El PSC toma una decisión: se blinda, resiste y se hace pequeño
La dirección quiere desvincularse ya del derecho a decidir y asume posibles escisiones
Hay un nombre que puede ser representativo de lo que le está pasando al PSC. Sin necesidad de recuperar de nuevo un relato sobre cómo los dirigentes territoriales del partido, los llamados capitanes, consiguieron el poder en aquel lejano Congreso de Sitges de 1994, sí es significativo pronunciar el nombre de Jaume Sobrequés.
Ex diputado socialista, hoy en brazos de CiU, es el director del Centre d’Història Contemporània de Catalunya, el responsable de un simposio que se prepara para el mes de diciembre, con la participación de la Generalitat, con el llamativo título de Espanya contra Catalunya, una mirada histórica (1714-2014). ¡Casi nada, una reducción, al margen de guerras de sucesión dinásticas, o de guerras civiles marcadas por las batallas ideológicas entre izquierdas y derechas!
Romper lazos con los ‘Sobrequés’
Si se pronuncia el nombre de Sobrequés, los dirigentes del PSC tuercen el gesto. Porque consideran que hay muchos ‘Sobrequés’ que han distorsionado el discurso de los socialistas catalanes, hasta hacerlo incomprensible para buena parte de la militancia y el electorado del PSC.
Y, –siempre es más fácil tomar decisiones cuando te ves obligado a ello–, el PSC que dirige el primer secretario, Pere Navarro, quiere romper lazos con todos esos ‘Sobrequés’. Es el momento. La decisión está tomada, aunque se corran serios riesgos de ruptura o de escisiones.
Mano firme
En las ejecutivas del PSC las intervenciones de todos sus miembros son fluidas, pero hacia el final de las reuniones toman la palabra los alcaldes, los que mandan en estos momentos, y que están representados por Antoni Balmón. Los “sermones”, explican fuentes de la ejecutiva, son claros y contundentes.
No habrá espacio para medias tintas. Ya no. En algunas de esas ejecutivas, además, a la salida aparece el rostro de José Zaragoza, diputado en el Congreso, pero asiduo en la sede del PSC de la calle Nicaragua. Hay mano firme.
¿Y qué decisión se ha tomado? El PSC ya se ha ido distanciando del derecho a decidir, y de la voluntad de convocar una consulta en esta legislatura, aunque formara parte del programa electoral. Se incorporó entonces, porque el propio grupo parlamentario estuvo a punto de romperse. Y se fijó en el programa prácticamente el mismo texto que se había consensuado en el seno del grupo parlamentario, para votar una resolución, aprobada en el Parlament, poco antes de las elecciones.
Ruptura con el pacto sobre el derecho a decidir
En las próximas reuniones que convoque el President Artur Mas en el seno del Pacto Nacional sobre el Derecho a Decidir, el PSC ya no estará. No quiere saber nada de ello, porque entiende que CiU y ERC relacionan esas reuniones y todo lo que conlleva con la independencia de Catalunya. En todo caso, es lo que percibe, a juicio de la dirección del PSC, el militante y elector socialista.
En paralelo, el PSC está dispuesto a jugar muy fuerte su carta federalista, buscando acuerdos con el PSOE, que se podrían concretar en el mes de octubre. El PSOE tratará de encajar todas las piezas, las que recibe desde todas sus agrupaciones territoriales, en el mes de julio, en una convención en Granada. Con ese proyecto federal, de la mano del PSOE, el PSC desea combatir a los nacionalistas.
Escisiones a la vista
Además, el PSC, según las fuentes consultadas de la dirección, considera que si se retira de ese Pacto Nacional sobre el Derecho a Decidir, CiU e ICV comenzarán a tener serias dudas sobre si es necesario o no seguir adelante con el proyecto. El propio Josep Antoni Duran Lleida ha constatado que en ese caso, CiU debería reflexionar y tomar una decisión.
¿Problemas de esta decisión? Importantes. Los ex consellers socialistas en el tripartito, casi todos ellos encuadrados en el ala más catalanista del partido, siguen mostrando su rechazo a la actual dirección. Se cruzan mensajes en sus cuentas de Twitter, como Joaquim Nadal, o Montserrat Tura.
Corrientes como Avancem, que protagoniza Joan Ignasi Elena, podrían acabar en movimientos políticos organizados al margen del partido. Y valores del partido como Rocío Martinez, se pueden ver forzados a mostrar sus discrepancias con mayor rotundidad.
El valor de ser pequeño
Pero la máxima está clara. El PSC “es ahora pequeño”. Tendría 16-17 diputados según la encuesta de El Periódico. Ahora tiene 20. Se asume esa realidad, un hecho que podría acabar afectando a otro ex coloso como CiU. Los socialistas, en todo caso, no tienen empacho en asumir que son una fuerza política debilitada y que pasarán por un desierto difícil y complicado.
Entienden, sin embargo, que lo prioritario es “cohesionar” a los suyos, ofrecerles un mensaje, –centrado en las políticas sociales, que es lo que quieren los votantes tradicionales socialistas– y no una pluralidad de ellos y ninguno sin defender con convicción. Y que, después, ya se pensará en volver a crecer.
¿De nuevo Chacón?
El horizonte, en un partido como el PSC, es, de nuevo, las elecciones municipales de 2015. El problema añadido es que la dirección necesita saber quién liderará el PSOE. Y las elecciones europeas de 2014 marcarán el futuro inmediato del socialismo español.
¿Carme Chacón en ese horizonte? Ni sí ni no. Ya se verá. Lo que pasa, y con todas las prevenciones del mundo, es que Chacón es capaz de decir en su cuenta de twitter –con más o menos dosis de demagogia– cosas como ésta:
“Paro, malnutrición infantil, pobreza… Pero el dinero de los catalanes Mas lo dedica a ésto: ‘España contra Cataluña’», en referencia al simposio de Sobrequés.
Y eso conecta mucho con un electorado socialista en muchos barrios de las grandes ciudades de Catalunya que está sufriendo mucho más la crisis, como asegura un dirigente del PSC, que los profesionales liberales que se dedican a decir que en un país independiente se pagarían menos impuestos, en referencia al Cercle Català de Negocis.
No es tiempo, por tanto, para ‘Sobrequés’ en el PSC. De hecho, él ya se cobijó en CiU.