España juega el partido trascendental: las cinco incógnitas del 24M
El PP confía en taponar la fuga hacia Ciudadanos y el PSOE en recuperar poder, pero las elecciones de este domingo marcarán el nuevo terreno de juego para el futuro
Este sábado se acabó la Liga de fútbol. Y este domingo no habrá transistores, se escuchen o no a través de los móviles inteligentes. Lo que habrá es un tránsito de ciudadanos hacia las urnas. Más de 35 millones de españoles podrán votar en las municipales y autonómicas, con la incorporación de 386.000 jóvenes, que, tras cumplir los 18 años, podrían ser decisivos.
Y es que España se la juega este domingo. Han ocurrido demasiadas cosas en los dos últimos años, y en lo que se lleva de legislatura, para que los grandes partidos puedan pensar que, una vez más, aguantarán el chaparrón.
Una de ellas, nada menor, es que España tiene un nuevo jefe del Estado, Felipe VI, de 47 años. Es decir, las nuevas generaciones piden cambios, con mejores o peores argumentos, y una conexión más sincera, con mayor empatía, de sus representantes políticos. Eso es lo que está en juego: la propia idea de la democracia representativa, y su eficacia a la hora de resolver los problemas económicos y sociales.
El PP, confiado en el voto oculto
Tanto el PP como el PSOE han sido conscientes de ello. Pero las reacciones han sido desiguales. Mariano Rajoy confía en algo que es consustancial a su carácter: los españoles acabarán decidiendo su voto con algo de temor, –lo desconocido siempre supone un riesgo–, y cree que el propio PP tendrá un mejor resultado de lo esperado, tras conocer todos los sondeos de los últimos meses.
Sin embargo, las propuestas en esta campaña han sido inexistentes, y el fantasma de la corrupción sigue encogiendo al partido. En el caso de los socialistas, la propia imagen de Pedro Sánchez ha sido un revulsivo. El PSOE es consciente de ese cambio generacional, aunque no sepa cómo conectar del todo. Pero ha querido acercarse a las posiciones del gran elemento sorpresivo de la política española, Ciudadanos, el partido que lidera Albert Rivera.
Con el PIB creciendo, con porcentajes cercanos al 3% en 2015, con la creación de puestos de trabajo, pero temporales en su gran mayoría, y que se generan en sectores como la hostelería, el turismo y, en general, en los servicios, el mapa que surja a partir de este domingo será determinante para profundizar o no en las reformas económicas que requiere el país.
Ganadores, pero sin gobiernos
Las cinco grandes incógnitas están relacionadas. La primera hace referencia al ganador de estas elecciones. Con una alta probabilidad, si se atiende a los sondeos, ganará el PP. En la noche electoral, el mapa será de color azul. Y dependerá de quién y cómo ofrezca el mensaje posterior. Porque se puede ganar y no gobernar.
La segunda, por tanto, se refiere a los gobiernos que surjan de estas elecciones, tanto autonómicos como municipales. Sólo en Asturias y Extremadura, el PSOE aparece como ganador, y, también, como posible gobernante. El PP únicamente tiene asegurada una mayoría absoluta en Castilla-León, y, en el resto de autonomías, salvo en las que no hay elecciones, Galicia, País Vasco y Cataluña –en Andalucía las hubo el 22 de marzo, pero todavía no hay gobierno—el PP deberá buscar el acuerdo de Ciudadanos si quiere gobernar.
Se podría decir, por tanto, que el ganador real del 24M pudiera ser Ciudadanos, que, casi por arte de magia, se convertirá en la tercera fuerza municipal de España, después de haber superado con creces a UPyD y las expectativas de crecimiento del partido de Rosa Díez.
Las autonómicas anticipan las generales
La tercer incógnita, así, es conocer el mapa que se dibuja. En España las elecciones autonómicas han avanzado casi siempre el escenario de las elecciones generales. En mayo de 2011 fue muy claro. El enorme poder del PP, que desplazó por completo al PSOE, se plasmó en una mayoría absoluta, la segunda de su historia, tras la de José María Aznar en 2000, meses después, en noviembre de 2011.
Dirigentes del PP consultados consideran que no, que esta vez podría ser distinto, y que los propios electores populares quieren castigar a Rajoy por haber hecho todo lo contrario de lo prometido en 2011 –subida de impuestos, apenas reformas estructurales—pero que volverán al redil en las generales cuando se demuestre que la recuperación económica es seria, y que sus bolsillos notarán la última rebaja fiscal, repartida en dos partes, en 2015 y en 2016. De hecho, creen que también ahora podrían cambiar su voto en el último instante.
Podemos, en Madrid y Barcelona, lo cambiarían todo
Pero hay una cuarta incógnita, que, además, podría romper todo el organigrama que las empresas demoscópicas han trazado en los últimos meses. Podemos, que tiene un problema en estas elecciones, porque no se ha presentado directamente con sus siglas en las municipales, sí tiene presencia en las dos candidaturas principales: Ahora Madrid, y Barcelona en Comú.
Si Manuela Carmena es la ganadora en Madrid, y Ada Colau logra ser la lista más votada en Barcelona, frente a Esperanza Aguirre y Xavier Trias, «todo se puede romper, porque el efecto arrastre sería enorme, y Podemos se podría disparar en las generales», según apunta un experto demoscópico.
¿Rajoy será candidato a finales de año?
La quinta incógnita es qué pasará con el equilibrio interno de los partidos. Mariano Rajoy se ha quedado solo en la campaña electoral, con el apoyo únicamente de María Dolores de Cospedal, la secretaria general del partido, que se la juega, además, como candidata en Castilla-La Mancha. Una derrota sin paliativos este domingo –y eso quiere decir perder Madrid y Valencia, comunidades y ayuntamientos– podría abrir un serio debate sobre su candidatura en las generales.
Lo apuntó, sin pestañear, el presidente de la Junta de Galicia, Alberto Nuñez Feijóo.
En el PSOE el esquema era el mismo. Pero la torpeza o la posición firme de Podemos, Ciudadanos y el propio PP en Andalucía, han dejado tocada a Susana Díez, que, pase lo que pase, seguirá en su comunidad. Pedro Sánchez, por tanto, ganará peso internamente tras el 24M, con otros aspirantes ya en sus propias filas, como Carme Chacón, que, con alta probabilidad, será la número uno del PSOE por Barcelona en las generales.
Las estructuras internas de Podemos y Ciudadanos
En el caso de Podemos y Ciudadanos, sus respectivos liderazgos no corren peligro, pero Pablo Iglesias, –que este sábado jugó un partido de fútbol vestido con la camiseta republicana–, y Albert Rivera tendrán un serio reto: cómo articular ese crecimiento electoral, cómo gestionar estructuras que se han agigantado en pocos meses. Respecto a UPyD, Rosa Díez, que no ha querido hablar de otra cosa que de las elecciones municipales, deberá afrontar un congreso que puede ser letal si el partido apenas obtiene representación.
Es la España que viene. Diferente. Con un esquema de cuatro partidos, que se verán forzados a llegar a acuerdos. Por ello, hasta los propios dirigentes empresariales, siempre reacios a cambios que supongan algún riesgo para la estabilidad, se muestran esperanzados. «Deberán pactar, porque lo esencial es que las instituciones funcionen, no les quedará más remedio», aseguran fuentes empresariales.
Faltan ya pocas horas para esa nueva España.