“El procés es un gatillazo”
Santiago Mondéjar presenta en Madrid su nuevo libro ‘A golpes con el Estado’. El periodista Javier Fernández Arribas ejerce de anfitrión
Seamos vulgares antes de escribir sobre la presentación en Madrid de A golpes con el Estado (ED Libros), de Santiago Mondéjar. Seámoslo: “el procés es un gatillazo”. El arquitecto del 3%, padre del clan substractivo y papa in pectore de la Iglesia en Cataluña, Jordi Pujol, lo tenía todo previsto para dentro de unos años. Citemos, por ejemplo, el 2050. Ese, más o menos, era el momento. No antes. Sabía Pujol que el riesgo de anticiparse es el mismo que afronta un adolescente de los que cree que el control del onanismo da tablas suficientes para ir a mayores… y volver con éxito.
La adolescencia, al menos en los chicos —al menos en mi caso—, se reduce a un problema de reparto. Antes de los 20 años carecemos los varones de la práctica suficiente para distribuir la sangre con eficiencia en nuestro cuerpo. Debido a ello, solo la movemos de un órgano a otro. Así que suele pasar que todo el plasma queda concentrado en zonas alejadas de la cabeza. No piense mal del todo. Por momentos se atasca en los bíceps. Antes de consumar, hay que ligar. Hay que pavonear.
Pujol sabía que en Cataluña solo se puede, por ahora, desplazar la sangre de un lado al otro. A diferencia de los teens, ello no es por falta de habilidades, sino por la escasez de materia prima. Tenía calculado el honorable del 3% que aun faltaba, al menos, una generación por madurar antes de tener la savia suficiente con la que aguantar el tronco. Entiéndase tronco, por favor, “como el pal de paller” al que tanto se refirió en vida política.
El procés surge por un problema de salarios que un adolescente político no supo gestionar
Cometió Pujol un error en su meticulosa estrategia de los 10 golpes al Estado —recogidos en el ensayo de Mondéjar—: Artur Mas, otro ente sin control sanguíneo. Pero seamos empáticos. Imaginemos juntos la escena: Andreu Mas-Colell llega el primer día a la consejería de Economía y se encuentra facturas impagadas de la era Castells, incluso, dentro de la máquina de vending.
Santiago Mondéjar en su presentación del libro ‘A golpes con el Estado’ (ED Libros)
¿Qué haríamos?
Pues lo que hizo Mas: ir pitando a la Moncloa a pedir dinero. Pero cómo Mariano Rajoy no lo tenía, no pudo dárselo. Desde ese preciso momento la sangre de Mas se distribuye en modo pavoneo, dejando desnudas sus neuronas. Y así Mas diseñó una pelea de patio.
Algo debía hacer: en Cataluña, la Generalitat tiene en nómina a uno de cada diez trabajadores. No hay cifras consensuadas sobre cuántas más dependen indirectamente de la administración catalana: desde subvenciones hasta proveedores. La opción de admitir la quiebra no computaba. El procés surge por un problema de salarios que un adolescente político no supo gestionar. Y cómo barruntaba Pujol, apretó el botón muy pronto. En el paller hay muchos, pero no los suficientes.
Años después, como persistía la ausencia de pericia sobre el control de flujos, Mas elevó al preadolescente Carles Puigdemont. Y todo acabó como un botellón de pueblo: fiestazo, momentazo, gatillazo y castañazo.
Mondejar, autor de ‘A golpes con el Estado’, concede una victoria al independentismo: la solución al procés vendrá de fuera de España
La teoría anterior parte de una charla con Santiago Mondéjar durante la presentación en Madrid de A golpes con el Estado. Nos dijo, en compañía del periodista Javier Fernández Arribas, que “el procés fue un gatillazo”. Él está convencido de que el mayor error del independentismo fue precipitarse. No era el momento. Inferí que las actuales discusiones del ámbito independentista flirtean con el paralelismo de dos amigos que maduran a diferentes velocidades.
Los tortazos y un éxito del independentismo
Esquerra se ha dado cuenta de que Pujol, quizá, tenga razón. Puigdemont sigue de garrafón. Los de Oriol Junqueras quieren “ampliar la base”. Y, para su suerte, topan con un PSOE, el de Pedro Sánchez, dispuesto a alejarse cada vez más de la centralidad. Los golpes constantes que se dan al Estado desde el independentismo catalán, los diez que Mondéjar relata en su nuevo ensayo, están pensados para lograr el 70% de las adhesiones. En ese momento, sí habrá sangre suficiente para cumplir y romper con España… sin gatillazos.
Durante la conversación con Móndejar y Fernández Arribas en la librería Lé, la discusión pivotó sobre el momento en el que se conseguirá. No en si se conseguirá.
El editor del libro, Juan García —también editor de Grupo ED— mostró su convencimiento de que “sucederá en pocos años”. “Y estoy convencido de que pasará en una Cataluña mucho más pobre”. Mondéjar no ve el momento tan cercano. Sorprendió a los asistentes al quitar importancia al control de la educación que ejerce la Generalitat. “Fijaos que necesitan espías en los patios porque fuera de clase no se habla en catalán”.
Puede que sea otro de los tortazos con la realidad que se ha dado el independentismo en los últimos años. El autor los lleva a sus páginas. Pero Mondéjar concede, al menos, un éxito a los líderes separatistas: “la solución vendrá desde una Europa mucho más federal”. Con su respuesta castró la eficiencia de cualquier estrategia interna. Finalmente, la concurrencia de administraciones supranacionales parece inevitable, a juicio de Mondéjar. Punto para los independentistas. Van madurando.