Navarro y Duran, ¿el frente unionista?
Las direcciones del PSC y de Unió buscan un imposible equilibrio interno entre sus electores
Nada será igual. El último año ha convulsionado la política catalana, y el mapa de partidos se ha modificado. Las direcciones de las principales fuerzas políticas buscan cómo regresar al pasado, al entender que sigue siendo posible, y que lo que ha ocurrido es que los mensajes no se han interpretado correctamente, justo, además, en el corazón de una crisis económica devastadora. CiU y el PSC desearían recuperar el terreno perdido, pero hay diferencias importantes.
La dirección de Convergència Democràtica cree en el proceso independentista, pierda o no electorado, pero Unió Democràtica quiere poner el freno cuanto antes, y aquí coincide con el PSC.
Tanto el primer secretario del PSC, Pere Navarro, como el líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, han decidido que sus partidos no acudan a la llamada Vía Catalana, pero dejan libertad a sus militantes y simpatizantes para que formen parte de la cadena humana que unirá todo el territorio catalán en la Diada del 11 de septiembre. El argumento de los dos dirigentes es el mismo: los dos partidos defienden el derecho a decidir, pero no una exhibición a favor de la independencia, y la cadena humana tiene ese segundo objetivo, como ha reiterado la líder de la Assemblea Nacional de Catalunya (ANC), Carme Forcadell.
Las interpretaciones de Duran
El problema para los dos partidos es enorme, tanto que el mismo Duran ha tratado de vestir otra realidad. El líder de Unió mantiene que, pese a lo que diga la ANC, los dirigentes o militantes de Unió que acudan a la Vía Catalana lo harán “postulando solo el derecho a decidir”.
No será el caso de dirigentes como Antoni Castellà, secretario de Universidades del Govern, que defiende el proceso independentista. Otra cosa será si participan o no otros altos cargos de UDC, como la vicepresidenta del Govern, Joana Ortega.
El factor ‘Àngel Ros’
Navarro, esta vez, ha logrado una paz transitoria. El alcalde de Lleida, Àngel Ros, no acudirá a la Vía Catalana, pese a ser uno de los dirigentes socialistas encuadrados en el sector crítico. Ros entiende que la ANC ha planteado una marcha “independentista”, cuando el terreno común que desearía Ros es la defensa del derecho a decidir, de la posibilidad de celebrar un referéndum de autodeterminación, sin prefigurar de antemano su resultado.
Y también la diputada Rocío Martínez- Sempere ha defendido esta línea. Tampoco estará. Pero lo que hagan otros dirigentes, Navarro no lo puede controlar.
El PSC y Unió, por tanto, se están acercando, aunque Duran no vea similitudes. Los dos partidos se sienten incómodos con la Vía Catalana convocada para la Diada del 11 de septiembre. Se ven arrastrados por una dinámica que domina sin complejos Esquerra Republicana, secundada por Convergència, y determinados medios de comunicación públicos y privados.
El frente unionista
Tanto Navarro como Duran podrían configurar un frente “unionista”, siguiendo el propio guión que los independentistas han trazado para ellos. En ese caso, las costuras de los dos partidos podrían saltar por los aires, lo que les llevaría, forzosamente, a redimensionarse.
Navarro está convencido de que, esta vez, lo que propone para el PSC es lo que quieren sus bases y su militancia. Y quien no esté por la labor ya sabe qué camino debe tomar, como expresó el secretario de Acción Política del PSC, Antoni Balmón, en un artículo en El Periódico, matizado, sólo, ligeramente por el propio Navarro.
La incógnita de Unió
En el caso de Unió, nada se sabe. El partido democristiano no ha confrontado con sus electores, directamente, cuál es su fuerza real. Pero las directrices de Duran ya no se secundan totalmente en el partido. La Diada del próximo miércoles será una gran prueba.
Los que acudan apoyarán una marcha independentista, al margen de las interpretaciones que se ofrezcan después.
Navarro y Duran podrán hacer cuentas y apostar o no por ese denostado “frente unionista”.