciudadanos».
El inicio de una rebelión generalizada
¿Significan las declaraciones de Díaz el primer disparo de una rebelión generalizada de los barones descontentos, cuyo pensamiento ha sintetizado la presidencia de Andalucía?
No necesariamente. Pero cada vez quedan menos días para la celebración de las elecciones municipales y autonómicas y, por tanto, menos tiempo para rectificar la política catalana de Sánchez.
Díaz ha anunciado que no tiene ninguna intención de dimitir del liderazgo del PSOE andaluz. No es un anuncio gratuito porque desde la Moncloa y Ferraz movieron ficha en esa dirección la misma noche del resultado electoral andaluz. Susana Díaz no perdió las elecciones, pero no consiguió mayoría suficiente para formar gobierno.
Una situación mucho mejor que los 84 escaños que consiguió Pedro Sánchez en las últimas generales, el peor resultado en la historia del PSOE. ¿Está legitimado Sánchez para exigir la dimisión de Díaz? Desde luego, las palabras de Susana Díaz son una declaración de resistencia en su feudo de la secretaría general del socialismo andaluz.
Están en sintonía con las que realizó el presidente de Aragón, Javier Lambán y lo que piensan los presidentes de Extremadura, Guillermo Fernández Vara y de Castilla La Mancha, Emiliano García Page.
Los desplantes del separatismo
Simultáneamente, desde la Generalitat y desde Bruselas no se escatiman desplantes para el presidente del gobierno de España.
Del “no sabemos quién manda en el PSOE”, dicho este miércoles por Carles Puidgemont, a la filtración de datos de la reunión de Barcelona que habían sido omitidos o silenciados desde la Moncloa. Es decir, el documento con 21 puntos que Quim Torra puso sobre la mesa, incluida la mediación internacional.
La aprobación de la senda de gasto en el Congreso de los Diputados en un brindis al sol de los diputados secesionistas. Lo previsible es que en unas horas sea rechazada por el Senado, donde el PP tiene mayoría absoluta. Los limites presupuestarios serán los mismos que en el ejercicio anterior.
No hay muchos datos que inviten a la esperanza de que Sánchez consiga aprobar los presupuestos. Hasta las votaciones de las enmiendas a la totalidad tienen un pequeño margen para mantener abiertas las expectativas.
Respuestas radicales
La cadencia de los acontecimientos no invita al optimismo. El comienzo de las sesiones del juicio del «procés» van a calentar el ambiente. Probablemente se alimente la sospecha de que hay algún acuerdo secreto sobre la concesión de indultos cuando haya sentencia firme. Y las tensiones en el secesionismo impulsarán respuestas radicales.
La dicotomía táctica de Sánchez de entendimiento con los secesionistas para conseguir los presupuestos y distanciamiento de ellos para abordar con garantías las municipales y autonómicas es cada vez más complicada porque ya no queda tiempo.
Las declaraciones de Díaz no son ajenas a estos plazos ni a estos dilemas del secretario general del PSOE y presidente del Gobierno. Lo previsible es que los barones autonómicos socialistas no se dejen conducir al cadalso electoral mansamente. Pronto empezaran a protestar en voz cada vez más alta.
Díaz ha dado el pistoletazo de salida para reclamar una rectificación de la política catalana de Sánchez. El objetivo es que la crisis de poder del PSOE no pase del batacazo andaluz en un partido, que sobre todo, tiene vocación de poder.