La humedad ambiental prolonga la vida del coronavirus en el aire
Según un estudio estadounidense, la alta humedad puede extender la vida útil del coronavirus en el aire hasta 23 veces
Después de que 239 científicos pidieran a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que cambiara de criterio respecto a la transmisión por el aire del coronavirus, la entidad internacional rectificó y lo dio por hecho. Todavía no es una evidencia científica sólida, sin embargo, cada vez más estudios apuntan a que el patógeno puede contagiar de este modo.
Para profundizar en la materia, varios científicos de la Universidad de Missouri, en Estados Unidos, publican ahora en la revista Physics of Fluids un estudio de cómo el flujo de aire y el flujo de fluidos afectan a las gotitas exhaladas que pueden contener el virus. Entre las conclusiones se encuentra que el aire húmedo puede alargar la vida útil de esas gotas de aerosol cargadas de virus.
Para llegar a estas conclusiones, el modelo de trabajo ha estudiado la turbulencia del aire que afecta a la trayectoria de una gota exhalada. Y el resultado ha sorprendido a los científicos por la importancia que tiene el aire húmedo en este aspecto. Concretamente, los resultados muestran que la alta humedad puede extender la vida del coronavirus en gotas de tamaño mediano hasta 23 veces.
Y es que el tamaño de las gotitas exhaladas de aliento humano y del coronavirus tienen un papel esencial para entender la transmisión por el aire. Las gotas que expulsamos al hablar o toser pueden medir desde aproximadamente una décima parte de un micrón hasta 1.000 micrones. A modo de comparación, un cabello humano tiene un diámetro de aproximadamente 70 micrones, mientras que una partícula de coronavirus tiene menos de una décima parte de un micrón. Las gotitas exhaladas más comunes tienen un diámetro de 50 a 100 micrones, según explica Europa Press.
Las gotas expulsadas por una persona infectada de coronavirus contienen otras sustancias —como agua, lípidos, proteínas y sal—. La investigación tuvo en cuenta el transporte de estas partículas, además de la interacción con el entorno, particularmente a través de la evaporación.
Además, los investigadores pudieron comparar sus resultados con otros estudios de modelado y con datos experimentales sobre partículas de tamaño similar a las gotas exhaladas.
El aire seco, un enemigo del virus
La humedad afecta el destino de las gotas exhaladas, ya que el aire seco puede acelerar la evaporación natural. En aire con 100% de humedad relativa, las simulaciones muestran gotas más grandes que tienen 100 micrones de diámetro que caen al suelo aproximadamente a 1,8 metros de la fuente de exhalación. Las gotas más pequeñas de 50 micrones de diámetro pueden viajar más lejos, hasta 5 metros en aire muy húmedo.
El aire menos húmedo puede retardar la propagación. A una humedad relativa del 50%, ninguna de las gotas de 50 micrones viajó más allá de los 3,5 metros. Los investigadores también observaron un modelo de chorro pulsante para imitar la tos.
«Si la carga de virus asociada con las gotas es proporcional al volumen, casi el 70% del virus se depositaría en el suelo durante la tos —señala el autor Binbin Wang—. Mantener la distancia física remediaría significativamente la propagación de esta enfermedad al reducir la deposición de gotitas sobre las personas y al reducir la probabilidad de inhalación de aerosoles cerca de la fuente infecciosa».