La respuesta independentista a la sentencia del TS cae en el bloqueo

Las diferencias entre partidos y entidades mantienen bloqueadas las negociaciones para dar una respuesta política unitaria a la sentencia del procés

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Las cuentas pendientes entre los partidos independentistas, sobretodo de Esquerra Republicana (ERC) y Junts per Catalunya (JxCat), están haciendo mella en el independentismo. La crisis de confianza y las diferencias entre partidos y entidades mantiene bloqueadas las negociaciones para dar una respuesta política unitaria a la sentencia del Tribunal Supremo (TS) sobre el procés que se espera para principios de octubre.

Según una información de La Vanguardia, si la Diada debe servir de termómetro de la movilización independentista, el choque de la ANC con ERC pone de manifiesto las dificultades para afianzar un relato conjunto. Si la Diada ya no es de unidad, al independentismo sólo le queda el Consell per la República, con Carles Puigdemont al frente desde Waterloo, como espacio donde están representados partidos y entidades

Tensiones que se alargan en el tiempo

La legislatura ha reafirmado la estrategia de ERC frente a JxCat y las cuentas pendientes entre los republicanos y la ANC han aflorado en el momento más delicado que afronta el independentismo desde octubre del 2017. Las diferencias entre partidos y entidades mantienen bloqueadas las negociaciones para dar una respuesta política unitaria a la sentencia del procés.

 

Òmnium, incómoda

Cuando a cinco días de las elecciones del 21-D, convocadas en aplicación del artículo 155, la Assemblea envió a su militancia una carta en la que aseguraba que sólo reconocería un Govern presidido nuevamente por Carles Puigdemont, sentó muy mal en ERC. Los republicanos se indignaron por lo que consideraron un llamamiento a votar a JxCat. Agustí Alcoberro, que ejercía como vicepresidente de la ANC, reconoció después que la carta había sido “desafortunada” y que apoyaban a las tres candidaturas independentistas.

El enfrentamiento entre la entidad y ERC incomoda a Òmnium, defensor de “los grandes consensos”. La entidad fija su propia estrategia en torno a la figura de Jordi Cuixart y marca distancias respecto a las peleas con la ANC. Òmnium no tiene hoja de ruta, así que no se pronuncia ante un referéndum unilateral, pactado o la DUI.

Posible adelanto electoral

Pere Aragonès ya ha puesto sobre la mesa un imposible gobierno de concentración, aunque la apuesta de ERC es un adelanto electoral. En JxCat, la polémica les pilla en plena reordenación de su espacio político. Rehúsan ir a las urnas ante las perspectivas negativas que señalan las encuestas. Además, Artur Mas, que hace días que titubea entorno a su posible regreso, está inhabilitado hasta 2020.  

La CUP es el tercero en discordia. Pese a compartir con la ANC la via de la unilateralidad, la formación no se ha librado de la crítica de la Assemblea. Los cuperos apuestan por una “oleada movilizadora” sostenida en el tiempo enfocada hacia la ruptura con el Estado, y no de transición, como creen que se produjo para su disgusto en octubre del 2017.

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