Salvador Illa saca la tijera en Cataluña

La norma de arranque de los primeros presupuestos de Salvador Illa ordena a los consejeros revisar gastos y “liberar espacios fiscales”

El president de la Generalitat, Salvador Illa. Foto: Lorena Sopêna / Europa Press

El president de la Generalitat, Salvador Illa. Foto: Lorena Sopêna / Europa Press

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El nuevo Gobierno de la Generalitat de Cataluña, encabezado por el socialista Salvador Illa, ha pisado el acelerador para empezar el 2025 con nuevos presupuestos. Y lo hace con novedades: el Ejecutivo prepara la tijera en unas cuentas condicionadas al «retorno de las reglas fiscales«, instando tanto a los departamentos como a las entidades a «revisar las asignaciones de gasto», tal como apuntan las normas para elaborar los presupuestos, aprobadas este martes por la consejería de Economía y publicadas este jueves en el Diari Oficial de la Generalitat de Catalunya (DOGC).

Después del fracaso de las cuentas para este 2024, pactadas entre ERC y PSC, el objetivo del Gobierno catalán es comenzar los trámites en noviembre para tirar para adelante unos presupuestos con sus socios prioritarios, los republicanos y los Comuns, con los que ya se han iniciado contactos.

Sin embargo, mientras el acuerdo para 2024 preveía «un nuevo pico de gasto» que consolidaba «la tendencia ascendiente de los últimos años, favorecida por la suspensión de las reglas fiscales», ahora la «regla de gasto» vuelve a tomar peso.

Así, las normas para elaborar los presupuestos justifican la «disciplina fiscal» por el nuevo marco fiscal aprobado por el Parlamento Europeo el pasado 29 de abril, que vuelve a las reglas fiscales suspendidas desde 2020 por la pandemia y la guerra de Ucrania.

El nuevo marco europeo establece como único indicador operativo el crecimiento del gasto primario neto de intereses de la deuda. Este se tendrá que fijar en un plan fiscal estructural a medio plazo.

Eficiencia y reordenación de las prioridades

Illa y su equipo buscan unas cuentas que velen por la «eficiencia y la eficacia en el uso de los recursos públicos», así como la «sostenibilidad de las finanzas a largo plazo». El crecimiento de los recursos se tendrá que «ajustar al cumplimiento de la regla de gasto», por lo que se insta a los departamentos y entidades «a revisar las asignaciones de gasto para maximizar el valor de los recursos públicos».

Los nuevos presupuestos del Gobierno de Illa también pretenden reordenar las prioridades, actuando «con la máxima economía, eficiencia y eficacia». De esta manera, se pretende «liberar espacios fiscales que se puedan destinar a acciones más prioritarias», y se pide «incorporar la evidencia» y los resultados de los planes de avaluación en las propuestas presupuestarias de cada departamento.

Los presupuestos de 2024, «de base»

En febrero de este 2024 el anterior Gobierno del republicano Pere Aragonès anunció un pacto de presupuestos con el PSC de Illa, que finalmente fue tumbado en el Parlament por los Comuns, lo que acabó provocando la convocatoria de las elecciones autonómicas del pasado 12 de mayo.

Ahora, el Ejecutivo socialista ha explicado que, por los plazos de tramitación, no era «factible» intentar aprobar de nuevo esas cuentas, por lo que las negociaciones se están centrando en tener listos los presupuestos para 2025 el mismo 1 de enero.

Aun así, apuntan que lo pactado con ERC «puede servir como base«, pero subrayando que lo que marcará las negociaciones de los próximos meses serán los acuerdos de investidura que se cerraron con los republicanos y los Comuns.

Progreso social y económico

El Gobierno de Illa ha destacado que los presupuestos son su «prioridad fundamental«, para poder financiar otras políticas en materias como educación o recursos hídricos, en un momento de plena sequía.

De esta manera, las nuevas cuestan harán «una apuesta clara y decidida por el progreso social y económico» de Cataluña. Entre las prioridades, se encuentran el talento, el conocimiento y la innovación, además de la sanidad, la educación, la vivienda y los nuevos servicios sociales «que respondan a las necesidades reales de la ciudadanía», así como una «nueva industrialización verde» y una transición digital y ecológica para «generar prosperidad y lugares de trabajo de calidad».

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