Opa de Salvador Illa a la Convergencia de Pujol tras el harakiri de Junts
El nuevo presidente catalán, del PSC, ficha a los convergentes pragmáticos para el Ejecutivo catalán a la vez que compra sus tesis nacionalistas. Quiere ocupar el espacio de la antigua CiU.
La configuración del nuevo Gobierno de la Generalitat de Cataluña, que preside desde este fin de semana Salvador Illa, es la constatación de que el PSC está culminando su apuesta por ocupar el espacio convergente. Illa ha fichado a dos consejeros de la órbita nacionalista, Miquel Sàmper y Ramón Espadaler. Ambos dirigentes han sido consejeros de anteriores administraciones de Junts y se han apartado desde posiciones críticas.
Los nombramientos de estos ex convergentes han levantado ampollas pero es el culmen de un proceso de los últimos años donde los socialistas catalanes han querido ocupar el espacio convergente, la “casa gran del catalanisme”, como se hacía llamar la antigua de CiU liderada por Jordi Pujol, el “pal de paller”, como se autodenominaba el presidente nacionalista.
No son solo nombres, si no también la participación de algunas entidades políticas que se han ido acercando a los socialistas catalanes, entre ellos Units per Avançar, formación cuyo secretario general es el propio Espadaler, que se define como “humanista, catalanista y democristiano”. Ahora Espadaler es consejero de Illa, y el presidente de Units, Albert Batlle, es teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, que lidera el socialista Jaume Collboni. El jefe de prensa de Espadaler es Xavier Viejo, un histórico de CiU en el Congreso de los Diputados donde realizó esas funciones para Josep Antoni Duran i Lleida durante muchos años.
Para ello, Salvador Illa ha tenido que asumir algunas tesis nacionalistas que serán clave en la legislatura catalana. La principal es la reclamación de un concierto económico para Cataluña al estilo del cupo Vasco, que fue el primer punto del programa electoral de la CiU de Artur Mas que acabó con el tripartito de izquierdas en 2010.
Ahora es el PSC la principal fuerza nacionalista en Cataluña, después de que los sucesores de aquella CiU hayan decidido practicarse el harakiri siguiendo a Carles Puigdemont en una travesía a no se sabe dónde. Después del escándalo de entrada y salida en España del prófugo catalán, sin que se ejecutara la orden de detención, Junts se ha convertido en una formación excéntrica cuya única coordenada política es corear las estrategias antisistema y circenses de Carles Puigdemont.
Salvador Illa respira tranquilo porque puede ocupar el espacio convergente sin aplicar políticas del centro derecha. Su programa de gobierno es salvaguardar las subidas de impuestos y las regulaciones anti empresas de los anteriores Gobiernos catalanes. Junts, con era el partido llamado a confrontar las políticas de izquierda de los socialistas, pero todo apunta a que estarán demasiado ocupados siguiendo la psicodélica hoja de ruta personal de Puigdemont.
Buenas noticias para Illa, regulares para Sánchez y malas para Feijóo
La ‘Puigdemontada’ es una buena noticia para Salvador Illa porque parece que los shows del prófugo de Waterloo tendrán poca incidencia en la política catalana. Al no haber sido detenido, ERC tiene mucho más fácil seguir apoyando al PSC en la Generalitat. Son noticias reguleras para Sánchez porque Junts entra en terreno aún más desconocido. Es difícil que se sepa qué va a exigir para articular mayorías parlamentarias en el Congreso de los Diputados, donde el Gobierno ha sido incapaz de sacar adelante sus leyes a excepción de la de amnistía, y con las dudas crecientes de los Presupuestos de 2025.
Pero son malas noticias para Alberto Núñez Feijóo, porque si en algún momento se aspiraba a formar una mayoría en el Congreso que defendiera políticas liberales ante el Gobierno intervencionista, estas opciones se disipan porque la única agenda de Junts va a ser la estrategia de defensa personal de Puigdemont, fuera de la política tradicional.