Mas mide sus fuerzas antes de regresar a la primera línea
El expresident se hace el sueco con los intentos del puigdemontismo de captarlo y no moverá ficha hasta que el Pdecat concrete su relación con la Crida
El expresidente de la Generalitat Artur Mas vuelve a estar de actualidad, y no solo por la condena del Tribunal de Cuentas, que ha resuelto que debe devolver los 4.9 millones de euros gastados en el 9-N. Los cantos de sirena para que regrese a la primera línea política han comenzado, pero Mas se dedica por el momento a enfriar expectativas. Quiere medir sus fuerzas y esperar los siguientes pasos de Carles Puigdemont con la Crida Nacional per la República, una formación que podría acabar en manos de una de sus principales personas de confianza, la consellera Elsa Artadi.
El nombre de Mas ha salido a la palestra en pleno pulso entre la Crida y el Pdecat para resolver su nivel de colaboración. Se supone, dicen todas las partes, que están condenadas a entenderse, pero, en realidad, el entendimiento no se intuye después de varios meses buscándolo.
El Periódico inforrmó este lunes de movimientos para atraer a Mas a la Crida, vehiculados por algunos de sus antiguos hombres de confianza, entre los cuales citó a David Madí, que fue su mano derecha entre 2003 y 2010. El presidente del Pdecat, David Bonvehí, salió al paso de la información y explicó que Mas, en una conversación telefónica privada, le aseguró no tener ninguna constancia de esas maniobras.
Mas, a la espera del encaje del Pdecat y la Crida
Fuentes del entorno del expresident se expresan en el mismo sentido y también enfrían un eventual regreso. «Puede que haya quien quiera que vuelva, pero a él nadie se lo ha pedido», aseguran. La formulación permite no tener que descartar nada, pero en todo caso, Mas no movería ficha hasta que el Pdecat haya concretado la naturaleza de la relación que la formación mantendrá con la Crida. Eso es, al menos, a lo que se ha comprometido con la dirección del Pdecat, según fuentes de la misma.
Un posible retorno a la arena política no supondría su regreso a la arena electoral en todo caso. Hay que recordar en este punto que la inhabilitación de dos años dictada por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) en 2017 por haber organizado la consulta del 9-N todavía no ha empezado a aplicarse y sólo lo hará cuando el Tribunal Supremo resuelva el recurso, lo que está previsto que suceda en los próximos meses. Pero Mas sí podría asumir cargos de partido, sea en la Crida o sea en el Pdecat.
Mas dejó la presidencia del Pdecat en enero y no ha vuelto a tener ningún cargo orgánico
Este lunes, el conseller de Políticas Digitales y Administración Pública, Jordi Puigneró, rompió el hielo e inició la ronda de agasajos al expresident. Entrevistado en La Xarxa, Puigneró consideró a Mas «un gran activo para el independentismo» y «una persona altamente cualificada para liderar la Crida o para cualquier tarea para batallar con estos objetivos».
Mas dejó la presidencia del Pdecat en enero de este año y no ha vuelto a tener ningún cargo orgánico. Hasta ahora, el expresident se ha mantenido además en un discreto segundo plano respecto al largo pulso que mantienen Puigdemont y el Pdecat, cuya dirección se niega a diluirse en la Crida y que, tras el pistoletazo de salida del igualmente largo proceso fundacional del artefacto puigdemontista, anunció que serán las bases las que decidirán el encaje de ambas formaciones.
Pero esa decisión de los militantes no se tomará hasta que la Crida haya concretado si su naturaleza acabará siendo la de un movimiento sin vocación electoral o si, por el contrario, se constituirá como partido a todos los efectos, como quien más quien menos ya da por hecho. No en vano, sus promotores ya la registraron como partido, por si acaso.
Retrasos y tensiones
Cuando, a mediados de julio, Puigdemont lanzó la Crida como un gran paraguas bajo el que agrupar al grueso del independentismo, el plan era presentarla a finales de septiembre o principios de octubre, pero las negativas a integrarse de ERC y la CUP y las tensiones internas en el seno del Pdecat respecto al encaje entre el partido y el artefacto del expresident, por un lado, han rebajado las ambiciones de los promotores del nuevo espacio puigdemontista y, por otro, han ido dilatando los plazos. Ahora, la previsión es culminar el proceso fundacional con un congreso el 19 de enero.
Mientras tanto, sigue sin definirse la lista única que Pdecat y Crida quieren impulsar de cara a las municipales de mayo de 2019 en Barcelona. El Pdecat no renuncia a Neus Munté como alcaldable, aunque está abierto a otras opciones. Puigdemont, por su parte, apostó en su momento por el exconseller Ferran Mascarell pero no termina de decidirse y su opinión es clave.
Se supone que desde finales de septiembre, Munté y Mascarell trabajan mano a mano con otro de los líderes de la Crida, Jordi Sànchez, y con el exconseller Quim Forn, para elaborar una lista conjunta, pero en ese punto hasta ahora tampoco ha habido entente.
En el Pdecat, la tensión ha ido a más al quedar claro que la Crida va camino de constituirse en partido a todos los efectos
Dentro del Pdecat, la tensión entre los partidarios de la Crida, encabezados por la vicepresidenta del partido, Míriam Nogueras, y los sectores que ven con escepticismo los movimientos de Puigdemont es notoria desde hace meses. La tensión no solo no remite, sino que ha ido a más a medida que ha quedado claro que la formación puigdemontista va camino de constituirse en partido a todos los efectos.
Bonvehí, escogido como presidente en el congreso de julio como una figura de consenso aceptada por ambas facciones, trata de templar los ánimos, pero no hay indicios de que la fiebre remita. Y, en esa coyuntura, que Puigdemont trate de captar al expresidente del partido no contribuye precisamente a limar las asperezas.