Tibieza económica y ataque al secesionismo: Feijóo se hace oposición y descarta elecciones
Feijóo da por perdidas sus opciones y se construye como líder de la Oposición ante un Pedro Sánchez al que da todas las opciones como presidente del Gobierno durante una nueva legislatura
«Cuando acabe todo esto, este período, nos daremos cuenta de lo que ha costado». Con estas palabras, el líder del PP, candidato a la investidura hasta viernes, Alberto Nuñez Feijóo, dejó claro este martes que sus opciones de llegar a La Moncloa no prosperarán y que el presidente en funciones, Pedro Sánchez, tiene prácticamente hecha su reelección mediante un pacto con los independentistas. Por lo tanto, no cabría ya una repetición electoral que pudiera alimentar las esperanzas de los populares.
Feijóo sabe que el acuerdo final entre Sánchez y Carles Puigdemont se está cerrando y que su futuro es la construcción de una oposición que esté en disposición de arrebatar el Gobierno a PSOE y Sumar mediante una moción de censura en el plazo de dos años o un adelanto electoral provocado por una crisis en la coalición. Sus intervenciones en el Congreso de los Diputados tuvieron una coordenada principal: posicionarse como principal garante de la integridad territorial en España y la defensa de la Constitución, ante el proyecto de amnistiar a todos los encausados o condenados en el marco del Procés independentista catalán y quizás el acuerdo sobre un referéndum de autodeterminación para Cataluña y País Vasco.
Feijóo endurece su posición territorial
Es por ello que una de las principales medidas que presentó Feijóo en el Congreso fue la aprobación de un nuevo delito de «deslealtad constitucional» para incorporarlo en el Código Penal, además de recuperar penas más altas para el delito de malversación, después de las rebajas del Gobierno actual para favorecer a los independentistas.
Igualmente, realizó una fuerte defensa del marco constitucional y rechazó los privilegios para los partidos independentistas. Un mensaje que naturalmente gustó a los votantes, militantes y dirigentes del PP, que habían visto en las últimas semanas ciertos mensajes erráticos en torno a buscar «un encaje territorial» para Cataluña. Su discurso de investidura cerró de cuajo estas derivadas, dotando de estabilidad a la figura de Feijóo como líder de la oposición a medio plazo.
Su intervención dejó claro que no va a poder contar con el apoyo de Junts o PNV y sí en cambio que estos votos van a ir a elegir a Pedro Sánchez: «Señores del PNV y de Junts. A mí no me han votado para entregarles la autodeterminación o la amnistía. ¿Les han votado a ustedes para que se aplique la política económica de Podemos?»
Un programa económico decepcionante
La contundencia del discurso en torno a los riesgos del separatismo en España, aupado por un Pedro Sánchez que lo necesita, se vio desdibujada cuando Feijóo tuvo que plantear un programa de gobierno en torno al ámbito económico. Se comprometió a una nueva subida del Salario Mínimo Inrterprofesional hasta situarlo en el 60% del salario medio, como recomienda la UE, aunque supondría que España se convirtiera en uno de los pocos países que lo lleva a cabo. Todo ello después de la salvaje subida aplicada por el Gobierno de Pedro Sánchez durante Gobierno, de hasta el 47%, a pesar de que los costes laborales no han dejado de crecer y la productividad empresarial de descender.
Fuera del discurso escrito, resultó todavía más desconcertante que Feijóo planteara desde el atril una competición con el PSOE por ver quién sube más el SMI, una posición enemiga de la prudencia que exige la situación económica española y, sobre todo, que legitima el populismo económico que se ha apropiado del Gobierno de Sánchez y Yolanda Díaz.
El error en su discurso económico se vio agrandado con la extemporánea propuesta de creación de una «jornada laboral flexible» y un banco de horas para trabajadores. Medidas más cercanas a las propuestas de Íñigo Errejón y Más País, y que indudablemente viven de espaldas al inminente frenazo económico en Europa.