Oriol Junqueras tritura a Carles Puigdemont
El líder de ERC aprovecha su declaración en el Tribunal Supremo para sacar pecho de su actuación política y contraponer su estrategia a la del líder huido
Un dirigente del Pdecat visitó hace pocas semanas a Oriol Junqueras en la prisión de Lledoners y se llevó esta conclusión: «Él ha decidido hacer una apuesta por su partido, por ERC. Es algo que llama la atención porque inicialmente él no era un hombre de partido. Pero ahora su objetivo es que ERC sea la Convergència del siglo XXI».
El comentario de este dirigente del Pdecat cobra todo el sentido después de ver la intervención de Junqueras este jueves en el Tribunal Supremo. El dirigente de ERC apenas realizó esfuerzos por desmontar las acusaciones de rebelión, sedición y malversación que pesan sobre sus espaldas y que le pueden costar hasta 25 años de prisión.
El exvicepresidente de la Generalitat desmintió, eso sí, haber azuzado la violencia o haber gastado dinero público en el referéndum. Pero Junqueras, cuyo entorno siempre ha dado por hecho que la sentencia (condenatoria) está escrita, sacó pecho por haber promovido el referéndum del 1-O pese a las prohibiciones judiciales.
«Nuestra obligación es proteger los derechos de los ciudadanos. Igual que debemos proteger, por ejemplo, el derecho de huega, pues también debemos proteger el de voto porque votar no es delito e impedir por la fuerza que se pueda votar sí que lo es», dijo.
Junqueras vs Puigdemont
Junqueras confirmó así su intención de aprovechar los focos en el Tribunal Supremo para grabar algunos mensajes de campaña. Y para destacarse como un líder fiel al pueblo, a diferencia de Carles Puigdemont, verdadera víctima de su estrategia. «Entiendo que estoy en un juicio político, eso es lo que yo entiendo. Y entiendo también que soy un representante electo y que me debo a mis votantes», dijo el que será candidato de ERC a las elecciones europeas.
El líder de ERC mantiene una gélida relación con Puigdemont. No tiene la menor intención en ventilar sus tensiones porque no lo necesita y porque, a la postre, su objetivo es que ERC devore el espacio de la vieja CDC y del mundo de Podemos en Cataluña.
Y tampoco tiene ningún interés en competir en su terreno. Junqueras no sólo evitó el terreno habitual de Puigdemont —el de las vejaciones al Estado «franquista» y «autoritario»— sino que se descolgó con un «amo a España» en su intervención. Su plan es «ensanchar la base del soberanismo». Y a eso intenta dedicarse.
Parlamentarismo en el Supremo
A lo largo de su intervención, Junqueras dejó completamente de lado cualquier tipo de estrategia jurídica. Lo suyo fue tomar el Supremo por el Congreso de los Diputados y presentarse como un pacifista para los libros de historia: «Antes que demócratas somos buenas personas y estamos convencidos de que nuestra obligación es atender a los mejores posibles a las necesidades de cada ciudadanos».
Puigdemont, a menudo criticado por haber protagonizado una cobarde fuga, tuiteaba para no quedar en fuera de juego. Pero, en realidad, todas las reverencias del soberanismo se las llevó Junqueras, un hombre que ha decidido pensar a medio plazo. El líder de ERC se da por condenado, pero piensa mantener de forma obstinada su cargo como presidente de ERC entre barrotes.