Gemma Montull: «Pagamos facturas de CDC con dinero de Ferrovial”
Gemma Montull asegura que era una simple empleada que estaba a las órdenes de su padre y de Fèlix Millet, del que dice que era “el jefe”
Gemma Montull detalló el circuito que recorría el dinero que pagaba Ferrovial en concepto de patrocinios al Palau de la Música hasta que llegaba a Convergència como supuestas comisiones por la adjudicación de obra pública. Aseguró que esta operativa ya se producía con anterioridad a que, en el año 2003, empezase a trabajar en esta institución cultural a las órdenes de su padre, Jordi Montull, y de Fèlix Millet, del que dijo que era “el jefe, el que lo decidía todo”.
La ex directora financiera reconoció los pagos de Ferrovial a Convergència a través del Palau de la Música, pero aseguró que desconocía el motivo: “era por algo, pero no sé por qué”. Insistió en que desconocía si eran comisiones hasta que, con posterioridad, ha visto la documentación que relacionaba ciertos pagos con la adjudicación de obras públicas.
“Mi padre me pasaba órdenes para pasar a limpio, para hacer unos cuadros sobre la entrega de dinero a un partido político. Se que es Ferrovial la empresa que utiliza el Palau para pasar el dinero a Convergència”. Sin embargo, asegura que cuando esto sucedía no sabía que estaba relacionado con la adjudicación de obra pública.
Pagaron a empresas que trabajaban en las campañas de CiU
También reconoció que, con el dinero de Ferrovial, desde el Palau de la Música se pagaron a proveedores de Convergència, a una serie de empresas (Letter Graphic, New Letter, Mail Rent, Hispart, …) que trabajaron habitualmente en las campañas electorales de CiU. Entre otros trabajos, estas sociedades se encargaron de los buzoneos de publicidad o a montar actos para el partido. Gemma Montull admitió que conocía que estas empresas facturaban al Palau de la Música los trabajos que realizaban para Convergència.
Gemma Montull reconoció que con el dinero de Ferrovial, desde el Palau de la Música se pagaron a proveedores de Convergència
Gemma Montull identificó sin ninguna duda a Daniel Osàcar, ex tesorero de CDC, como el misterioso “Daniel” que aparece en la documentación del Palau de la Música como receptor de fondos de Ferrovial. También reconoció que las anotaciones de pagos a GPO correspondían a las comisiones que se llegaban Fèlix Millet y Jordi Montull por su intermediación entre Ferrovial y Convergència. GPO son unas “siglas que Millet y mi padre escogieron al azar” para anotar la parte que les correspondía.
Situó a Millet como “el jefe”, al que todos obedecían
En todo momento se mostró como una simple empleada. Gemma Montull aseguró que figuraba como directora financiera, que es lo que constaba en su tarjeta de visita, pero que nunca ejerció esta función. “Mi grado de autonomía era nulo”, insistió. Relató que era una secretaria más, a las órdenes de su padre, director administrativo del Palau de la Música, y de Fèlix Millet, que era “el jefe”. Según sus palabras, era una simple empleada sin responsabilidades.
Según reconoció Gemma Montull a preguntas del fiscal, Millet y Montull retiraban fondos del Orfeó Català porque no estaba sometido a auditoría pública. Admitió el trasiego de fondos entre las tres entidades vinculadas al Palau de la Música: consorcio, fundación y asociación Orfeó Català.
También admitió que se realizaron obras en los domicilios particulares de Millet, de su padre y en el suyo con cargo a fondos del Palau. No obstante, aseguró que desconocía su origen porque su padre se encargó de las obras y no se lo explicó. En cambio, reconoció que “sospechaba” que las familias Millet y Montull facturaron viajes personales a la institución cultural. «Estos viajes los pagaban ellos (Millet y Montull) a Viatges Baixes, que emitía una factura a nombre del Orfeó Català. Esas facturas afloran a raíz de la inspección”. Sospechaba que esos viajes se pagaban con fondos del Palau. «No tuve una prueba fehaciente, pero podía sospechar que eso era así», precisó.
Asegura que no se ha quedado ni un euro del Palau
Sobre los presuntos delitos fiscales que se le atribuyen, Gemma Montull alegó no tener conocimientos en esta materia tal como corroboran los correos electrónicos que intercambió con los asesores fiscales. A preguntas de su abogado defensor, aseguró, entre sollozos, que “no me quedado ni un solo euro del Palau de la Música”. Se le atribuyó una suma de cerca de tres millones de euros. Recordó que todo su patrimonio está a disposición del juzgado.
La Fiscalía pidió provisionalmente para Gemma Montull una pena de 26 años de cárcel. Su padre, Jordi Montull, ha negociado una substancial rebaja de esta petición de pena a cambio de una confesión en la que precisara dónde fue a parar el dinero del expolio del Palau de la Música.