ERC mueve ficha para dejar a Puigdemont sin excusas
Comín solicita poder delegar su voto en el republicano Sergi Sabrià, con lo que cualquier candidato "efectivo" podría ser investido en segunda vuelta
ERC ha decidido mover ficha en la morosa partida de ajedrez que mantiene desde hace semanas con Junts per Catalunya (JpC) en torno a la investidura de un presidente de la Generalitat, y este lunes ha anunciado que el ex conseller Toni Comín, que sigue en Bélgica a expensas de la posibilidad de ser entregado a las autoridades españolas, ha solicitado poder delegar su voto, como ya había hecho el ex presidente de la Generalitat Carles Puigdemont, y también los diputados que están en prisión provisional.
La delegación de voto, que recaería en el diputado Sergi Sabrià, tendrá que ser debatida ahora en la Mesa del Parlament, y su aceptación, que puede darse por hecha dada la mayoría independentista en la mesa, supondría un cambio de escenario porque hasta ahora, sin poder contar con el de Comín, los grupos de JpC y ERC sumaban 65 votos, insuficientes para investir a cualquier otro presidenciable que no fuera Puigdemont.
Juego de posición
El ex president es el único por el que la CUP aceptaría votar afirmativamente, con lo cual podría ser investido en primera vuelta, si no fuera porque la vía Puigdemont, como ya dejó claro el Tribunal Constitucional, es una vía muerta. De ahí que Esquerra, y con sordina también el Pdecat, no paren de pedir al ex president y su entorno que dejen de alargar el chicle y propongan una investidura efectiva que permita formar gobierno.
El caso es que cualquier otro nombre requeriría de la totalidad de los votos de que disponen los puigdemontistas y los republicanos para poder ser investido en segunda vuelta, es decir, con mayoría simple (66 diputados). Y uno de esos votos, el de Comín, no estaba disponible hasta ahora, con lo que JpC siempre podía alegar, ante la insistencia de Oriol Junqueras y los suyos, que seguir poniendo nombres sobre la mesa también resultaría fútil desde el punto de vista de la mera aritmética parlamentaria.
Con la delegación de voto del ex conseller de Salut, Esquerra elimina esa excusa de la ecuación
Con la delegación de voto del ex conseller de Salut, puro juego de posición, táctica más que estrategia, Esquerra elimina esa excusa de la ecuación, porque a partir de que la mesa de su visto bueno, cualquier candidato “efectivo”, según la terminología usada por los republicanos, podría ser investido en segunda vuelta.
El enigma Comín
La insistencia de Comín en conservar su escaño, su silencio respecto de una eventual delegación de voto y su afinidad con Puigdemont y sus postulados han alimentado dudas respecto de si, llegados a una situación en que los intereses de JpC y ERC chocaran abiertamente, el ex conseller optaría por alinearse con sus correligionarios de Esquerra, a donde fue a parar tras abandonar el PSC, o con los puigdemontistas. En ERC sabían de su negativa rotunda a entregar su acta de diputado, pero contaban con su delegación de voto, y con anunciarla cuando les pareciera más oportuno.
De hecho, el documento en el que Comín solicita delegarlo en Sabrià, que ERC difundió y entró en el registro del Parlament este lunes, está fechado el 9 de abril, es decir, hace dos semanas que los republicanos cuentan con la luz verde de Comín para pedir el voto delegado, pero, con independencia de la fecha, es ahora cuando han considerado «conveniente» formalizar la petición, según fuentes de Esquerra.
Primero, la ley de presidencia
En JpC, sea como sea, van paso a paso, y no se plantean poner ningún otro nombre sobre la mesa al menos hasta que se cierre el próximo capítulo del serial, el de la reforma de la ley de presidencia, que la formación quiere impulsar para avalar una investidura a distancia de Puigdemont.
Se trata de un intento que los neoconvergentes esperan que se produzca a partir de la semana que viene, entre el 2 y el 7 de abril, y que solo tiene visos de ser recurrido al Tribunal Constitucional y quedar en el mismo limbo en que quedaron los intentos de investir al ex president, Jordi Sànchez y Jordi Turull, pero que sirve para rellenar con aparente contenido unos días más de la cuenta atrás hasta el 22 de mayo, fecha límite para la investidura.