Mascarillas de cobre: protegen mejor contra la Covid-19 y son reutilizables
La pyme chilena CoureTex fabrica productos con tela antibacteriana a partir del cobre desde hace años
Una sencilla mascarilla se ha convertido en una mina de oro para la pyme chilena CoureTex, la única compañía que fabrica mascarillas de cobre y que ha visto como su negocio se ha disparado con la pandemia de coronavirus a medida que han aumentado los pedidos desde los países más afectados.
«Somos 15 empleados. Antes de la crisis del coronavirus vendíamos alrededor de 20.000 mascarillas al mes», explican desde la empresa en un comunicado. El aumento de la demanda ha sido tan radical que la compañía está trabajando con su máxima capacidad de producción: medio millón de mascarillas al mes.
«No ha sido necesario aumentar el número de empleados, pero sí tuvimos que comprar nuevas máquinas», explican.
En un momento en el que los mercados están desabastecidos de equipos de protección, la tela antibacteriana de CoureTex permite que las mascarillas puedan ser lavadas y reutilizadas.
«Se puede lavar hasta 50 veces con cualquier detergente sin cloro, a mano, como cualquier ropa delicada. Al ser reutilizable lo hace mucho más conveniente, ya que las mascarillas desechables se tienen que eliminar después de cada uso», explican.
La pyme lleva funcionando a todo gas desde que en enero China encargara 6 millones de mascarillas, ya que el cobre es un gran protector contra el coronavirus, y admite que tiene que ofrecer a sus clientes cantidades muy inferiores a las que le solicitan.
Además de mascarillas, CoureTex también fabrica otros artículos como plantillas, antifaces o guantes. Los productos están certificados en Chile por Lictex, en América por Senai y en la comunidad europea por Intertek.
Así han pasado de proteger a los mineros y evitar infecciones intrahospitalarias a combatir el coronavirus
La pyme tiene un origen muy particular. Por un lado, los dueños Mauricio y Óscar Silva, siguieron con angustia el caso de los 33 mineros atrapados en la mina de San José en 2010. Los mineros sufrieron infecciones por hongos, algo común entre la profesión, y los Silva pensaron en crear y comercializar una tela que pudiera protegerlos en el futuro, según explica Efe.
También fue algo personal para la familia. «Surgió por una necesidad familiar. Un pariente mío falleció por infección intrahospitalaria, por lo tanto quise hacer una tela antibacterial para evitar que esto le pasara a más gente», explica el fundador de la compañía.
Tras adquirir una «patente de invención» en 2018, los dueños de la chilena Couretex aseguran que son la única compañía que fabrica este tipo de producto en todo el mundo.
«Las mascarillas eran uno más de los productos que teníamos y desde el coronavirus es el más vendido. Nunca me imaginé que tendrían tanto éxito«, reflexionan desde la compañía, que trabajo muchos años en el producto hasta lograr comenzar a comercializarlo.
Los principales mercados de CoureTex están siendo Brasil, España, México, Argentina y Chile. Aunque la compañía advierte de que no está autorizada a revelar el nombre de sus clientes, cuenta que ha enviado mascarillas a Andalucía, Barcelona y Lérida.
La pyme confirma que España es su principal cliente en Europa: «hemos vendido aproximadamente 1,2 millones de mascarillas».
La compañía reconoce que el precio de sus mascarillas puede ser más elevado que una mascarilla tradicional, «pero su uso es de largo plazo y su nivel de protección es mucho mayor», señalan.
CoureTex comercializa tanto al por mayor como al por menor, con un precio base de unos 5,3 euros por unidad en ventas pequeñas, según explica Efe.
Noticia original: Business Insider
Autora: Ana Zarzalejos