El Gobierno se divide ante la desescalada
La presión de Unidas Podemos y la votación de este miércoles de la prórroga del estado de alarma obligan al PSOE a rectificar con las salidas de los niños
No solo la descoordinación del gobierno de coalición ha quedado al descubierto con las medidas para dejar salir a los niños de casa, sino también la fuerza de Pablo Iglesias —y de Podemos—, que obligó al PSOE a rectificar su plan respecto a los menores, que, desde este domingo, podrá salir a pasear y no solo a la compra, como había anunciado la portavoz del Gobiern, María Jesús Montero.
Una vez que se confirmó la rectificación, Iglesias salió a celebrar su victoria en Twitter. «Nos congratulamos de que se adopten las recomendaciones que ha venido planteando nuestra Dirección General de Derechos de la Infancia y de la Adolescencia», dijo, adjudicando así a los dirigentes de Podemos en el Gobierno el triunfo sobre el PSOE.
La secuencia de cómo había que desconfinar a los niños deja, en realidad, un imborrable surco de bandazos del gobierno de coalición. El pasado sábado 18 de abril, Pedro Sánchez anunció que pediría este miércoles 22 una nueva prórroga del estado de alarma, y deslizó que los niños podrían salir un rato de casa para «disfrutar un rato del aire libre».
Sin embargo, este martes, el Consejo de Ministros aprobó poner fin al encierro infantil, pero dejó atrás la promesa de que los padres iban a poder pasear a los más pequeños al «aire libre», puesto que la portavoz Montero explicó que, en realidad, los padres solo podrán sacar a sus niños para que les acompañen en las tareas contempladas en el estado de alarma, como ir a hacer la compra, a la farmacia o al banco.
Con sus palabras, la portavoz del Gobierno sepultó un informe de la Dirección General de Infancia, dependiente del ministerio de Pablo Iglesias, que —en un manifiesto ejemplo de las peleas internas del Gobierno— fue rechazado en el consejo de ministros y rescatado solo unas horas despés.
La oposición, desde luego, no escatimó en sus críticas al Gobierno al no dar crédito a que los niños pudieran acompañar a sus padres al supermercado pero no caminar durante unos minutos por la calle, cuando en principio hay más riesgo de contagio en los establecimientos que en el exterior.
El problema es que las quejas no solo venían del PP y Cs, sino también de parte de algunos de los socios de investidura de Sánchez a falta de pocas horas de la votación (este miércoles) de la convalidación de la segunda prórroga del decreto de alarma en el Congreso.
El asunto escaló hasta convertirse en la polémica del día, lo que llevó a Sánchez a pedir a su ministro de Sanidad, Salvador Illa, a realizar una rectificación en rueda de prensa a última hora de la tarde.
«Este es un Gobierno que escucha», argumentó el ministro de Sanidad, antes de confirmar el giro en los acontecimientos. Este próximo fin de semana emitirá una orden para que los niños menores de 14 años «puedan dar paseos» más allá del supermercado. Unos minutos antes, Pablo Echenique (Podemos) ya avanzaba en otra comparencia su optimismo respecto a la rectificación a sabiendas de que Podemos se había impuesto al PSOE.
La tormenta del encierro infantil
Podemos puso toda la carne en el asador para doblegar al PSOE. La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, por ejemplo, una figura fuerte en el entorno morado, cargó contra Sánchez por la decisión y exigió al Gobierno una aclaración urgente, considerando que los niños deberían poder salir a pasear.
La parte socialista del gobierno de coalición comenzó a asumir que no tenía más remedio que virar porque había demasiado en juego en vísperas de la votación el Congreso. Moncloa informó de que concretaría más detalles después de una reunión de técnicos en la que se revisaría la medida, con participación de la vicepresidencia de Iglesias, Sanidad y el equipo de desescalada de Teresa Ribera.
Fue, precisamente, después de esa reunión que Salvador Illa comunicó la rectificación, lo que dejó al descubierto la descoordinación y las tensiones del Ejecutivo.
Illa defendió que «el Gobierno ha actuado y va a seguir actuando con máxima prudencia» y señaló que el decreto ley de la prórroga del decreto de alarma le habilita para tomar decisiones como la de permitir que los niños salgan a pasear. «El Gobierno está actuando en esto con la sociedad, escuchando a la sociedad», se justificó, pero sin explicar en ningún momento si el Ejecutivo se está escuchando a sí mismo, dada la discordia que despertó la polémica.
El desliz logra unir a la oposición
Los socios de Sánchez, en realidad, lo habían acorralado. El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, uno de los socios de investidura de Sánchez, criticó que «dejar salir a los niños no es dejarles acompañar a sus padres a los recados» y demandó «franjas horarias establecidas por edades y zonas de juego habilitadas y controladas para ello». El líder de Más País, Íñigo Errejón, también dijo que «el Gobierno debería rectificar» porque en los espacios cerrados como los supermercados «hay más riesgo de contagio».
Por si fuera poco, también la oposición presionó. Partidos que, pese a sus diferencias con Sánchez, hasta ahora han apoyado las prórrogas del estado de alarma, como lo son PP y Cs, transmitieron su recelo por la decisión. Inés Arrimadas urgió al Gobierno a no tomar medidas «improvisando y sin consenso», y Pablo Casado reclamó una rectificación del Gobierno tras «10 días pidiendo que los niños puedan salir tras un mes confinados».
El líder de Vox, Santiago Abascal, aseguró que los miembros del Ejecutivo «han perdido cualquier rastro de sentido común». Y hasta en el entorno del PSOE se han suscitado críticas. «Con todo respeto y mucha disciplina: ¿los niños pueden ir al súper y no pueden dar un paseo cerca de sus casas? No puede ser», dijo la exeurodiputada socialista Elena Valenciano.