Seis explicaciones poco convincentes de cómo obtuvo su máster Cifuentes
Cristina Cifuentes se presenta como víctima de una cacería pero no resuelve varias de las dudas sembradas sobre su máster, y sigue sin enseñar su trabajo final
Forzada por la oposición, la presidenta de la comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, compareció este miércoles para rendir cuentas sobre el caso del máster en Derecho Público del Estado Autonómico que supuestamente completó en la Universidad Rey Juan Carlos, y sobre el que desde hace dos semanas no paran de acumularse indicios que ponen en duda que realmente lo cursara.
«Los hechos son que mi expediente académico no fue manipulado y que mis asignaturas fueron cursadas y aprobadas. Lo he demostrado con documentos y lo ha confirmado la propia universidad», alegó Cifuentes.
La presidenta madrileña, y con ella el PP, prefirió atacar a la oposición, acusándola de abandonarse a una cacería sin pruebas, que aclarar varias de las dudas planteadas. No le faltarán oportunidades para hacerlo, porque Ciudadanos ha anunciado que forzará la apertura de una comisión de investigación. Estas son las principales sombras que enturbian el asunto.
La matrícula
El máster arrancó el 22 de septiembre de 2011. La matriculación había que hacerla del 3 de mayo al 30 de junio. Había un segundo plazo previsto por si quedaban plazas disponibles, del 7 al 18 de septiembre. En ambos casos, los candidatos debían pasar unas pruebas de selección, convocadas del 1 al 10 de julio y del 19 al 25 de septiembre
Cifuentes se matriculó el 21 de diciembre y abonó el curso una semana después, tres meses fuera de plazo y después del inicio de las clases, y sin que conste si hizo ninguna prueba de selección. El porqué de esta irregularidad no ha sido aclarado.
La asistencia
Se trataba de un máster con carácter presencial de 60 créditos, que se cursaba durante nueve meses, de septiembre a junio, con clases los jueves y viernes por la tarde y los sábados por la mañana, a razón de entre 12 y 15 horas por semana. Pese a ello, Cifuentes no solo se incorporó cuando ya hacía transcurrido un tercio del postgrado, sino que sus supuestos compañeros no la recuerdan.
En la comparecencia, ha alegado que, en el caso de un máster como el suyo, la naturaleza presencial «solo significa que los estudios no se dan de manera telemática». «Los estudios de postgrado muchas veces se adaptan a las posibiilidades de horario de los alumnos que trabajan, y yo me acogí a ello», argumenta.
«¿Cómo es posible sacar cinco sobresalientes en un máster presencial sin ir a clase?», preguntó el portavoz de Ciudadanos en la Asamblea de Madrid, Ignacio Aguado. La presidenta se ha limitado a sonreír como única respuesta.
El cambio de notas
El primer aldabonazo del caso Cifuentes se dió al publicar El Diario que en 2014, dos años después de la finalización del curso, y siendo ella delegada del gobierno, una funcionaria de otro campus cambió dos notas de su expediente: así, los «no presentado» con los que estaban calificados hasta entonces la asignatura de financiación de las comunidades autónomas y el trabajo de fin de máster (TFM) se convirtieron en sendos notables.
Desde el principio, tanto la universidad como la presidenta han alegado que se trataba de subsanar un error administrativo. En su comparecencia, Cifuentes esgrimió «docenas» de mails de alumnos a profesores solicitándoles modificaciones a posteriori por errores de la misma jaez, y también un certificado de la universidad que acredita que ha cursado todas las asignaturas, que obtuvo un 7,43 de nota media y que su TFM fue calificado con un 7,5.
Además, presentó una carta remitida al rector por el catedrático que instó el cambio de nota que insiste en que los dos «no presentado» se debían a un «error de transcripción» que afectó a más alumnos.
La fecha de la defensa del TFM
Pero las principales dudas surgen en torno del trabajo final, empezando por la extraña fecha que se supone que escogió para defenderlo ante el tribunal, ninguna de cuyas tres integrantes ha dicho nada en público desde que empezó la crisis.
El día que consta que la entonces delegada del gobierno lo presentó es el mismo 2 de julio de 2012 en que casi un millón de personas recibió en las calles de Madrid a la selección española para celebrar su triunfo en la Eurocopa, lo que precisa de una logística no precisamente sencilla.
Ciudadanos y Podemos le han preguntado cómo era posible compatibilizar la defensa del trabajo con la gestión de «uno de los mayores dispositivos policiales de la última década», y Cifuentes contraatacó: «el dispositivo se seguía desde la jefatura superior de policía, no desde la delegación del gobierno, no era mi competencia».
El TFM
¿Existe el TFM de Cifuentes? Desde que estalló la crisis, nadie lo ha visto. La presidenta, que dice que ha extraviado su copia, en la comparecencia mostró el certificado que acredita que se le calificó con un 7,5 y anunció que ha dado permiso a la universidad para hacer público el trabajo, que valía 24 de los 60 créditos del curso.
La oposición se preguntó por qué no ha pedido directamente una copia. Horas antes, El Confidencial publicaba que el director del máster, Enrique Álvarez Conde, estudia alegar que la universidad no dispone de ninguna copia del TFM porque fue destruido en 2016, cuatro años después de su presentación.
La falsificación de firmas
«Ni mi currículum ni mis calificaciones han sido falseadas ni falsificadas», reiteró Cifuentes. Pero de la falsificación documental revelada, se ha desentendió. El documento presenta firmas falsas de al menos dos de las tres integrantes del tribunal que consta que evaluaron el TFM, y Cifuentes dijo no saber nada de ello.
«Me he limitado a remitir a los medios el documento acreditativo que expedió la universidad». Es, por tanto, a la Rey Juan Carlos, a quien corresponderá aclarar este punto, según la presidenta.