La reforma fiscal de Rajoy irrita a Mas que rechaza bajar impuestos

El President se enroca en el déficit fiscal de Catalunya que sigue “sin controlarse”

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Las decisiones que toma el Gobierno español, en el día a día para hacer frente a la crisis económica, están provocando un mayor distanciamiento con el Govern de Artur Mas. Aunque la Generalitat, que sigue sin poder financiarse en los mercados internacionales recurre al Fondo de Liquidez Autonómica (FLA), necesita al Estado, el Ejecutivo que preside Mas rechaza casi todas las medidas del Gobierno de Mariano Rajoy. La más discutida, ahora, es la reforma fiscal.

El Govern de Mas no entiende que en un momento en el que las autonomías le piden al Gobierno español que ceda tres décimas del déficit a los gobiernos autonómicos, ahogados por la necesidad de atender a los pilares del estado del bienestar –educación y sanidad– el Ejecutivo haya planteado una reforma fiscal que disminuirá los ingresos en unos 9.000 millones de euros.

Recaudación de todos los impuestos

Mas, exigido en el Parlament este miércoles por la oposición, principalmente el PP para que decida una rebaja del tramo autonómico del IRPF, ha mostrado su irritación con la decisión de Rajoy, dejando claro que no tiene capacidad de maniobra, a menos que el Estado le transfiera “toda la fiscalidad”. Es decir, si la Generalitat pudiera disponer de la gestión y recaudación de todos los impuestos, que es lo que pretende con la Agencia Tributaria de Catalunya.

Con esa respuesta contestaba a la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho, quien le había reclamado que bajara los impuestos en los que tiene competencias, entre ellos el impuesto de sucesiones, que, a su pesar, Mas ha recuperado para buscar más ingresos, tras el acuerdo con Esquerra Republicana.

El President acabó criticando la reforma fiscal de Rajoy. “Resulta que los despedidos no pagaban, y ahora pagarán, gracias al PP”, aseveró. “Cuando llegaron al poder, subieron todos los impuestos, y ahora lo que hace el Gobierno es bajar una parte de los que había subido anteriormente”, añadió Mas.

La paradoja de CiU

Sin embargo, lo que quiere impulsar ahora el Gobierno español está en clara sintonía con el ideario político de CiU, que ha cambiado de la noche al día por la falta de ingresos, por la política del Ejecutivo –a juicio del Govern– que ahoga las autonomías y por un acuerdo con Esquerra, que le ha llevado a un esquema impositivo de los más altos de España. Esa es la paradoja.

El Govern de Mas está atrapado ante esa disyuntiva. El conseller de Economia, Andreu Mas-Colell evidenció esa contradicción hace dos semanas, con la presentación de las balanzas fiscales, al criticar también la reforma fiscal. “Yo me sentiría cómodo con una rebaja de impuestos, el problema es si se puede permitir España una bajada de ingresos”, aseguró, para añadir que se estaban poniendo en peligro, en Catalunya, con la política restrictiva del Ejecutivo español con las autonomías, “los pilares del estado del bienestar”.

Las críticas al tripartito

Mas abundó este miércoles sobre el déficit fiscal de Catalunya, calculado para 2011 en más de 15.000 millones de euros, al señalar que está sin control. “No hemos discutido nunca la solidaridad entre territorios, pero el déficit fiscal es desproporcionado, desde siempre, y sin control”, afirmó. Mas, sin embargo, admitió que la situación no se puede solucionar de golpe.

El PSC trató de entrar en la cuestión de la deuda de la Generalitat. El portavoz socialista, Maurici Lucena, recriminó a Mas que haya doblado la deuda, hasta llegar a los 60.000 millones, desde que el tripartito abandonó el Govern. Pero se encontró con un President avezado en esta cuestión que no hizo otra cosa que recordar cómo el tripartito se desvió en su último año de mandato, en 2010, en 4.000 millones sobre el objetivo de déficit.

La herencia recibida, el déficit fiscal de Catalunya y las políticas restrictivas del Gobierno del PP siguen sirviendo a Mas para rechazar las críticas a su gestión. Por ahora.

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