Madrid reparte la segunda tanda de las polémicas mascarillas gratuitas
Los sanitarios se oponen a este modelo de protector facial al generar falsa seguridad y no tener suficiente evidencia de su eficacia contra la Covid-19
Comienza el segundo reparto gratuito de mascarillas en Madrid contra el coronavirus. Cada ciudadano de la región podrá recoger su máscara KN95 en las farmacias regionales con una fecha límite del 2 de julio. El material sanitario llegó a España en aviones fletados por el Ejecutivo madrileño y remarcan que son de un fabricante distinto al de la primera entrega.
El cargamento se ha trasladado al almacén instalado el Ifema. Allí, la distribuidora Cofares lo recogió y movilizó a sus instalaciones en Móstoles y Alcobendas para repartirlas entre las 2.882 oficinas de farmacia que hay en la región. La distribuidora se encargará de recoger las mascarillas que hayan sobrado del primer reparto, una vez se depuren datos de entrega mediante DNI.
Los madrileños tendrán que presentar la tarjeta sanitaria, con la que se controlará el reparto a través de la receta electrónica. Las 600.000 personas, principalmente mutualistas, que en Madrid no disponen de esta tarjeta, podrán recibirla presentando la documentación acreditativa de estar dado de alta en la mutualidad.
Sanitarios en pie de guerra
El segundo reparto comienza con la denuncia de la Asociación Madrileña de Enfermería (AME) ante la Fiscalía de Madrid. La organización sanitaria cree que el Gobierno de Díaz Ayuso pudo «poner en riesgo» a la población distribuyendo un modelo que «no cumple los criterios de seguridad» ni está avalado por científicos.
La asociación de enfermeras insiste en que se investigue la decisión y condiciones de reparto de las KN95: «Consideramos que la decisión de dispensar las citadas mascarillas ha sido meramente política, desvinculada de cualquier consideración científico-técnica-epidemiológica que la avalase».
El colectivo cree que las mascarillas son inseguras y que pueden provocar «situaciones de riesgo para las familias madrileñas al no ser un medio seguro de mitigar la propagación de la Covid-19″. No son los únicos, jefes de servicios de Medicina Preventiva pedían que no se repartieran al general «falsa sensación de seguridad» y que su uso no se sustentaba a criterios científicos.
