Los directores de colegios temen brotes pese a las medidas
Según los directores, los llamados grupos de convivencia estable o burbuja anunciados para los más pequeños no pueden frenar del todo los contagios
Las últimas noticias sobre bajadas de la ratio de alumnos por aula en algunas enseñanzas y la promesa de más profesores ha «tranquilizado un poco a los directores de los centros” pero sigue el “temor de que haya pronto casos de coronavirus», según apuntan estos. Todos los equipos de las escuelas se encuentran realizando un sobreesfuerzo importante de cara a septiembre pero, a pesar de ello, “no existen garantías” a la hora de preservar la seguridad.
Según los directores, los llamados grupos de convivencia estable o burbuja anunciados para los más pequeños no pueden frenar del todo los contagios. No se podrán controlar, por ejemplo, si un niño de la clase 1ºA no puede juntarse con los de 2ºA pero sí lo hace antes de entrar en el colegio o después. “Las extraescolares romperían los grupos burbuja”, añaden.
Si se promulga la prohibición de celebrar reuniones de más de diez personas, «ese debería ser el número de referencia para un alumnado que debe permanecer seis horas cada día en su aula, pero a nadie escapa que esta sería una reducción de ratio insoportable para nuestro sistema», indica el director de Fedadi, Raimundo de los Reyes.
El presidente propone determinar la capacidad del sistema para reducir la ratio en los distintos niveles y, una vez agotada esta posibilidad —por la imposibilidad de contratar más profesionales o habilitar más espacios— implantar sistemas que actúen sobre la ratio. La semipresencialidad podría ser una buena opción en estos casos, como ya se está anunciando en algunas comunidades.
Los planteamientos que se dictaron en julio se han quedado obsoletos, teniendo en cuenta el empeoramiento de la situación epidemiológica debido a los rebrotes. Y para ello se necesita realizar un gran número de inversiones. Según Fedadi, aunque se ha realizado una inversión importante en los centros para adquirir materiales de protección o de higiene, no es «nada significativa en comparación con las inversiones necesarias» que deberían hacer las administraciones.
Dificultades para las familias en desventaja social
Algo que todavía queda por hacer es prever los recursos tecnológicos mínimos y necesarios para las familias en desventaja social. «Incluso en circunstancias de absoluta normalidad, la desigualdad derivada de la falta de acceso a las tecnologías del conocimiento y el aprendizaje ya supone una clara desventaja para un sector significativo del alumnado, que debería contar con estos recursos del mismo modo que se hace con los programas de gratuidad de los libros de texto», argumenta.
El director del CEPA madrileño Sierra Norte de Torrelaguna, Diego Redondo, coincide con Fedadi en cuanto a que «la mayor dificultad» puede estar para el seguimiento del curso por parte de los alumnos con menos recursos, sin dispositivos ni conectividad, que «difícilmente podrán seguir las clases no presenciales por muchas cámaras que se instalen en los centros».
Temor en la educación para adultos
Según recuerdan los colegios, en la educación para adultos hay alumnos de 18 a 90 años, muchos con enfermedades vulnerables a la Covid, por lo que «el miedo y el peligro es mayor». Además, gran parte trabaja, por lo que «el peligro de contagiar aumenta», como puede pasar en las Escuelas de Idiomas.
Redondo declara que si se contempla la semipresencialidad «hace falta tiempo para concretar en cada centro cómo se va a desarrollar». En poco tiempo ve difícil, por ejemplo, encontrar nuevos espacios y que los profesores nuevos en el centro, la mayoría interinos, conozcan la realidad del mismo y cómo se va a trabajar en este nuevo escenario.