La deuda de Madrid vuelve a crecer pese a los recortes de Botella
Los préstamos alcanzaron los 5.700 millones de euros a finales de 2013 frente a los 2.800 millones de hace cuatro años
La alcaldesa de Madrid, Ana Botella, ha comenzado a bajar impuestos bajo la premisa de que las finanzas municipales disfrutan de una mejor situación y que la elevada deuda del ayuntamiento, engordada con las obras olímpicas, ha comenzado a remitir. Botella eliminará las tasas de basuras y ha prometido la congelación del Impuesto de Bienes Inmuebles, IBI, a partir del 2017.
Pero las propias cuentas elaboradas por la dirección general de política financiera del Ayuntamiento de Madrid muestran cómo la deuda viva del gobierno local se ha disparado durante los últimos cuatro años de forma ininterrumpida. Los préstamos del ayuntamiento ha pasado de 2.800 millones de euros a 5.700 millones de euros durante los últimos cuatro años, según las cuentas municipales. Al cierre de cada ejercicio, la cifra ha crecido en comparación con la del año anterior.
Obligaciones subrogadas
El aumento de la deuda se debe a que el ayuntamiento ha ido asumiendo los compromisos que acumulaban las empresas públicas que finalmente han tenido que ser rescatadas por el consistorio. En 2011, el ayuntamiento asumió el control de Calle 30, la empresa encargada de hacer las obras de la M-30, la autopista de circunvalación soterrada que rodea Madrid, según los datos de la dirección general de la política financiera.
El año siguiente, en 2012 la alcaldía asume el control de las empresas Madrid Espacios y Congresos, con deudas de 265 millones de euros, y la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo, de la que asumió 233 millones de euros de deudas.
Madrid Espacios y Congresos, que gestionó infraestructuras olímpicas como la Caja Mágica y el Madrid Arena, tenía 100 millones de euros de deuda al cierre de 2008. Cuatro años después, la deuda se multiplicó por cuatro aunque ha sido reducida durante los años.
La campaña anticipada
El Ayuntamiento de Madrid anunció la semana pasada un plan para flexibilizar el plan de ajuste, un programa de recortes y austeridad para reducir en 2022 la deuda a niveles manejables. Es una huida con la que la alcaldesa, incapaz de presentar nuevas obras o un proyecto ilusionante, basará su campaña en la reducción de tasas.
El ayuntamiento ha pedido tres rescates al gobierno central para poder pagar las facturas a los proveedores, un programa que el gobierno local tendrá que pagará durante los próximos ochos años. Además de los compromisos adquiridos con el gobierno central, al equipo de Ana Botella se le acumulan las obligaciones. El ayuntamiento deberá hacer frente este año a 77 millones de euros adicionales para asumir los intereses de impagos en expropiaciones y juicios perdidos.