Felip Puig: la CUP «no puede marcar la política económica del Govern»
El conseller de Empresa i Ocupació insiste en que "tan importante son los objetivos que tenemos como la manera para conseguirlos"
La sensación es de incredulidad. Extrañeza. Los miembros del Govern de Artur Mas viven en una situación de provisionalidad. Creían, sinceramente, tras los últimos contactos, que Artur Mas acabaría la semana como president de la Generalitat. Pero ahora todo parece encaminado a unas nuevas elecciones.
El conseller Felip Puig, uno de los dirigentes de Convergència que tomó una cierta distancia con el proceso soberanista, ha admitido en una entrevista en el programa Converses de la Cadena Cope que pensaba que Mas, en la segunda votación, «sería investido».
No ha sido así. Puig, responsable de Empresa i Ocupació, encargado, por tanto, de las relaciones con los empresarios, y acostumbrado a ver cómo éstos se adaptan a las nuevas situaciones políticas, asegura que, en todo caso, «una formación con 10 diputados no puede marcar la política económica del Govern», en una alusión a la CUP.
Mas «era y es nuestro candidato»
La cuestión es que, para Puig, sería impensable que Mas no fuera reelegido. «Debería pasar algo muy excepcional para que Junts pel Sí renunciara al principal activo que es Artur Mas», asegura. Para el conseller «no puede haber ninguna duda de que Mas era y es nuestro candidato, aunque fuera de número cuatro, porque lo sabía Esquerra, y todos los independientes que fueron en la lista«.
Las próximas semanas serán decisivas. Aunque existe un debate, soterrado todavía en las filas de Convergència, sobre qué hacer en los próximos meses, la consigna ahora está clara: Mas debe ser reelegido antes de las elecciones del 20 de diciembre, porque, en caso contrario, Convergència se vería muy perjudicada, en un comicios, además, en los que se presentará con un nuevo nombre: Democràcia i Llibertat.
«No entra en mi imaginación un Govern que no esté presidido por Artur Mas de aquí a 10 o 15 días», ha afirmado Puig, aunque tampoco se atreve a descartar «del todo» unas nuevas elecciones. El problema para Puig, como para otros dirigentes, es que si ese acuerdo con la CUP no llega en pocos días, existe el riego de que enfríe y se entre en un nuevo escenario hacia las elecciones.
Junts pel Sí debe marcar «los escenarios»
Puig entiende que los objetivos de ese nuevo Govern serían los de seguir adelante con el proceso, pero insiste en que «tan importante son esos objetivos como la manera para conseguirlos», en una reflexión que el conseller ya desarolló hace más de un año, cuando cuestionó la celeridad para convocar la consulta soberanista del 9N.
La alusión de Puig a la CUP han sido constantes, con la idea de que «en democracia las mayorías respetan a las minorías, pero debe ser Junts pel Sí quien marque escenarios, como decidieron las urnas el 27S».
La estabilidad para los empresarios
Los empresarios, según el conseller, lo que desean es estabilidad, «un gobierno estable, que gestione el día a día, además de la construcción de las estructuras de estado», por ello, a juicio de Puig, podría ser posible un Ejecutivo de Mas, con el apoyo desde fuera de la CU. Lo que ofrecería esa garantía de estabilidad, por tanto, sería la propia presencia de Mas.
Puig se ha puesto a disposición de Mas para lo que considere necesario, aunque el conseller de Empresa i Ocupació muy difícilmente podría seguir en el próximo Ejecutivo, condicionado por todos los equilibrios de Convergència con Esquerra Republicana, los independientes, y por los requisitos que pueda plantear la CUP, que sigue teniendo en sus manos el futuro inmediato de la política catalana.
Lo que sí quiere dejar Puig es un mensaje de optimismo. «En las próximas semanas se comprobará que Cataluña sigue generando el interés de los inversores», afirma, con una promesa sobre nuevos proyectos empresariales. También se ha referido a la ayuda del Govern al centro tecnológico de Eusebi Cima, Leitat, al asegurar que Cima no quiso participar en la agrupación de centros tecnológicos que impulsó la Generalitat, pero que «tiene las puertas abiertas, y no descarto que se incorpore».